En 2025 habrá un nuevo tributo, la tasa de basuras que la Unión Europea (UE) ha fijado como obligatoria bajo un concepto de máximos: quien contamina, paga. A más tardar, en abril, cuando se cumplirán los tres años desde la aprobación de la norma. «La ... ley te da una serie de requisitos, como que no puede ser una tasa deficitaria, sino que debe cubrir todo el servicio, desde la recogida hasta el tratamiento, vigilancia… Veremos cómo se afronta», explica Francisco Blanco.
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Antonio G. Encinas
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Porque la normativa presenta muchas dificultades. Por un lado, se trata de que pague más quien más residuos produzca. Por otro, refuerza la necesidad de reciclar, lo que conlleva un esfuerzo para las familias, especialmente las que viven en pisos más pequeños. En total habrá que recaudar, según una primera estimación que aún es provisional, en torno a 18 millones de euros. Una cifra que sale del informe del mes de septiembre de la Intervención municipal. En el año 2022 «el coste del servicio de recogida de residuos ha sido de 10,1millones de euros y [el coste del] tratamiento de residuos, 3,2 millones de euros, a lo que hay que añadir el impuesto al depósito de residuos en vertedero, la incineración de residuos» que determina la ley, estimado en 2023 en unos «4,6 millones de euros». En total, 17,9 millones de euros.
La dificultad está en la personalización del tributo, en cómo gestionarlo. Hay propuestas encima de la mesa, pero Blanco confía en que «antes de la fecha límite, llegue un desarrollo reglamentario de la ley, como ocurrió con la Zona de Bajas Emisiones», que explicite bien qué medir y cómo aplicar la tasa.
Por de pronto, el documento de trabajo que ya está sobre la mesa de los técnicos y del concejal refleja estas dificultades y las alternativas que se barajan en Europa. Primero, se contempla la posibilidad de establecer una cuota fija y otra variable, porque hay viviendas vacías, locales comerciales y otros casos que, de no generar residuos, no tendrían que pagar, en teoría. Qué ocurre con las comunidades de propietarios. O en qué se basaría la cuota variable: consumo de luz o gas, número de residentes, tipo de actividad... También se pueden establecer bonificaciones de hasta el 95% en los casos de domicilios con rentas muy bajas, pero como el servicio no puede ser deficitario y debe costearse íntegramente con la recaudación de la tasa, ¿se repartiría el coste de esas bonificaciones entre el resto de los usuarios?
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Como habría que gravar a cada ciudadano-domicilio por los residuos que genere, también sería preciso utilizar mecanismos que permitan evaluar esta cantidad. En Europa se ha probado con la recogida puerta a puerta de bolsas que identifican a cada usuario (y solo se recoge en determinados días, por ejemplo), o con una tarjeta personal que sirva para acceder al contenedor. Otra opción que se contempla es la de vender bolsas de basura específicas en las que parte del importe corresponda a la tasa. A más bolsas, más tasa.
Queda un año por delante y solo hay algo seguro. En Valladolid, como en el resto de municipios españoles, habrá un nuevo tributo en 2025 para pagar la recogida y el tratamiento de basuras. Sin que aún se sepa ni cómo se va a pagar ni cuánto va a suponer.
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