Proyectos varados en el medio rural vallisoletano en busca de otra vida

El ejemplo más representativo es la Casona de Montealegre de Campos. Este inmueble, datado del siglo XVIII, está en manos de la institución provincial desde la década de los setenta del siglo pasado. En 2002 se decidió rehabilitar, y en las obras, que se prolongaron tres años, se invirtieron casi 900.000 euros. Se reconvirtió en posada y restaurante, aunque también se barajó la opción de que albergada el Museo del Pan de Tierra de Campos –hoy enclavado en Mayorga, a 55 kilómetros–. En 2005, la afamada cocinera Fátima tomó las riendas del espacio hasta 2013, cuando la crisis económica les llevó por delante.

Desde entonces está cerrado a cal y canto. En un intento –en vano– por darle un nuevo impulso, se llegó a plantear la posibilidad de 'transformarlo' en albergue turístico escolar. Ahora, ocho años después, se le está dando el empujón que –confían– sea el definitivo. La explotación del inmueble saldrá a licitación en breve, y lo cierto es que ya, de antemano, tiene tres 'novias'.

Otro edificio que lleva parcialmente abandonado más de treinta y cinco años y sobre el que por el momento «no hay nada», como confirma el diputado responsable del área de Hacienda, Personal y Promoción y vicepresidente primero, Víctor Alonso, es el Juan de Austria de Laguna de Duero.

Se construyó en los años cuarenta del siglo pasado, aunque no pasó a pertenecer a la Diputación hasta la década de los setenta. En un primer momento, hasta 1973 albergó el seminario de los Padres Redentores. En ese año, tras declararse en ruinas el Palacio de los Condes de Benavente, la institución provincial decidió sumarle a su listado de bienes inmuebles para trasladar el hospicio, más tarde Colegio Residencia Juan de Austria.

El archivo provincial se instaló en una galería de la primera planta en 1979. No obstante, en 1985 el colegio residencia cesó su actividad, y cuatro años más tarde se realizaron algunas acometidas obras en la parte baja. En la actualidad, una pequeña parte de su superficie acoge la delegación territorial de Radio Televisión Española. El resto del edificio está semiabandonado y deshabitado, y por el momento así seguirá. Sin embargo, Alonso reconoce que «se ha intentado hacer alguna gestión», sin entrar en más detalles, aunque por el momento no se prevén movimientos.

El tercero en discordia es la Granja José Antonio, situado en Valladolid capital. A este edificio de Villa de Prado, rehabilitado por una escuela taller entre 1994 y 2007, se le plantearon varias salidas. En un principio, su propietaria se planteó convertirlo en un museo para exponer las obras de arte que atesora la institución, pero los planes decayeron.

Ahora, trece años después de aquello, el espacio parece tener ya un destino definitivo. La idea es que sea el eje que articule la actividad de Alimentos de Valladolid, un escaparate para promocionar a las 253 empresas que están acogidas a la marca. Todo, con una inversión prevista de 187.228 euros y un plazo de ejecución de cuatro meses. La idea es que el complejo esté a punto en verano y que allí se celebren –entre otros– catas, eventos y promociones vinculadas al vino y la gastronomía.