Cuando menos se lo espera, la mente le juega una mala pasada a Ismael Viana (Laguna de Duero, 1997). Es traicionera. No hay día en el que no se 'transporte' al albero de la plaza de toros de Ciudad Rodrigo. A aquel 1 de marzo de 2022, martes, cuando sufrió una grave cogida durante una capea del Carnaval del Toro que le mandó a la UCI del hospital de Salamanca. Allí permaneció ingresado una semana (seis de ellos en cuidados intensivos, estable). No temieron por su vida, pero su estado de salud era delicado.
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Eva Esteban
La fuerte embestida del astado le fracturó cuatro costillas –de las que aún se está recuperando– y le causó dos cornadas, una interna y otra externa, que no se la vieron hasta más tarde, además de golpes y magulladuras por todo el cuerpo. «No hay noche en la que no lo recuerde y me emocione», reconoce el joven recortador, mientras consume su cigarrillo con la misma rapidez con la que proyecta los recuerdos de aquella tarde.
Se acuerda del antes y del durante. Del después, prácticamente nada. «Escuchaba lo que decían los médicos, pero no me acuerdo de nada de la enfermería de la plaza de toros. El siguiente recuerdo que tengo es en la UCI», afirma.
Coge aire. Su expresión facial cambia. Un gesto serio, cabizbajo, desplaza a la media sonrisa que habitualmente se dibuja en su cara. Le cuesta entrelazar frases para relatar lo ocurrido sin que se le quiebre la voz. «Pasé mucho miedo, me estaba ahogando», suelta a bocajarro, justo antes de explicar cómo pudo salir a pie del coso después de una cogida tan grave: «Era un sálvese quien pueda», sentencia. «Me levanto y me voy como puedo por la adrenalina. Me había picado el pulmón, escuchaba salir el aire por el agujero de la cornada, pero dije: 'Isma, tienes que salir de aquí cuanto antes'. Solo pensaba en eso. Me estaba ahogando, respiraba muy poquito, pero no podía quedarme ahí tirado», cuenta este aficionado taurino, camarero de profesión.
Enfiló, a paso lento pero firme, hacia la enfermería. Visualizaba su objetivo, pero en el momento en el que lo alcanzó su mente se queda en blanco. Simplemente no lo recuerda. Como si nada hubiera ocurrido entre las seis y media de la tarde –cuando sufre la cogida– y las cerca de dos horas que pasan hasta que despierta en el hospital de Salamanca (estuvo unos cuarenta minutos siendo atendido en la enfermería de la plaza de toros y posteriormente le trasladaron en ambulancia al centro hospitalario, situado a unos 60 kilómetros).
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«Recuerdo un momento muy duro. Por la mañana me quedé con las ganas de cortar y ya por la tarde vi la oportunidad, pero el toro se despistó y no pude reaccionar; son milésimas de segundo en las que no supe qué hacer y dije: 'Tiro para adelante', pero fue algo muy duro», relata Viana, asiduo tanto al Carnaval del Toro de Ciudad Rodrigo (aunque este ha sido el primer año que ha salido a cortar) como al resto de festejos taurinos que se celebran tanto en la provincia de Valladolid como en otras cercanas.
Tiró para adelante, como él mismo se refiere, aún a sabiendas de que ese 'viaje' no iba a salir bien. Era consciente de que tenía muy complicado «librarlo». «En el momento en el que el animal se despista por la gente que habría detrás o lo que fuese ya vi que no iba a librarlo;faltó muy poco, pero no había manera de librar», detalla Isma, como le conocen de un modo cariñoso familiares y amigos.
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Ese día inició, además, la cuenta atrás para volver a ponerse frente a un toro. Dice que «jamás» se planteó dar un paso a un lado. No volver a hacerlo. Porque el animal que da sentido a su vida es el mismo que pudo acabar con ella. «Estoy deseando volver. Siempre y cuando el cuerpo me lo permita, regresaré en mayo», anticipa el joven lagunero, al tiempo que desvela el porqué de esa fecha: el día 14 habrá concurso de cortes en 'su' Laguna de Duero con motivo de la festividad de San Pedro Regalado. «Puestos a volver, mejor en casa ¿no? Con el cariño y apoyo de los míos. Sería bonito, pero a ver cómo evoluciono», añade.
Aún queda para eso. Está en plena carrera contrarreloj para llegar a punto a ese día, y de momento se está recuperando de las importantes lesiones que le causó. Va «despacito, pero muy bien». «Estoy bastante bien. Fue una cogida muy grave y delicada; ya me han quitado los puntos de las heridas y lo que peor tengo ahora mismo es el tema de las costillas, pero poco a poco», continúa.
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Asimismo, desvela que lo único bueno que se lleva de esta experiencia son las muestras de cariño que aún a día de hoy recibe, fundamentalmente del mundo taurino. «Han estado muy pendientes de mí, estoy muy agradecido, es inexplicable», sostiene.
Comenzó su andadura en concursos de cortes hace dos años, justo antes de que la pandemia pusiera todo patas arriba. La última temporada –opina– fraguó buenas actuaciones. Ahora solo piensa en que lo mejor está por llegar. «Este último año hice bastantes cosas y la temporada pinta muy bien», concluye.
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