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Un momento de la recreación de la Quema de Medina celebrada durante la noche del sábado.

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Un momento de la recreación de la Quema de Medina celebrada durante la noche del sábado. Rodrigo Jiménez
Valladolid

Si Medina del Campo no se hubiera prendido, otra sería la Historia

La localidad vallisoletana celebra la recreación de un hecho que marcó el devenir de la Guerra de las Comunidades de Castilla

Patricia García del Río

Medina del Campo (Valladolid)

Domingo, 21 de agosto 2022, 00:05

Más de medio milenio ha transcurrido desde aquel 21 de agosto de 1520 en el que se produce la Quema de Medina. Un hecho histórico que hace alusión a la Guerra de las Comunidades de Castilla y que habla de la sublevación de un pueblo que prefiere prender sus casas que doblegarse y entregar su artillería para una causa que no compartían.

Hoy el pueblo medinense recrea este hecho histórico durante la Semana Renacentista, una feria con ambición de llegar a tener un reconocimiento de Interés Turístico Internacional que año tras año logra posicionarse y transportar al pueblo de Medina a otra época histórica. La Plaza Mayor y sus calles aledañas huelen, suenan y tienen sabor a otra época durante estos días. Muchos son los medinenses que llevan todo el año preparando sus vestidos, realizados a mano y reflejando fielmente los ropajes del siglo XVI. Para ello se recurre a documentación en libros de arte e incluso se observan los cuadros de la época, pero lo que nació con vocación local, hoy tiene cada vez más adeptos y hay personas casi profesionales que ayudan y trabajan para que el ambiente de recreación sea perfecto.

No en vano este año Medina del Campo es lugar del II Encuentro Internacional de Recreadores del Siglo XVI, quienes han simulado batallas de la época que para el espectador parecían salidas de una película de acción.

Medina del Campo es hoy un festival para los sentidos; la algarabía en las calles, el ruido, el redoble de tambores, la caballería, la mezcla de olores: incienso, comida, dulces... incluso el rastro de algún animal utilizado para la cetrería... Todo es un estímulo para los sentidos en este gran escenario en el que se ha convertido la villa de las ferias durante esta semana. Los vecinos se reconocen pero parecen de verdad transportados a otra época y se empeñan en rendir un homenaje a aquellos vecinos que hace más de medio milenio fueron héroes portando antorchas, y así quiere el pueblo de Medina hacerlos transcender una año más en la historia.

El patrimonio teñido de rojo es ya un símbolo estos días. El rojo tiñe las fachadas del Ayuntamiento, el Palacio Real Testamentario, la Colegiata, todo el patrimonio histórico de una villa que un día fue sede de Las Edades del Hombre se rinde a la memoria de unos héroes que prendieron Medina para defender sus ideales. Y todas las fachadas iluminadas son saludadas por el desfile comunero formado por los gremios, linajes, milicia y clero que acompañados por el jolgorio de la juglaresca van haciendo el pasacalles hasta la Plaza Mayor.

El Castillo de la Mota testigo mudo de la historia de la villa cobra este día especial protagonismo. Iluminado en un potente color rojo, vigila poderoso el transcurrir de esta fiesta. Los vecinos se acercan a este monumento con antorchas encendidas, y dan comienzo a un desfile que va a morir en la Plaza junto al resto de personas que conforman el desfile comunero.

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Los medinenses están siempre orgullosos de su historia y buscan hacer de esta feria un reclamo turístico internacional. Año tras año vibran con más potencia en estas fechas poniendo en valor su importancia en la historia y es que si Medina no se prende, quien sabe, la historia no sería tal y como la conocemos hoy en día.

La recreación de esta historia la hará transcender, pero el arte y la palabra son un vehículo perenne que nos transporta a lo largo de los siglos. Mucho se ha escrito sobre la historia de esta villa, pero en palabras del periodista y poeta leonés Luis López Álvarez:

Los cañones de Medina

contra Segovia sirvieran.

Mas los vecinos reunidos

deciden negar las piezas.

El cardenal se propone

castigarles su insolencia

y envía contra Medina

al general de Fonseca.

Medina cara, muy cara,

pagará tanta nobleza:

son peores que el tirano

los que al tirano sustentan.

Los soldados del Consejo

de la ciudad se apoderan

y derramando alquitrán,

prenden fuego con sus teas.

Las casas desaparecen,

las llamas ya se las llevan.

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