El reloj inteligente del inspector de la Policía Local David Silván estará en estos momentos enchufado a la corriente. Le toca recargar el artilugio después de una intensa mañana por las calles de Valladolid en la que ha acumulado pasos y más pasos, además de ... disparar el quemador de calorías. Silván fue en todo momento, en esta enésima tractorada (convocada por Asaja), el que encabezó a pie la marcha con la intención de que nada ni nadie se despistara. Era más fácil que en otras ocasiones, porque en esta ocasión un servidor contabilizó quince tractores y alrededor de un centenar de manifestantes a pie. Portaban sus tradicionales pancartas de la necesidad del campo para vivir, aunque en esta ocasión, en este Viernes de Dolores a la par que el Día del Agua, este era el tema central. Así que en la diana, la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD).
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Los agricultores, apoyados por los sindicatos agrarios, venían con los deberes hechos antes de iniciar un recorrido céntrico para cortar el tráfico como si de una procesión de esta Semana Santa se tratara. Y como talla principal, la del santo lamento. Bajo el brazo traían un plan de acción de aguas subterráneas que registraron en cada administración u organismo en el que paraban. «El sector ha decidido tomar medidas ante esta situación insostenible que va a suponer el abandono del sector primario ligado al regadío y las explotaciones ganaderas», recalcaban los representantes agrícolas, que se acordaron también de la situación de la comunidad de regantes Macías Picavea y la problemática de su tubería. Ellos ya se concentraron por las calles de Valladolid y este viernes todo versaba bajo el lema de 'Nuestro futuro depende del agua'.
Y con esa premisa arrancó la manifestación en la plaza de Colón. La primera controversia y a la postre la única de la jornada llegó prácticamente en el primer cruce. Los agricultores querían tirar por la calle Gamazo cuando el recorrido solicitado y anunciado era discurrir por la calle Muro. Pero ahí estaba Silván para indicarles lo anunciado. Principalmente porque ese cambio de decisión hubiera dado al traste con todo el trabajo previo de la Policía Local.
Tras superar Muro, los convocados en esta jornada se toparon con la dificultad inicial de no poder acercarse al edificio de la CHD. Estaba blindada por la Policía Nacional y allí no se aproximaba nadie. Tras arduas negociaciones a los que iban a pie se les permitió tal objetivo, mientras los representantes sindicales accedían al interior. Registraron su plan de acción y fueron recibidos por la presidenta de la CHD, María Jesús Lafuente. El encuentro duró más de media hora. Se abordaron los doce puntos para dejar el resumen, en voz de la representante de la cuenca, que «en algunos podemos hacer algo». Eso sí, la paralización de los expedientes sancionadores, una de las peticiones, no parece que se vaya a aceptar.
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Se les escuchó en la CHD y retomaron su recorrido para rematar la calle Muro, acceder a Gamazo y girar por Miguel Íscar. Todo ello cortado por la Policía Local, que con previsión repartía vehículos por calles adyacentes. Eso sí, aunque en menor medida para algún conductor que circulaba por el centro fue su particular Viernes de Dolores.
Al son de las bocinas y algunos aplausos de los ciudadanos, los tractores avanzaban hasta llegar a Miguel Ángel Blanco. Paraban en el puente de Isabel la Católica, mientras los representantes sindicales accedían para registrar el plan de acción de aguas subterráneas en la Delegación del Gobierno de Castilla y León. Allí les recibió el delegado, Nicanor Sen, para enfilar ya los últimos metros de la manifestación.
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Había que cruzar la avenida de Salamanca, la cual estuvo cortada un poco menos de media hora, y aterrizar definitivamente en la Consejería de Agricultura y Ganadería. Allí, también se entregaron las solicitudes de los agricultores para rematar la enésima tractorada en Valladolid.
Anulación de sanciones, archivo y paralización de expedientes sancionadores.
Creación inmediata de un Consejo Agrario de Cuenca.
Agilizar y promover la resolución y constitución de nuevas CUAS.
Buscar una solución definitiva para los agricultores de pozos de minas.
Autorización de concesiones y modificaciones en zonas vulnerables.
Permitir la modificación de aprovechamientos autorizados.
Cambio de uso a regadío en parcelas dentro de las comunidades.
Creación de un banco de caudal de agua.
Designación de un organismo independiente que analice la situación real de las diferentes masas de agua en cantidad y calidad.
Eliminación de peajes en el cambio de titular o modificación de características de la concesión.
Inclusión de las concesiones y autorización de nuevos IP dentro de las CUAS.
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