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Más de 400 municipios han instalado sensores inteligentes para gestionar servicios públicosHa dejado de ser el futuro. Los sensores inteligentes ayudan a prestar servicios a los ciudadanos en municipios rurales. Algunos muy pequeños. Es la digitalización aplicada a la cosa pública que se extiende por el mapa de Castilla y León a través del programa ... Territorio Rural Inteligente desarrollado desde la Junta y que ha instalado sensores en más de 400 localidades de la comunidad: en depósitos de agua, contenedores de basura, casas consistoriales, iluminación, edificios históricos, silos de salmuera para garantizar el tráfico en invierno, cauces de ríos...
Es un programa que pilota la Consejería de Movilidad y Transformación Digital y que crece año a año. Empezó 2023 con alrededor de 2.000 sensores activados y estrenará 2024 con 3.300. «Cuando hablas con los alcaldes y los responsables de los servicios públicos de los ayuntamientos y las diputaciones, lo primero que te trasladan es el ahorro en tiempo y la tranquilidad de conocer en tiempo real los datos», resalta María González Corral, consejera de ese departamento autonómico. El presupuesto invertido este año supera los 2,7 millones de euros y la previsión de la consejería seguir invirtiendo cuantías similares, que podrán variar en función de la captación de fondos europeos para proyectos concretos.
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El Norte
La última tanda de sensores ha monitorizado 33 puntos de tramos de la red autonómica de carreteras que están abonados a las heladas en cuanto llega el frío. Esos dispositivos permiten conocer las condiciones ambientales a pie de asfalto, desde la temperatura en la calzada al punto de rocío. Con esa información sólo se esparcen fundentes a tiro hecho, porque los datos confirman que se cuajará el hielo en la carretera y no de manera preventiva sistemática. Hay un ahorro que además repercute en la conservación de la vía, porque el empleo continuado de esas sales que combaten las placas de hielo termina degradando el firme.
Esa optimización de recursos que permiten los sensores es clara en el caso de los instalados en contenedores de residuos sólidos urbanos. Territorio Rural Inteligente tiene 1.100 puntos de recogida monitorizados. En la provincia de Segovia hay 77 municipios con menos de 100 habitantes con sensores en sus contenedores y eso permite ajustar los desplazamientos del camión, con un ahorro de combustible cuantificado en un 30%. Una salida de ruta para vaciar un contenedor en una pequeña localidad puede suponer 20 kilómetros. Es tiempo y gasóil. El sensor de llenado evita viajes para volver casi de vacío.
Las instalaciones en contenedores, junto con las de depósitos de agua, son dos tipos de monitorizaciones muy demandadas porque facilitan el quehacer diario de alcaldes y operarios municipales. Hay una antes y un después en la tarea del alguacil. El coste de un sensor es variable, en función de lo que mida. Oscila entre los 250 o 300 euros de los que marcan el nivel de llenado de un contenedor, los más sencillos, y los 4.000 euros que pueden suponer un dispositivo de control de aguas.
En Año Nuevo habrá 450 sensores operativos en sistemas de abastecimiento de agua potable, desde caudalímetros que detectan fugas en la red, a elementos que miden la calidad del agua, principalmente el nivel de cloro y gradúan el tratamiento o detectan fallos en la instalación si se va la luz y avisan a los responsables municipales. En la localidad abulense de Mediana de Voltoya se ha instalado hace poco más de tres meses un sonda medidora de nitratos en el agua y en ese breve tiempo ya han notado una reducción de consumo eléctrico y de sal en la desnitratadora que potabiliza el agua que llega a las casas.
En sensores 'acuáticos' hay una vertiente piscinera que se ha probado con éxito en cuatro instalaciones con sondas de temperatura, de ph, de cloro y de turbidez. Miden la calidad del agua de continuo y ofrecen a los bañistas esa información a través de pantallas instaladas en los recintos.
El abanico de campos en los servicios públicos en los que pueden ser operativos los sensores es crecedero. Están también las edificaciones. Desde cualquier inmueble municipal a bienes culturales. La Junta desarrolla a través de la Diputación de Valladolid una experiencia sobre edificios inteligentes, con incidencia en la mejora de la eficiencia energética, y avanza en la monitorización de 24 iglesias en la provincia de Soria. Esta incursión en la aplicación de la sensorización inteligente a bienes que son patrimonio cultural parte de una iniciativa desarrollada en el Castillo de Peñafiel, la villa romana palentina de La Olmeda o templos del Románico Atlántico.
