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Empezar de cero alejados de la guerra. Esa era la única premisa que tenían en mente Kristina Avramenko y su pareja Mark Istrati. Y parece que la han hallado en Valladolid. Hace quince días que dejaron Ucrania tras escuchar las sirenas antibombas y tras dormir ... bajo tierra para estar a salvo de los bombardeos en su ciudad (Zaporizhia). El conflicto bélico les obligó a dejar todo atrás y a coger el coche rumbo a España.
Y el pasado 9 de marzo aparcaron su vehículo en la capital vallisoletana. Con sus mascotas y unas maletas. Y a empezar de cero. Tenían un conocido y algo de conocimiento del castellano, adquirido por las ganas de aprender de Kristina. Hace poco que empezó a estudiarlo, pero siempre sin la necesidad de emplearlo para sobrevivir. Ahora no le queda más remedio.
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Tras un tedioso viaje por toda Europa, Kristina y Mark se instalaron en el hostal Ramón y Cajal y empezaron a moverse por la ciudad con el GPS enchufado a todas horas. Se trasladaron a la comisaría de la Policía Nacional para regularizar los permisos de residencia y de trabajo (que aún no tienen), visitaron Cruz Roja e iniciaron una búsqueda de trabajo.
«No fueron días fáciles, porque al tener mascotas era muy difícil encontrar un alojamiento que nos aceptara», describía Kristina. Pero poco a poco la solidaridad de los vallisoletanos les fue allanando el camino. Se encontraron con Raúl Rodríguez, de Calipso Tattoo & Piercing, y todo cambió.
Una especie de hada madrina. Se prestó a abonar una semana del hostal a la pareja y, además, proporcionará un contrato laboral en su estudio a Kristina. «En Ucrania me dedicaba a esto y aquí voy a poder seguir con mi oficio», relata la joven de 23 años, que en su país natal también estudiaba en una facultad de Medicina.
Con un futuro contrato sobre el brazo, emprendieron la búsqueda de un alojamiento para dejar el hostal. Ardua tarea por eso de los animales, pero se halló la solución. Fue en Zaratán. Allí se trasladarán la próxima semana tras acordar el alquiler de una habitación por 300 euros (compartirán el piso con otra persona).
Ahora los trámites devolverán a esta pareja a la comisaría de la Policía Nacional. Desde este lunes, todos los refugiados ya pueden solicitar el permiso de residencia y de trabajo, que se tramitará en un plazo de 24 horas, según ha adelantado este lunes la delegada del Gobierno, Virgina Barcones.
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La nueva vida de la pareja ucraniana sigue su curso en Valladolid. Sus visitas a Cruz Roja se dan con asiduidad, donde les pueden proporcionar alimentos y cursos de español para Mark, menos ducho con el idioma que Kristina.
Cinco días de trámites que han servido para que la joven ucraniana tenga trabajo en un corto periodo de tiempo, además de un alquiler. Aun así, los ecos de la guerra todavía resuenan en su conciencia. Hace menos de un mes del inicio de los bombardeos. Hace menos de un mes desde que Kristina tuvo que dejar a su madre, Svetlana Pashkovskaya, en Polonia. Hace tan solo cinco días que Kristina y Mark empezaron su nueva vida en Valladolid. «Quiero tener sueños en los que no aparezca la guerra, pasear con mi perro, disfrutar mi vida y no pensar cada minuto en que me pueden matar», concluye desde el estudio de tatuajes y 'piercings' Calipso, su nueva casa laboral.
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