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Apenas habían pasado unos meses desde que PSOE y Toma la Palabra accedieron al Gobierno municipal y Carlos Paramio, hoy asesor de Alfonso Fernández Mañueco en la Junta de Castilla y León y entonces el hombre de las redes del PP y posteriormente concejal, ya ... escribió: «¿Son cosas mías o Valladolid está especialmente sucia y llena de hojas últimamente?». Era el 22 de noviembre de 2015, en pleno otoño, y acompañaba la frase de cuatro fotos de hojas secas. La limpieza de la ciudad acababa de entrar de lleno en la batalla política. Y lo hizo para quedarse. En la precampaña de 2023, Jesús Julio Carnero (PP) habló de establecer un «plan de choque» para mejorar la limpieza en Valladolid. Irene Carvajal (Vox) habló de que la ciudad estaba hecha «una pocilga». Hoy, quince meses después del relevo, el concejal socialista Pedro Herrero y una cohorte de tuiteros denuncian cada día con imágenes los contenedores llenos, los muebles abandonados en las aceras y, sí, el plan de choque que, a su juicio, nunca llegó.
El Norte de Castilla realizó el martes por la mañana un trayecto de 25 kilómetros por las calles de la ciudad, con especial atención a los barrios y hasta el polígono de Argales. El resultado de esta inspección experimental fue el siguiente. En la calle Moradas, junto a un contenedor, aparecían muebles de cocina desmontados, incluso un trozo de encimera. Poco más allá, misma calle pero en la desembocadura de la Rondilla de Santa Teresa, muebles desmontados, unas puertas, cajones y un colchón. En Tirso de Molina, un palé y otro mueble de cocina desmontado. Junto al futuro edifico de la Tesorería General de la Seguridad Social, el que sigue en el esqueleto, los restos de una estantería grande. En la calle Imperial, la colchoneta de un sofá. En Amor de Dios, una silla de madera colocada si esperara al camión de la basura entre los contenedores. En Madre de Dios, un colchón. En Puente la Reina, material de oficina y mantas viejas, y un poco más allá, restos de un mueble. En el Paseo Juan Carlos I, dos colchones.
Son solo ejemplos en un paseo aleatorio que comenzó por el punto en el que un usuario de Twitter había localizado un mueble abandonado, la calle Moradas. No hace tanto, frente a la sede del PSOE autonómico, en plena avenida Medina del Campo, apareció un colchón dormitando junto a un contenedor.
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Al día siguiente, miércoles, recorrido repetido. A las 10:18, casualmente, el camión de la recogida de enseres pasaba por la calle Mirabel, en la Rondilla, rumbo a la Escuela de Artes. Los dos contenedores de la calle Moradas y el de Tirso de Molina, que el día anterior aparecían rodeados de muebles, estaban limpios. Pero cerca de la propia calle Moradas, más atrás, aparecía otro armario desmontado. En Portillo de Balboa, más colchones. Seguían las estanterías frente al inacabado edificio de la Tesorería General de la Seguridad Social. Y emergía un sofá desguazado en Francisco Mendizábal, junto a la avenida de Salamanca.
El viernes, el fotógrafo Rodrigo Jiménez se topa con otro sofá destripado en la calle Pelícano.
En lo que va de año, y el dato lo actualiza el concejal del área, Alberto Cuadrado (Vox), se han recogido 97.800 enseres por parte del Servicio de Limpieza. Su predecesor en el cargo, Alberto Palomino (PSOE) explica que eran muchos más los que se recogían 'casualmente', por avisos de otros compañeros o de ciudadanos enfadados porque se los topaban por la calle, que los que se iban a buscar después de haberse solicitado la retirada gratuita al Ayuntamiento. Porque Valladolid, y eso es lo más sangrante del asunto, dispone de un sistema de recogida a domicilio de «enseres viejos, electrodomésticos, muebles, pequeñas cantidades de escombros». Hay que llamar de lunes a viernes, de 8:30 a 11:00 hroas, al 983 35 25 81, indicar qué enseres hay que recoger, dirección, datos personales y teléfono para poder concretar una fecha de recogida.
«Antes solo se daba cita para el día, así que a partir de cierta hora, cuando ya se habían cogido todas las citas, la respuesta era 'llame usted mañana'», explica Palomino. Eso provocaba frustración y acababa con los muebles y trastos viejos en el primer contenedor disponible. Algo que después tiene incidencia en el resto de recogida de basuras. Alberto Cuadrado pone un ejemplo reciente. Alguien dejó un espejo de gran tamaño apoyado en un contenedor de cartón. Al levantar el camión el contenedor, el espejo se cayó, «se hizo añicos, y entonces tienes que parar, limpiar todo antes de bajar otra vez el contenedor…». Tiempo perdido. Recursos malgastados. El anterior equipo implantó que la cita se pudiera dar hasta con una semana vista.
Alberto Cuadrado (Vox)
Concejal de Salud Pública y Seguridad Ciudadana
«Vamos a llegar al final de año con más de 120.000 enseres seguro», augura Alberto Cuadrado. Hay barrios en los que se ha destinado prácticamente un camión. Pero si hay recogidas programadas y de camino a ellas los operarios se encuentran un contenedor como el de Moradas, con muchos kilos de maderas desvencijadas entorpeciendo el paso, hay que elegir. «A lo mejor ese día no atendemos como debiéramos atender, porque tenemos que ir a recoger lo que una persona insensible, ya no solamente con su vecino, sino con el trabajador, ha hecho», lamenta el concejal.
El Servicio de Limpieza ha incorporado conductores, que hacían falta porque llegó a haber barredoras aparcadas por falta de operarios que las manejaran. Alberto Palomino asegura que «desde el último año de Gobierno del PSOE con Toma la Palabra» se empezaron a contratar. Alberto Cuadrado reivindica que ha sido el nuevo equipo quien ha completado un servicio que, en cuanto a recursos humanos y técnicos, tenía muchas carencias. «Creo que en todo el servicio había cuatrocientos y pico trabajadores», recuerda el edil de memoria. «Yo lo he incrementado. Lo primero que dije es que necesitaba trabajadores y si no, no puedo abordar lo que hay que hacer. La RPT (Relación de Puestos de Trabajo) del servicio de limpieza está anclada en la época de León de la Riva». Y la ciudad ha crecido mucho desde entonces, añade.
Cuadrado presume de que la campaña puerta a puerta con las fruterías, para que llevaran sus cajas de regreso a Mercaolid y no las dejaran en los contenedores, ha dado resultado. De las 180 que hay, «al 90% están cumpliendo». Resiste, dice el concejal de Vox, «un pequeño porcentaje que no», por lo que se va a hacer una segunda vuelta «ya más seria». Palomino reivindica que el estudio sobre las fruterías lo iniciaron ellos. También defiende que la implantación de dos turnos en el servicio de recogida de enseres, «el de mañana para dar vueltas sin avisos y el otro para atender las llamadas del día», fue cosa del anterior equipo y funcionó. Como los contenedores de cartón nuevos, que permiten hacer la recogida con mucha más rapidez y con menos personal. «Los nuevos contenedores de cartón, en las rutas en las que los hemos puesto, funcionan muy bien y estamos contentos. Hemos ahorrado una ratio de tres minutos en llegar y descargar. Y hay que seguir apostando por eso», explica Cuadrado. Que a su vez presume de la recogida puerta a puerta de los embalajes de las tiendas en el centro. «Estoy enamorado de ese sistema», dice.
Poco después de la conversación, este viernes, el concejal del PSOE Pedro Herrero sube otra foto de varios colchones apilados junto a unos contenedores en Parquesol. La batalla política sigue.
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