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Decía el artista francés Marcel Duchamp que «el arte tiene la bonita costumbre de echar a perder todas las teorías artísticas». Y es que, si no fuera así, las pinturas, esculturas o grabados perderían parte del valor y la personalidad que les caracteriza. Ir a un museo y verse rodeado de cientos de composiciones con diferentes significados en las que, en muchas ocasiones, ni siquiera se entiende lo que se está viendo, también va unido al significado del arte. A veces no hace falta situarse ante un Pollock con chorretones de pintura u observar un inodoro durante minutos para entender el mensaje revelador del dadaísmo de Duchamp. Hay aspectos del arte que aún no se han descubierto y otros que son tan poco conocidos que parece como si no existieran. La anamorfosis es uno de ellos. Abro hilo:
↓ La anamorfosis aparece como un derivado del término griego 'anamórphōsis' que va unida al significado de transformar. Esta técnica artística ha sido una de las más curiosas consecuencias del descubrimiento de la perspectiva en los siglos XIV y XV. Por lo general se utiliza tanto en dibujos como en fotografías y consta de una imagen distorsionada cuya percepción cambia totalmente dependiendo del ángulo desde donde se observe. Para disfrutar de un ejemplar con esta técnica no hay que irse muy lejos, pues Valladolid cuenta con un retrato de Carlos V en el interior de la iglesia de San Miguel y San Julián. Y es que una de las facetas menos conocidas de la iconografía en torno a la figura del monarca renacentista es la creación de estos retratos aparentemente amorfos de los que solo se conservan cinco en toda España.
↓ Por si fuera poco extraordinario conservar este retrato de Carlos V, hay que sumarle el hecho de que este va acompañado del de su esposa, Isabel de Portugal. Ambos cuadros se encuentran en Valladolid, hay otro del monarca en Palencia, y dos copias en Toledo que son prácticamente réplicas de las obras de Valladolid. La sacristía de la actual Real Iglesia Parroquial de San Miguel y San Julián, en Valladolid, actúa a modo de resguardo para esta obra. El templo se creó en el siglo XVII para poder oficiar misas en la ciudad. La clave de sendas anamorfosis se encuentra a ambos lados de su retablo. Los retratos tienen el mismo tamaño (102 × 12 cm, al que hay que sumarle un marco de 3 cm de anchura). El secreto de dichos cuadros viene a continuación. Ambos están colocados en una orientación opuesta, incluyendo también la mirilla perforada en su marco. Esto puede desvelar la pista de que los cuadros de la pareja se hicieron para estar colgados uno frente a otro, tal y como están ahora. Estas imágenes eran conocidas como 'Los pescados' o 'Los peces espada' por el parecido similar que guardan con los peces espadas al ver unas narices imperiales tan estilizadas al ser vistos de frente.
↓ En el retrato del rey se le muestra de hombros para arriba, representado sobre un fondo casi negro con camisa blanca, gorra, barba, cuello de piel y su característico bigote fino y retorcido en los extremos. En el trampantojo, es decir, en la ilusión óptica que se genera al mirar a través de la mirilla del marco, se puede ver la inscripción 'imperator cæsar carol. v.»' varía un poco. La cartela, a modo de tarjeta, ha desaparecido, aunque se aprecian los agujeros en los que debía estar anclada en un pasado al marco del retrato. Sin embargo, hay cosas que se siguen manteniendo en su sitio, es el caso de las dos argollas de latón que permitían colgar el cuadro. En la parte posterior de la tabla hay un escrito a tinta que en la actualidad es completamente ilegible, pero se sabe que aguarda una inscripción que dice: 'El emperador Carlos quinto de la Compañía de Jesús'. El retrato de Isabel de Portugal no tardaría en añadirse al de su esposo, de hecho se hizo para formar pareja con el del monarca por lo que su tamaño, técnica, fecha, marco y argollas son idénticos al de Carlos V. Las características del cuadro se plantean también de manera similar al otro. Sin embargo, en este caso la tarjeta observada a través de la mirilla es el único elemento reconocible desde el frente, en el que se ve que contiene una inscripción que dice: Elisabeth Caroli V, Imperatoris Uxor (Isabel, esposa del Emperador Carlos V).
