De tapeo con Reyes Calderón: «Las patatas a la importancia son un plato que me recuerda a mi infancia»

Precisamente, cuando vuelve a su ciudad natal, además de visitar a su madre «suelo pasarme el día comiendo junto a los míos; no solo porque aquí se come muy bien, sino porque estas ocasiones son un momento en el que es más importante lo que hay alrededor de la mesa que sobre ella», sentencia. Además, la escritora y economista disfruta paseando mientras es testigo de los cambios y novedades que ofrece la ciudad, especialmente en las calles que la vieron crecer: «El entorno cercano a la Plaza Mayor, donde se encuentra la calle Correos o la iglesia de Nuestro Padre Jesús Nazareno es una zona que me encanta».

En el aspecto gastronómico, la escritora afirma que «en Valladolid se come bien en cualquier sitio». Sin embargo, reconoce que «hay lugares por los que se tiene una afinidad especial». De entre ellos, destaca el emblemático Café del Norte, ubicado en el número 11 de la Plaza Mayor: «En cierto modo me recuerda, como indica su nombre, al norte y al mar, que de hecho, es una de mis pasiones», comparte la autora.

Valladolid es una ciudad donde salir a tomar tapas y pinchos es toda una tradición que agrada a locales y visitantes por igual, trascendiendo lo meramente gastronómico hasta convertirse en la ocasión perfecta para dar pie a conversaciones o reencuentros con seres queridos. A este respecto, la escritora afirma que «lo mejor de los pinchos es ir probándolos de un sitio a otro». Sin embargo, si tuviera que escoger uno, se quedaría con Los Zagales de Abadía, en el número 13 de la calle Pasión: «En este rincón cercano a la Plaza Mayor ofrecen comida tradicional con un toque de creatividad fantástico». «Además, los pinchos son de un tamaño adecuado», confiesa entre risas.

Avanzando en el día, para aquellas comidas —o cenas— más contundentes, Reyes Calderón recomienda la carta del restaurante Talavera Gastronomía, ubicado junto a la Casa de Cervantes (Calle Rastro, 1). «Ofrece muchos platos estupendos, aunque destaco especialmente las patatas a la importancia, una receta que ya casi no se hace por todo el proceso que requiere. Personalmente, me trae recuerdos de mi infancia». Por otro lado, para las cenas, una de sus recomendaciones gastronómicas está en el Restaurante Miguel Ángel (calle Mantilla, número 1): «los arroces o los pescados por la noche son fantásticos».

A pesar de que la economista y escritora confiesa «no salir en la actualidad tanto como antes», comparte un rincón no muy conocido ubicado en el centro de la ciudad: «En el propio Café del Norte existe un patio, conocido como 'Club 150', donde se puede tomar una copa de forma muy agradable por las noches».

Dejando de lado lo culinario, uno de sus rincones especiales en la ciudad es la esquina de la calle de los Molinos (antigua calle de José Antonio) con la calle Correos, en la que anteriormente existía una carbonería: «Cuando vivía en esa calle, solía ver al carbonero por las mañanas, quien siempre llevaba un saco en la cabeza y cargaba con los cestos de carbón». «Era una escena que me daba cierto miedo, pero a la vez me producía curiosidad ver a aquel personaje de cara negra y manos blancas. Se ve que de pequeña ya me atraía la novela negra», afirma entre risas para, a continuación, recordar también las tardes de juegos y meriendas en la cercana Plaza de Poniente. Precisamente, «ese rincón entre Poniente y la carbonería, con la iglesia de fondo, sin duda es algo especial para mí. De hecho mi primera novela se desarrolla en esa zona», concluye la economista y escritora Reyes Calderón.