María Puertas Benito, centenaria de Valladolid
«A mis 100 años todavía voy a hacer la compra y cocino mi propia comida»Secciones
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María Puertas Benito, centenaria de Valladolid
«A mis 100 años todavía voy a hacer la compra y cocino mi propia comida»La historia de vida de María Puertas Benito, centenaria natural de Peñafiel y afincada en el barrio de San Pedro Regalado, es sinónimo de vitalidad, sacrificio y trabajo. Nació el 21 de noviembre de 1923 y desde entonces contagia su risa y simpatía a todo ... aquel que comparte unos minutos de su centenaria vida a su lado. La segunda de nueve hermanos, de los que solo vive ella, ha dedicado su vida a los Cines Roxy donde trabajó durante 35 años hasta su jubilación y a día de hoy presume orgullosa de poder disfrutar de 5 nietos y 7 bisnietos.
De Peñafiel recuerda la convivencia con sus nueve hermanos como «algo fantástico». «Aunque no tuviésemos qué comer las risas siempre estaban presentes. Decía mi madre vosotros seguid hablando y riendo que cuando vayáis a comer ya no hay, porque en aquel entonces no había platos y comíamos todos del mismo cacharro», recuerda entre risas la centenaria. Y es que es esa risa la que a día de hoy mantiene las ganas de seguir viviendo y disfrutando de los pequeños detalles de María Puertas Barrios. «Nunca hemos pasado hambre porque mucha o poca siempre había comida en casa porque tenía un pequeño huerto. Necesidad quizás si aunque lo sufrían más los padres que nosotros», apostilla.
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«En el campo he trabajado poco. Pero ayudaba a mis padres a regar y a recoger y vender lechugas. He trabajado sirviendo también. Cuando terminó la guerra me fui a Madrid y volví a Valladolid por miedo porque entraron a robar en la casa en la que yo estaba. Me llevaron a declarar ante la Policía y todo», recuerda. Algo que siempre tiene presente la vecina del barrio de San Pedro Regalado que cumple 100 años es el amor por sus hermanos «aunque la mayor era un poco mandona, y yo tampoco me callaba».
Como en una especie de 'flashback' al pasado María Puertas Barrio recuerda algunos de sus recuerdos con su hermana mayor. «Me decía que fuese a por agua para tener en casa porque a ella no le apetecía y me prometía que cuando volviese con el cántaro íbamos a la huerta de un tío nuestro que tenía de todo. Entonces yo iba y cuando volvía con el cántaro me decía que no íbamos al huerto y yo le vaciaba el cántaro de agua delante y que fuese ella a por él por mentirme». «Siempre me he llevado bien con mis hermanos, nunca me he dejado de hablar con ellos. Si algo no me ha gustado se lo he dicho a la cara», afirma con rotundidad.
Su historia se truncó cuando al poco tiempo de casarse, con tan solo 25 años y dos hijos de 13 meses, la hoy centenaria se quedó viuda. «Viuda, con dos niños de trece meses y sin tener que comer. Fue duro y hasta que te solucionas la vida te cuesta. Pero cuando has visto que esto es lo que te ha tocado en la vida sigues hacia adelante», esboza. El trabajo en los Cines Roxy ha sido el que ha marcado su vida durante más de 35 años y hasta su jubilación. «Trabaja allí y mis hijos y nietos siempre pasaban gratis». Eva María Plaza e Iván Benito, nietos de la centenaria, recuerdan esas tardes en el cine: «Era una maravilla porque nos colaba detrás de la pantalla donde reproducían esas cintas enormes», explica la nieta. Iván por su parte guarda recuerdos «corriendo en el cine y buscando entre los asientos se alguien se había dejado algo».
El «sí» más atronador llegaba de manera instantánea al preguntar a la centenaria si ha viajado. «Eso se me ha dado bien», bromea. «Siempre que me lo he podido permitir he viajado. A Portugal he ido muchas veces», relata bajo el apunte de su nieto: «Miranda do Douro se ha quedado sin toallas por ella». El sueño de montar en avión parece no haberse cumplido todavía, «es algo que me da pena», pero a juzgar por su vitalidad nunca es tarde aunque confiesa «ya no creo que monte». «Lo he pasado mal en la vida y he trabajado mucho pero disfrutar también he disfrutado», presume.
Aunque María Puertas Benito resume su día en que «hace lo poco que puede», la realidad es que va a comprar, cocina su propia comida, sale a pasear un poco, y le encanta «hablar con sus amigas y vecinas». «Viene una chica tres días a la semana una hora pero vamos, que que si friega no barre y si barre no friega», explica la centenaria que presume orgullosa de su edad: «El otro día uno de estos señores machistas me dice mientras estoy esperando en el caja de ahorros que porqué llevaba bastón que él no lo lleva y era más joven que yo que tenía 91 años. Le mire y le dije señor, tengo 100 años así que jódase que le he ganado».
Una espontaneidad única, una vitalidad envidiable y una historia de vida que pellizca el corazón. María Puertas Benito nos despedía en la puerta de su casa con un: «Me vais a hacer famosa, seguro que nos vemos el año que viene cuando cumpla 101 años». Y sin ella saberlo, ya era famosa en el corazón de todos los que han compartido unos minutos de su centenaria vida.
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