Valladolid
«No se quiere acabar con los barrios vulnerables porque son el trastero de las ciudades»Expertos en políticas de intervención social comparten diagnóstico y soluciones en una jornada sobre zonas desfavorecidas organizada por la Federación vecinal Antonio Machado
«La pobreza se contagia», dice Carlos San Segundo, educador en Cáritas e impulsor de varios proyectos sociales en zonas que entran dentro de esos ... criterios que contribuyen a señalar a un barrio como vulnerable. Altas tasas de paro, bajo nivel de renta, empleo precario, abandono escolar… Pero si hay un factor clave, dice San Segundo, ese es la «herencia». «La pobreza se transmite de generación en generación. Hablamos de brecha, pero es más bien una fractura. A una brecha tú le puedes poner una tirita, coserla con unos puntos… Pero cuando es fractura ya hace falta escayola o una operación. No bastan los parches».
Varios expertos en proyectos de intervención social y en estudios académicos sobre el tema han participado recientemente en una jornada que, organizada por la federación vecinal Antonio Machado, analiza cómo se pueden diagnosticar, prevenir y mitigar los factores que ayudan a que una zona de la ciudad caiga dentro de esa etiqueta de «barrio vulnerable».
¿Son las personas vulnerables las que configuran un barrio vulnerable o es el barrio vulnerable el que atrae a esos perfiles?», se pregunta Lola Villarrubia, de la fundación Secretariado Gitano. Y ella misma se contesta: «Se dan las dos partes y es una situación compleja». «Un barrio vulnerable es ese con tales condiciones sociales que una familia normalizada puede convertirse, en apenas una generación, en una familia marginal».
«Hay una segregación residencial y socioeconómica: los lugares de pobreza atraen a los pobres. Por ejemplo, porque son los únicos sitios donde encuentran precios de vivienda asequibles», dice San Segundo, quien invita a «no sentirse estigmatizados por el lugar en el que se vive, porque eso añade causas a la vulnerabilidad».

«Tenemos la sospecha de que no hay voluntad política de acabar con los barrios vulnerables. Son el trastero de las sociedades. Si tú tienes una casa sin trastero, es más fácil que los trastos se acaben repartiendo por todas partes», apunta Manuel Morales, portavoz de la plataforma estatal de barrios vulnerables.
«Para acabar con la vulnerabilidad es importante los programas de intervención comunitaria, las políticas sociales, la legislación, las redes sociales de apoyo (familias, vecinos…)», dice Villarrubia. Teresa Pérez Mínguez, subdirectora del Servicio de Intervención Social del Ayuntamiento de Valladolid, recuerda que desde el Consistorio se ponen en marcha programas para evitar las bolsas de marginalidad en la ciudad. Para ello, se trabaja con 28.915 expedientes familiares y la valoración de 58.508 personas que recurren a los servicios sociales. «La vivienda es uno de los principales motivos de prestaciones en los últimos meses», indica Pérez Mínguez, quien recuerda que las zonas este y Esgueva concentran la mayor parte de las intervenciones. Aunque desde el Ayuntamiento recuerdan que no solo importa la intervención, sino especialmente la prevención: con proyectos de animación comunitaria, socioeducativos, de mediación intercultural.
Para Morales, eso no basta. «Los técnicos de los ayuntamientos hacen sus esfuerzos con los medios que tienen, pero es como si al paciente con problemas del corazón le damos aspirinas». Por eso, dice, es necesaria una ley estatal que garantice presupuestos, proponga objetivos a largo plazo e implique a los vecinos en la toma de decisiones. «No todas las zonas tienen los mismos problemas, por eso es tan importante el diagnóstico, para saber lo que hay que hacer», apunta García Araque.
Por eso, insisten, es importante escuchar a quienes viven en estas zonas.Fatima Zahra El Madkouri Ouchama. una joven de origen marroquí, estudiante de Derecho, vecina de Delicias. «Una de las claves para acabar con la vulnerabilidad de ciertos barrios es mejorar la integración. Y para eso es necesaria la colaboración de todos. No es lo mismo ir a buscar trabajo siendo moro que italiano. No vas a tener las mismas oportunidades laborales si te llamas Fátima o Laura Sánchez. Para un trabajo no tendría que importar el nombre, sino las capacidades. Para alquilar un piso no tendrían que mirar tu origen, sino tu capacidad para pagarlo», dice Fatima, quien concluye: «Yo necesito trabajar mucho más para demostrar que soy española».
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