↓ El resto del cuadro, a simple vista, es un conjunto de líneas y formas estiradas sobre un fondo totalmente oscuro por lo que, la gente que se para a observarlo, lo asocia con un pescado. En este retrato también actúa la magia de la famosa mirilla, que en este caso está situada en el listón derecho del marco y no en el izquierdo. Al poner el ojo aparece una imagen en la que se observa con claridad a la consorte. Está representada de hombros para arriba y de tres cuartos, aunque esta vez mirando hacia la izquierda, situada frente a su marido. Isabel se encuentra vestida con una blusa blanca en la que destaca una prenda rojiza sobre ella, con el pelo recogido y un tocado bermejo que no se distingue bien. El retrato no contiene firma ni ninguna inscripción que permita concretar la autoría ni fecha de ejecución, al igual que en el caso del de su marido.
↓ Entre las anamorfosis de Palencia y Valladolid se pueden notar algunas diferencias en el acabado de las figuras. Mientras que la palentina presenta una textura mucho más lisa, con pocos empastes, la vallisoletana tiene claras marcas de pincel y un acabado más impreciso. No obstante, la tarjeta que se aprecia en trampantojo parece más real en el caso de Valladolid, ya que se aprecian los brillos de los clavos y arrugas, un detalle que se pasa por alto en los retratos de Palencia. A pesar de estar creadas con un patrón idéntico, el resultado de ambos retratos pone en evidencia que no fueron hechos por la misma mano. El de Palencia acoge un toque nórdico que en numerosas ocasiones se ha llegado a relacionado con Lucas Cranach, mientras que el de Valladolid pudiera ser una copia local que se ha visto completada con el cuadro de la reina consorte. De la anamorfosis de Isabel de Portugal no se conserva ningún otro cuadro conocido. Las características técnicas y estilísticas dejan ver que el retrato es idéntico al del monarca, por lo que tal vez el artista no tenía ningún referente para saber cómo era la retratada.
↓ Los cinco retratos anamórficos que se conservan en la Península Ibérica han usado el mismo esquema para generar una ilusión óptica. Sin embargo, se siguen encontrando algunos problemas en el punto de vista. De hecho, no es posible realizar una copia que diera lugar en su totalidad a los retratos reales, ya que los elementos varían en su forma, dimensión y orientación. Se puede ver en el caso del sombrero del monarca. En retratos anteriores y más contemporáneos de Carlos V se colocaba ladeado, mientras que en la anamorfosis está colocado en horizontal. Y en todo caso, usando como referencia la línea horizontal que pasa por el centro de la mirilla, el espectador puede comprobar que el punto de vista correcto del cuadro no se sitúa en la misma mirilla. De hecho habría que situarse a bastantes centímetros de ella y más alejado de la superficie de la pintura. A causa de esto, colocando el ojo en la mirilla, la imagen no está plenamente corregida, sino que la oreja y especialmente los hombros se ven desproporcionados y la nariz se reduce en gran medida.
↓ Posiblemente la corrección geométrica se descartó en su momento por motivos prácticos, ya que situar una mirilla en la posición correcta habría supuesto añadir una superficie lisa y entre ella y la figura, y colocar el cuadro dentro de una caja, o bien colocar el visor apartado y alejado de la pintura. A raíz del descubrimiento por parte de los artistas renacentistas de la época de esta mecánica de la perspectiva comenzaron a hacerse comunes este tipo de retratos, adquiriendo su máxima popularidad en el siglo XVI. Estos retratos de Isabel de Portugal y Carlos V formaron parte en el Museo del Prado en el año 2008 de exposición temporal llamada 'El retrato del Renacimiento', aunque los espectadores no se podían acercar a las obras a una distancia que les permitiera mirar por la mirilla en el ángulo adecuado. Tras esta breve excursión los cuadros fueron devueltos a su emplazamiento habitual en la sacristía de la iglesia vallisoletana de San Miguel y San Julián. Allí, protegidos con vidrio y colocados en sus marcos originales, aguardan a algún curioso que se aventure a aproximarse a la mirilla que desvela su gran secreto.
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↓ Decía el artista plástico Andy Warhol: «Un artista es alguien que produce cosas que la gente no necesita tener pero que él, por alguna razón, piensa que sería una buena idea darles«. Es tal vez donde entran las descripciones de las anamorfosis de Carlos V y de Isabel de Portugal, una creación que nadie necesitaba pero que el artista pensó que era buena elección sacar a la luz. Jugar con las leyes de la perspectiva, las formas, los ángulos y las dimensiones también es arte y siempre queda la suerte de que en uno de los templos de Valladolid se encuentran estas obras que dan un poco más a conocer la técnica de la anamorfosis.
El hilo se acerca el próximo sábado hasta Tordesillas para recordar el robo de joyas más importante y menos sonado de la provincia de Valladolid.
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