Una tecnología que está implantada en los puentes sobre el Sil en Ponferrada, con sensores que permiten gestionar crecidas, y que avanza en la instalación en aparcamientos, con dos experiencias en Ciudad Rodrigo y Peñaranda de Bracamonte con las que se guía a los conductores mediante paneles y una aplicación móvil para evitar tráfico innecesario por calles en las que no hay plazas de estacionamiento libre. Esos sensores permiten monitorizar el uso de los aparcamientos de vehículos eléctricos, para conductores con movilidad reducida, de carga y descarga...
La Junta da soporte al despliegue de sensores con una plataforma que es gratuita para los ayuntamientos y diputaciones. «Y abierta, puede incorporarse cualquier tipo de sensor», subraya María González Corral. «Buscamos que los ciudadanos del medio rural tengan herramientas que les hagan más fácil su día a día y a también a las pequeñas empresas y autónomos», resume la consejera de Movilidad y Transformación Digital, que destaca la «apuesta» que se hace desde su departamento por el despliegue de sensores, pero también por el asesoramiento para dar con las soluciones más adecuadas a cada caso y la formación a las plantillas municipales que manejan esta tecnología.
Son 23 casas consistoriales, cuatro bibliotecas y otras tantas casas de cultura y centros cívicos, tres guarderías, dos edificios polivalentes, un polideportivo, un vivero de empresas y un centro de salud la avanzadilla del programa de edificios inteligentes que impulsan la Diputación de Valladolid y la Consejería de Movilidad y Transformación Digital en 42 localidades de la provincia.
«Aplicamos la premisa de que lo que no se puede medir, no se puede mejorar», explica David Esteban, alcalde de Medina de Rioseco, vicepresidente segundo de la Diputación y diputado de Innovación Digital, Contratación y Gobierno Abierto.
La sensorización de esos 43 edificios permite medir con fiabilidad cuestiones como el consumo de energía eléctrica, de gas o agua y monitorizar variables meteorológicas en el exterior o de intensidad lumínica y calor en interiores, de manera que esa información permite tomar decisiones a los responsables municipales y programar servicios.
«Ahora estamos probando otra serie de sensores en modo piloto... de ruido, de inundación, contadores de personas, cerraduras inteligentes o monitorización de gases», describe David Esteban. El primer efecto de la implantación de sensores es la detección de picos de consumo, que así se atajan. Eso supone un ahorro en recursos públicos. El diputado provincial destaca un aspecto que valoran positivamente los alcaldes que se han implicado en la avanzadilla de los edificios inteligentes y es que el programa, que supera el presupuesto del millón de euros, incluye diez años de mantenimiento de la tecnología.
El Ayuntamiento de Cabezón de Pisuerga cuenta con esta tecnología instalada desde hace unas semanas. Han implantado sensores de captación de presencia para el apagado de luces, una estación meteorológica y una red de baja frecuencia que permitirá pasos más avanzado más adelante. Un ejemplo de ese futuro inmediato es la posible instalación de cerraduras inteligentes en el polideportivo, el punto limpio o el cementerio que se podrían monitorizar a distancia o la posibilidad de apagar desde un teléfono móvil zonas de alumbrado público si se detecta alguna avería o problemas de funcionamiento que lo aconsejen. «Las posibilidades que abre este proyecto son muchas», reconoce Sergio García, alcalde de Cabezón de Pisuerga. Los 42 municipios donde se está llevando a cabo el plan son Alcazarén, Aldeamayor de San Martín, Boecillo, Cabezón de Pisuerga, Campaspero, Cigales, La Cistérniga, Cogeces del Monte, Fresno el Viejo, Fuensaldaña, Íscar, Matapozuelos, Mayorga, Medina de Rioseco, Mojados, Mucientes, Nava del Rey, Olmedo, La Pedraja de Portillo, Pedrajas de San Esteban, Peñafiel, Pollos, Portillo, Quintanilla de Onésimo, Renedo de Esgueva, Rueda, San Miguel del Arroyo, Santovenia de Pisuerga, La Seca, Serrada, Simancas, Tordesillas, Traspinedo, Tudela de Duero, Valdestillas, Valoria la Buena, Viana de Cega, Villabrágima, Villalón de Campos, Villanubla, Villanueva de Duero y Zaratán
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