El 'tardeo', una moda obligada que llega a Valladolid para quedarse

Encontrar una mesa libre se antojó misión imposible durante la mayor parte del tiempo. Zonas de ocio como la Plaza Mayor, la de la Universidad, Poniente o el entorno de la Catedral recuperaron por momentos ese color y olor especial que el virus les arrebató durante semanas. Grupos de todas las edades –la mayoría reducidos, de no más de cinco o seis personas, aunque también hubo quienes rozaron el límite de aforo permitido en reuniones– aprovecharon el primer sábado tras la reapertura de la hostelería para disfrutar de una copa con los amigos y cenar al aire libre. Casi todos sin mascarillas, eso sí. La distancia de seguridad recomendada, de al menos dos metros, desaparecía por momentos.

En la Plaza Mayor, los establecimientos no pararon «en todo el día». Lo reconoció el propietario de Ole con Ole, José Luis Pérez, quien mostró su entusiasmo por el «buen recibimiento» de los clientes, que acuden «desde bien pronto» a arropar a la hostelería. «No paramos en todo el día; cerramos incluso un poco antes para que el personal descanse», afirmó. «Se está notando cada vez más que la gente sale más de día; yo creo que es posible que el 'tardeo' llegue para quedarse. Es evidente que los bares de copas van a seguir existiendo y así debe ser porque hay mucha gente que vive de ello, pero sí que hemos percibido un cambio de tendencia incluso antes del virus», matizó.

«Hasta la bandera» estuvieron también La Cotorra y La Cacatúa. El dueño de los locales, Carlos de Andrés Montalvo, reconoció que colgaron el cartel de «completo» no solo el sábado, sino también durante toda la semana. Asimismo, evidenció su «deseo» de que comenzar a tomar copas por la tarde no sea un mero espejismo. «En principio es la única opción que hay ahora mismo, aunque sí que es cierto que la gente está respondiendo muy bien; hemos percibido que gusta cada vez más salir y a la una o dos a casa, sobre todo a la gente más mayor», señaló.

No hubo «ni una mesa libre» entre las siete de la tarde y las dos de la madrugada en la terraza del Apple Rose, cerca de la Plaza de la Universidad. Allí, explicó su gerente, Vidal González, las tardes «vienen funcionando de maravilla». «Y ahora, con todo esto, yo creo que la gente se va a animar mucho más al 'tardeo'; creo que puede ser una fórmula que funcione muy bien», incidió. Los bancos y las proximidades de Las Moreras también se llevaron parte del alboroto de la calle. La capital superó con éxito su primer sábado en la fase 1. Prueba de ello es que la Policía Local no interpuso ninguna denuncia ni realizó advertencias a los bares por cuestiones relacionadas con el aforo, el distanciamiento social y los horarios. Tampoco hubo botellones. Tan solo intervinieron antes de que se produjera un encuentro «masivo» para beber en Puente Duero, convocado en redes.