

Secciones
Servicios
Destacamos
El antiguo sanatorio para tuberculosos de la localidad vallisoletana de Boecillo, en el límite con Viana de Cega, sigue sin vislumbrar en un horizonte próximo ... un nuevo uso que lo rescate de la ruina. Por el momento, y todo apunta a que será a largo plazo, el inmueble seguirá varado en el abandono a la espera de nuevas ofertas que cuenten con «una financiación solida para albergar el proyecto que los interesados presenten». El alcalde de Boecillo, Raúl Gómez, explica que «la primera oferta de alquiler quedó prácticamente desierta y estudiamos de nuevo las condiciones del pliego para realizar un segundo intento, que no se ha llevado a cabo debido a que no había propuestas y las que había carecían de financiación».
Noticia Relacionada
Las condiciones de la primera licitación de este inmueble de cinco plantas, ubicado en una parcela de unos 24.000 metros cuadrados (18.000 construidos), establecen un derecho de superficie por sesenta años, prorrogable por otros treinta, a razón de 45.000 euros por ejercicio. Así, el desembolso que tendrían que afrontar por el pago de las rentas en ese tiempo las empresas interesadas alcanza los 2,7 millones de euros. El Ayuntamiento tiene intención de volver a intentar encontrar inquilino «si se percibe interés real y los interesados acuden con financiación para llevar a cabo el proyecto».
El Plan General de Ordenación Urbana recoge que en esta parcela cabrían usos de tipo sanitario, de ocio, una residencia para ancianos o actividades hosteleras u hoteleras. El Ayuntamiento descartó su reconversión a suelo para viviendas, porque el pueblo ya cuenta con otras parcelas residenciales. También ha optado porque el edificio se mantenga en pie, ya que la demolición, cuyo coste se calcula en cerca de dos millones de euros, supondría un gasto añadido para los posibles licitadores.
El esqueleto de hormigón del colosal antiguo hospital se encuentra consumido por el paso del tiempo y por los botellones que ha albergado en su interior, además de por la acción de los vándalos. El sanatorio, inaugurado en 1953, fue clausurado diez años más tarde. Los enfermos que eran tratados en las instalaciones fueron trasladados a otros centros. Tiempo después, se reconvirtió en un colegio para niños con necesidades especiales, pero su elevado coste de mantenimiento lo mantuvo abierto solo unos pocos años. Desde finales de la década de los setenta, permanece vacío y su deterioro avanza inexorable. El Ayuntamiento se ha visto obligado a vallar en varias ocasiones el recinto para impedir la entrada de visitantes y evitar posibles accidentes en su interior dado el mal estado que presenta la construcción.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Recomendaciones para ti
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.