Valladolid

Carmen Conde, una coqueta centenaria con mucha vida por delante

Muy coqueta, se puso sus mejores galas para un día tan importante. Acudió el día antes a su peluquería de confianza. «No se cumplen 100 años todos los días. Si yo pudiera cumplir otros cien estaría encantada de la vida», señala ocurrente. La devoción hacia la Virgen del Carmen, de la que ha sido cofrade en su pueblo, ha sido siempre un pilar en su vida. Por eso, acudir a misa el día de su cumpleaños rodeada de toda su familia, llegada desde Madrid e Irún, fue para ella el mejor regalo posible. También la tarta de cumpleaños, porque su perdición es el dulce, especialmente el chocolate. Si la dejaran… todos los días se tomaría una buena taza ¡y con churros! «Dios me ha respetado y eso me da mucha alegría. Ver a todos los míos reunidos me encanta. Hay que vivirlo para saber lo que se siente. Yo creo que el secreto para haber llegado a esta edad, es haber trabajado mucho porque eso me ha hecho fuerte. Ahora ya estoy relajada y es distinto, porque mis hijos no me dejan hacer nada», dice conformista.

Carmen pasó en Wamba, el pueblo que le vio nacer, toda su infancia, juventud y buena parte de su madurez. Allí se enamoró de Metodio del Caño, un primo lejano con el que formó una gran familia de 8 hijos, de los cuales, viven 7. Tiene 18 nietos y 9 biznietos que la adoran. Sus hijos dicen de ella que era una mujer incansable, que siempre estaba inmersa en alguna tarea. «Mi madre siempre ha sido una mujer muy hogareña y muy activa. Nos dedicábamos a la ganadería y agricultura y ella se encargaba de cuidar las vacas, vender la leche, atender a los hijos y la casa. 'Hacendosa y bondadosa' son las palabras que mejor la describen», señala su hija Carmen.

En 1971, la familia se trasladó a Valladolid en busca de nuevos horizontes laborales. Durante cuatro años regentó con Metodio una cafetería que se llamaba 'Wamba', en la calle Fray Luis de León. Sus bocadillos y ensaladillas rusas, eran famosas en todo el barrio. «Siempre ha sido una excelente cocinera y ha sido de buen comer. Come de todo y duerme más bien poco», apunta su hija Carmen.

Tras su estancia en la capital del Pisuerga su siguiente destino fue Manzanares (Ciudad Real), y más tarde la familia recaló en Madrid y Alcalá de Henares. Ella siempre supo adaptarse a la vida en cada nuevo entorno. Ha sido muy viajera. Presume de haber conocido ciudades como Roma, Malta, Lourdes, Lisboa… «¡Y Canarias! Allí vivía mi hijo e iba mucho a verle», apostilla esta veterana, que aunque es de naturaleza reservada y callada, también tiene una alegría que es contagiosa. En Wamba, su cariño y bondad la han convertido en una persona querida por todos. Actualmente pasa estancias de meses con sus hijos, entre Laguna de Duero y Viana de Cega y en ambos pueblos se ha sabido ganar el cariño y simpatía de la gente. Todos los días sale a tomarse su mosto, acompañada de su hija Carmen, quien comenta que «en Laguna ha prometido a todos los habituales de la hora del vermú, que les convidaría a un mosto el día de su cumpleaños».

Ha sido siempre una excelente modista, que ha confeccionado toda la ropa a sus 8 hijos. Actualmente, aunque ya no cose, tiene otros entretenimientos que le encantan. Es una lectora voraz de El Norte de Castilla y de todas las revistas que caen en sus manos. «Últimamente se tiene que conformar con los titulares debido a la dificultad para leer la letra pequeña. Le gusta estar informada de todo«, apunta su hija muy feliz de ver a su madre tan emocionada con su fiesta de cumpleaños «Que lo celebre muchos años», concluye la vital homenajeada. «Y que vosotros lo veáis».