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No pienses en términos de fracaso o frustración, ya que el escenario no es habitual. Es una misión de alcance mundial en la que nuestra contribución está siendo valorada por el resto de la población». Es un mensaje de toma de perspectiva, una de las nueve recomendaciones incluidas en la guía para profesionales sanitarios en situación de sobrecarga emocional. Irene Muñoz León, psiquiatra del servicio de salud mental del hospital Río Hortega, trabaja en el programa de atención psicológica del personal sanitario y es una de las impulsoras de la elaboración de esta guía, además de otras dos orientadas a instruir sobre cómo informar a familiares de pacientes de covid-19 y los cuidados durante la cuarentena.
Los expertos
«A nivel emocional estamos en una montaña rusa, con momentos de vivencias positivas y la sensación de estar ayudando, pero también de abatimiento, de que no llegas a todo, en situaciones a veces de una magnitud inmanejable, en contacto con pacientes graves y siempre con muchísimo sufrimiento alrededor», relata Irene López Muñoz.
En primera línea de trinchera, desbordados por la letalidad y la carencia de medios en buena parte de la pandemia, inmersos en jornadas agotadoras, en el temor a contagiar a los suyos cuando llegan a casa, el coronavirus hace mella en su mente. «Cuando llevábamos una semana de cuarentena vimos que la gente empezaba a estar muy saturada, que teníamos que actualizar protocolos. El estrés emocional –explica– no siempre se manifiesta en forma de hiperactividad o irritabilidad, a veces sucede lo contrario: estás confuso, cansado, somnoliento... así que estructuramos la información con recomendaciones en nueve aspectos, desde lo más básico en relación al autocuidado y que la gente tiende a olvidar, hasta a adaptar la escucha y buscar apoyo en compañeros».
Por paradójico que suene, los sanitarios se muestran remisos a recurrir al consejo de profesionales para aliviar la carga emocional. «Les cuesta mucho pedir ayuda psicológica, tanto como reconocer que la necesitan, están muy cerrados en ellos mismos; quizás se identifica la petición de apoyo como síntoma de debilidad, así que tratamos de insistirles en que se miren por dentro y nos pregunten, porque muchas veces tienen sentimiento de culpa, se sienten inseguros si tienen que hacer alguna consulta y van tirando como pueden».
Manejar una misma paleta de colores y definir pautas que dieran coherencia a sus ocho estilos para que nada chirriara visualmente. Todo, durante un fin de semana, «un tiempo récord», en palabras de Cinta Arribas, encargada de la maquetación de las guías y colaboradora en las ilustraciones junto a Victoria Alonso, Eloy Arribas, Paula Domingo, Estela Labajo Duque, Ana Nan, Pablo Saulo y Chucho Nieto. «Nos coordinamos rápido y ha sido una gozada trabajar juntos, poner nuestro granito de arena contra el virus», apunta Nieto.
Un modo de disipar temores y hacer más accesible el ámbito psicológico ha sido enmarcar las recomendaciones en los dibujos elaborados por ocho ilustradores vallisoletanos, colaboradores desinteresados con una serie de estampas que gráficamente expresan sentimientos de fatiga, hiperactividad, llanto incontrolado, imágenes intrusivas, culpa, enfado o ira acompañadas por mensajes como el que que recomienda validar las emociones de los compañeros sustituyendo frases como 'cálmate, no te agobies, no te sientas así...' por otras como 'veo cómo te sientes, puedes hablar conmigo, estoy aquí si lo necesitas...'. «Unos precisan silencio, otros ser escuchados», recuerda la psiquiatra, remarcando que los colegas de trabajo son «piezas clave» como apoyo en un momento en el que la demanda de atención psicológica se está disparando pese a las reticencias iniciales.
La guía, aplicable más allá del ámbito sanitario y por la que se han interesado hospitales de varias ciudades, puede descargarse en www.massaludmental.es al igual que las otras dos publicaciones digitales, una orientada a dar pautas al personal médico sobre cómo informar a familiares de pacientes infectados por Covid-19 y otra a los cuidados de enfermos durante la cuarentena. «Ahora es más difícil dar malas o buenas noticias porque no hay contacto presencial y del otro lado hay una persona angustiada, que se expone por primera vez a una situación como esta y tiene un ser querido sufriendo y al que no puede acompañar; han cambiado las reglas y es crucial no solo transmitir sino asegurarse de que hemos transmitido, porque muchas personas están en 'shock'. De esto no se puede salir sin un 'nosotros', ahora –remacha–, no vale lo individual».
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