Judit Casado, junto a sus niñas de acogida Vika y Karina en Geria. Rodrigo Jiménez
Valladolid

Dos niñas ucranianas encuentran la paz en Geria

«Necesitan muchos besos y abrazos», apunta la madre de acogida de Karina y Vika tras llegar estas este martes a la localidad vallisoletana

Miércoles, 16 de marzo 2022, 00:01

Más de un respiro ha echado desde este martes Judit Casado. Un alivio. Se ha quitado un peso de encima, aunque se haya pasado el día poniendo lavadoras y de compras. «Pero ha merecido la pena», apunta Judit. Después de una odisea, Karina y su hermana Vika, de 12 y 9 años respectivamente, ya están en Geria con sus padres de acogida.

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Y así sucederá hasta que acabe el conflicto bélico que se está desarrollando en Ucrania, el país natal de las dos hermanas y del que han tenido que huir en busca de una paz hallada en la localidad vallisoletana. La sonrisa de Karina, montada en su bicicleta, lo decía todo. No se la desdibujaba por mucho que hablara de la odisea que acababa de pasar al abandonar su casa, ni al hablar de que ejercerá de hermana mayor con Vika al haber pasado el verano y la Navidad de los últimos seis años en su familia de acogida, los Casado González. «Teníamos ganas de llegar a España», apunta Karina en un perfecto castellano y sin soltar el manillar de la bicicleta.

Su primer día de su nueva vida en Geria, a pesar de que no han dormido más de cuatro horas en sus camas vallisoletanas, fue como el que recordaba Karina en sus periplos pasados. Tarde de paseo, de montar en bici, de jugar con el perro familiar y recibir muchos abrazos de sus padres de acogida.

«Nada más ver el autobús que las traía a Madrid, nos pusimos muy contentos. Ahora ya estamos tranquilos, dentro del trajín de trámites que nos queda por hacer. Queremos que tengan su rutina de vida y quererlas mucho. El tiempo nos dirá qué tenemos que hacer», relata aún emocionada Judit.

De momento, lo que ha conseguido esta familia es que Karina y Vika cambien el chip de la guerra. La ven lejana. A esos más de 3.600 kilómetros que les separa de su Rokitne natal y en la que empezaron a escuchar bombas mientras se montaban en el autobús que les llevaba hasta la frontera con Polonia.

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Sin hablar de la guerra

«Estábamos en contacto con los voluntarios de la ONG Ven con Nosotros, que se encontraban en Ucrania y a los que agradecemos todo el trabajo. Nos iban contando las penurias que estaban padeciendo. Hemos visto que han llegado con muchos raspones, pero están bien. Eso sí, han llegado a Geria y no han vuelto a hablar de la guerra, aunque sé que Karina la sigue a través del móvil. Están tan felices, además hablan con su familia ucraniana constantemente», agrega Judit.

Aunque no lo comenten ni hablen de ello, atrás quedan las imágenes de niños trasladados a orfanatos o la dureza de una guerra. «Nos decían que muchas familias querían subir al autobús para salir de Ucrania», rememora la madre de acogida.

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Ahora, todo eso es el pasado de Karina y Vika, dos niñas de acogida que han encontrado la paz en Geria. Momento de empezar de cero y de matricularse en la escuela. Esos trámites corren a cuenta de los padres de acogida y los esperan completar este miércoles para que las dos hermanas creen su nueva rutina. «No les ha gustado mucho esa idea porque nos han preguntado si estábamos de vacaciones. Ya saben que tienen que ir a la escuela», concluye una más aliviada Judit.

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