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«Aumentar la edad de acceso al primer móvil es positivo. La edad media se sitúa ahora en los diez años y hay niños que ya tienen un 'smartphone' antes», explica David Cortejoso, secretario del Colegio Oficial de Psicología de Castilla y León y psicólogo ... experto en nuevas tecnologías. Cortejoso recuerda que, según reflejan estudios como los realizados por Unicef, el tiempo máximo frente una pantalla para niños de cero a dos años es de cero minutos, de tres a cinco años de una hora y de los seis a los quince de un máximo de dos horas. Frente al uso que algunos centros hacen del dispositivo de manera didáctica, el psicólogo concreta que lo ideal es que no se disponga y sea el centro quien ceda a los alumnos los aparatos tecnológicos para realizar la actividad en cuestión. Desde el propio Copcyl ya pedían a los profesores de Educación Secundaria que evitaran pedir a los alumnos llevar al aula el dispositivo con algún fin didáctico. «Los profesores también deben tener formación, no se pueden convertir en un policía en el aula para que el móvil no sea un elemento distractor. En clase no es una herramienta adecuada», concreta.
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Sergio García
Desde el Colegio también defienden el uso de las aplicaciones de control parental. «Son una ayuda imprescindible. Mínimo hasta los 14 años», apunta Cortejoso. El psicólogo explica que su uso permite luego educar, ya que da información a los padres sobre los patrones de conducta de los hijos en internet, los tiempos de uso y qué cosas buscan en internet. «Sabiendo esto, los padres luego pueden detectar las conductas que son negativas y educar en base a ello», agrega. Cortejoso añade que cuando un niño quiere un teléfono móvil no es para hacer llamadas. Es decir, quieren un 'smartphone' con acceso a internet, donde poder descargar redes sociales y tener acceso a juegos. «Algunas aplicaciones como Whatsapp no permiten su uso a menores de 16 años, por eso no es congruente que tengan un dispositivo con acceso a ello», recuerda. Otra de las herramientas que se pueden utilizar de control parental permiten a los padres tener en un mismo dispositivo dos menús principal, uno para ellos y otro para sus hijos, donde pueden seleccionar las aplicaciones que se pueden utilizar y donde solo se puede salir a través de un código que seleccionan los padres.
El psicólogo también comenta las contradicciones en algunos centros educativos donde los profesores piden a sus alumnos crear grupos de Whatsapp para enviar deberes. «Contrasta porque se pide a niños que no superan esta edad y que no deberían tener acceso a esa red social», explica. Cortejoso finaliza recalcando que acceder a los contenidos en internet a edades tempranas hace que se «normalicen» conductas que no lo son. «Los padres se tienen que poner las pilas y las familias deben unificar criterios, también con el resto de la comunidad educativa. Ojalá se termine regulando», culmina.
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