Valladolid
La primera telefonista de Valverde de Campos cumple 104 años
Secciones
Servicios
Destacamos
Valladolid
La primera telefonista de Valverde de Campos cumple 104 añosCorren los años 60 del siglo XX, el teléfono llega a Valverde de Campos y la primera telefonista fue Julia de la Fuente Ballesteros, que ... se hizo con el servicio de la centralita en su casa para escuchar aquel popular «Sí, operadora me pone con el…». Este sábado pasado Julia cumplía 104 años en la residencia de anciano de Medina de Rioseco, donde lleva ya 14 años. No faltó la visita de sus hijos, Paulino, Teresa, Pilar y Asunción, además de algunos de sus siete 7 nietos y sus 10 bisnietos. Por su parte, el alcalde de la localidad, David Esteban, y la concejala de Personas Mayores, Monserrat Valdés, entregaron un recuerdo a la centenaria mujer. En la puerta de su habitación, su nieto Roberto Rodríguez colgó un mural familiar.
No ha tenido Paula una vida fácil. Hija de Lesmes de la Fuente y Bonifacia Ballesteros, nació en Íscar el 17 de enero de 1920, aunque a los seis meses se trasladó con su familia al caserío de Coruñeses (en la Nacional 601, entre Rioseco y Valladolid), con apeadero del tren burra, que se conoce en la actualidad como caserío de Lesmes. Tuvo que sufrir los estragos de la guerra civil y ponerse a trabajar la tierra cuando su tío Jesús fue llamado a filas.
En 1942, con 22 años, contrajo matrimonio con Sofronio Blanco, vecino agricultor de Valverde de Campos, localidad en la que Paula pasará la mayor parte de su vida. Fue en los años 60 del pasado siglo cuando, como una forma de ayuda económica a la familia, se encargó de llevar en una habitación de su casa la centralita del servicio de teléfono al llegar al pueblo, convirtiéndose en la telefonista que conectaba dos líneas de teléfono a través de dos clavijas. Un trabajo al que, durante casi una quincena de años, le ayudaron sus hijas Pilar y Teresa, que todavía estaban solteras.
Noticias relacionadas
Era un servicio de 24 horas al día 365 días al año, en el que no había fiestas ni descansos, en el que los más de una quincena de abonados del pueblo «te llamaban por tu nombre y te decían el nombre del vecino con el que querían hablar», recordó Pilar, que, a sus 74 años, explicó que «cuando sonaba el teléfono corrías a buscarlo, como después de tantos años sigo haciéndolo cuando suena el móvil». En la casa había una cabina para las conferencias de los vecinos que no tenían servicio de teléfono y a los que había que avisar a la hora que les iban a llamar. Las conferencias exteriores se hacían a través de la centralita de Rioseco, que, cuando no eran abonados, había que cobrar en metálico según su duración. Julia fue la telefonista de Valverde hasta que llegaron los teléfonos de marcación con el dial giratorio. Teresa, la otra hija que le ayudaba, acabaría trabajando en Telefónica en Madrid hasta su jubilación.
Pilar describió a su madre como «una mujer muy valiente, luchadora, que nunca se ha quejado de nada, que lo mismo salía al campo en verano a trillar o recoger muelas y lentejas a mano, que atendía el teléfono o hacía labores de punto o incluso alfombras con las pajas de maíz». Cuando Pilar se casó y se fue a vivir a Rioseco, sus hijos Jorge y Ana nacieron en Valverde, porque su madre no podía dejar de atender la centralita. Jorge no falta un solo viernes, cuando cierra en Rioseco su bar Sequillo, a ver a su abuela, de la que señala que «se acuerda de muchas cosas y no deja de preguntarme por los problemas de salud que he tenido en una pierna, es muy dura».
Aunque no debió de ir mucho a la escuela, porque tenía que bajar en mula desde el caserío de Coruñeses a Valverde de Campos, fue «una mujer muy decidida para todas las cosas», con una memoria prodigiosa que, aún hoy en día, a pesar de su longeva edad, conserva recitando largos poemas, escritos por ella a mano en un viejo cuaderno, como el dedicado a sus padres que lleva por título 'El anciano', del que le gusta declamar que «Es un tesoro que debemos respetar. Necesita amor, cariño, comprensión y caridad. En ningún hogar falte nunca un buen anciano. Sus ejemplos nos animan. Ellos nos dieron la mano».
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Así se hace el lechazo deshuesado del restaurante Prada a Tope
El Diario Montañés
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.