Ramón G. niega su vinculación con la desaparición de Esther López en Traspinedo

De manera que los investigadores de la Guardia Civil trabajan contra el reloj del plazo judicial que permita mantener en calidad de detenido al sospechoso en su búsqueda de indicios fehacientes, léase pruebas físicas, que puedan vincularle con la desaparición de la mujer o, al menos, seguir su rastro. Pero nada, por ahora, sería suficiente y la incesante movilización de medios para buscar a Esther apunta a que carecen de pistas concluyentes sobre sus pasos desde que se perdió el rastro de su móvil en la madrugada del cada vez más lejano 13 de enero en el entorno, entre la carretera de Soria y el Duero, donde la buscan. Dos equipos de buzos –Grupo de Actividades Subacuáticas (Geas)– comenzaron a primera hora de la mañana de este lunes a rastrear el río, situado a poco más de seiscientos metros del chalé del detenido, con especial hincapié «en los entraderos a pie de la ribera y las orillas», en un tramo situado en torno a una pesquera.

Los especialistas de la Guardia Civil peinaron el río aguas arriba y abajo de dicho punto tanto desde una barca, con un visor para examinar el fondo, como equipados con trajes de neopreno para realizar inmersiones en distintos puntos. «Es una zona complicada, con una profundidad aproximada de más de tres metros en torno a las orillas, en la que hay muchas ramas y elementos que dificultan la búsqueda», explicaron fuentes de la Guardia Civil antes de reconocer que por ahora no han podido encontrar rastro alguno de la mujer.

Pero los agentes, que continúan desmantelando literalmente el domicilio y el coche (un BMW) del arrestado, no solo buscan en el río pistas sobre el paradero de la desaparecida sino que han incorporado nuevos equipos de guías caninos con perros adiestrados y drones para rastrear el entorno. Eso además de mantener las batidas desde el aire con un helicóptero, que durante este lunes continuó haciendo pasadas centradas precisamente en torno a la casa del detenido y el Duero.

Y también con perros, entre un sinfín de medios técnicos y humanos, continúa la inspección ocular del domicilio de Ramón, el hombre de 48 años al que detuvieron en la noche del sábado cuando preparaba literalmente sus pertenencias con la aparente intención de huir, según apuntaron distintas fuentes, presumiblemente al extranjero. Los agentes, al parecer, mantenían vigilado su domicilio, en el que reside solo desde que se separara de su mujer hace más de un año y que está registrando «palmo a palmo» un equipo especializado llegado desde Madrid en presencia del propio detenido, conforme al protocolo habitual de los registros domiciliarios.

En dicha inspección ocular, al igual que en la del coche del inquilino, un «BMW grande», participan perros adiestrados en busca de algún rastro de Esther López que la sitúe en el domicilio situado al borde de la Cañada Real, frente la bodega Vizar, a doscientos metros de la carretera de Soria, donde un amigo declaró que dejó a la víctima en torno a las dos de la madrugada del 13 de enero después de que ella misma le pidiera bajarse allí de su coche con la intención, según su testimonio, de quedar con otro conocido. Ramón G. niega que estuviera posteriormente con ella.

El sospechoso, según relataron en su momento distintos vecinos a los agentes, sí habría asegurado que tenía constancia de que alguien habría contactado con ella el domingo siguiente a su desaparición. Nada, en principio, habría confirmado este testimonio, que fue aportado en cualquier caso por testigos. Los agentes, en este sentido, están rastreando tanto el contenido como los movimientos del teléfono móvil del detenido para confirmar o descartar su posible implicación en el caso.

La investigación en torno a Ramón es por ahora una línea de investigación más, según han reiterado fuentes oficiales, en torno a la desaparición de Esther López de la Rosa y los agentes preparan nuevas batidas con guías caninos y drones en los pinares de Traspinedo, centradas en el paraje que separa la calzada de la Nacional 122 del río Duero. «Nos han comunicado que van a mirar con perros adiestrados en los pozos del entorno y que van a seguir buscando a mi hija por todos los medios posibles», explicaba Miguel López, el padre de Esther, quien confía en que se mantengan «más líneas de investigación abiertas».

Todas las hipótesis, en este sentido, parecen abiertas a la espera de una pista definitiva que permita encontrar a Esther López.