El Duero alcanza su tope y anega sus riberas de punta a punta en Valladolid

La punta de la avenida se está alcanzando en las últimas horas, y aún podría crecer algo más el Duero, sobre todo al oeste, fruto de la llegada de los picos de la crecida al Adaja, donde alcanzó su cénit durante la pasada madrugada, cuando superó los 200 metros cúbicos por segundo en Valdestillas (allí se mantiene aún por encima del nivel rojo, aunque al mediodía su caudal había descendido ligeramente hasta 190 y con tendencia a la baja, y a media tarde ronda los 180); y también del Pisuerga. Este último ha visto como su caudal se duplicaba en las últimas 24 horas a su paso por Valladolid hasta superar con creces los 200 metros cúbicos por segundo a media tarde, su punta de las últimas semanas -hasta ahora había permanecido ajeno a las crecidas- y cubrir ya tímidamente sus paseos inferiores en el entorno del puente de Poniente y el antiguo embarcadero del Catarro.

«Un pelín más y nos llega», suspiraban al mediodía los 'pescadores' habituales que cada día dan de comer a las ocas y patos junto a la caseta de Los Amigos del Pisuerga. Allí el cauce del río está a rebosar y, desde media tarde, cuando ha alcanzado los 234 metros cúbicos por segundo, ha saltado ya al paseo de las casetas. El Pisuerga, no obstante, están aún lejos de su nivel de riesgo, que se sitúa por encima de los 619 metros cúbicos. Su caudal es aún ligeramente ascendente y podría cubrir en las próximas horas completamente sus paseos de la parte baja de su margen izquierda.

La mirada de la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD) y de la Junta, que anoche elevó el riesgo de inundaciones al nivel 2 en la provincia, se centra principalmente en el Adaja y en el Duero. Este último, que hasta ahora, desde que comenzó el episodio en curso (entre el 9 y el 10 de marzo), solo se había desbordado al este de la provincia, cubriendo los parques urbanos de Pesquera, Quintanilla de Arriba, Tudela de Duero y Puente Duero, se ha salido también ligeramente este domingo aguas abajo de la capital hacia el oeste.

«Viene muy crecido, pero para que llegue al pueblo tenía que subir otros cuatro metros, y eso yo no le conocido», apuntaba por la mañana un veterano vecino de San Miguel del Pino, donde el río sí se ha desbordado entre los pantalanes para pescadores de la parte baja del pueblo y sus aguas cortan un camino que discurre en paralelo a la margen derecha del río. Allí el caudal está por encima de su nivel amarillo y arrastra al mediodía de hoy una punta de 585 metros cúbicos por segundo (24 horas antes marcaba 305), y aún con tendencia ascendente, su pico del presente año. En San Miguel, reitera el residente, la última vez que llegó al pueblo «debió ser en 1946». Ahora, a lo sumo, el río podría asomarse a las parcelas de algunas chalés de la parte bajo. A lo sumo.

Y aguas abajo, en Tordesillas, el Duero también se ha desbordado ligeramente en torno al puente y cubre ligeramente sus riberas en las dos márgenes, incluida parte de la playa situado en la parte izquierda, a los pies del restaurante Doña Carmen, en principio, sin riesgo de alcanzar sus instalaciones. «Está muy alto, pero aún le falta mucho», señalaba por la mañana un vecino mientras cruzaba el puente medieval, en el que los troncos varados en sus pilares amenazan con anegar uno de sus ojos.

De manera que el Duero se encuentra hoy por encima de sus niveles amarillos en Quintanilla de Onésimo (195 metros cúbicos por segundo por la mañana y 183 a media tarde), en Herrera de Duero (217 por la mañana y 219 a media tarde) y en San Miguel del Pino (585 por la mañana y más de 600 por la tarde). Por el este su tendencia es descendente y al oeste es aún ligeramente ascendente.

Y buena parte de culpa de la crecida del principal río de la cuenca al oeste de la provincia la tiene la avenida del Adaja. Este río, que el viernes anegó Ávila, ha duplicado casi su caudal (muy elevado de por sí) en las últimas 24 horas hasta superar esta mañana los 200 metros cúbicos por segundo en Valdestillas (por la tarde su caudal ha descendido hasta los 183). Allí se encontraban esta mañana dos 'aforadores de río' -que así se llama su profesión-, Luis y Raúl, controlando el minuto a minuto de su evolución para la CHD. Para ello utilizan un suerte de barquita, un 'ADCP', que cuenta con un sonar (un 'doppler') que les permite medir «la profundidad y la velocidad del agua» para transmitir sus datos a un ordenador y luego a los técnicos del organismo de cuenca. Y ellos mismos confirmaban a pie de río que todo apunta a que la punta «ya ha pasado». Aunque, añadían, «su caudal aún continuará alto en las próximas horas».

El Adaja, en este sentido, ha crecido de manera notable y ahora alcanza ya la caseta, aguas abajo de los puente de entrada a Valdestillas, en la que se encuentra el aforador físico de la CHD -ayer apenas lo rozaba- y cubre sus riberas, eso sí, muy alejado del caso urbano, mucho más elevado, del pueblo. El río también está desbordado a su paso por la capital, donde baña la urbanización los Doctrinos, y hacia Villanueva, antes de su desembocadura, sin alcanzar tampoco a las viviendas de sus riberas. Su cauce, en el tramo anterior, también está desbordado ligeramente en el entorno de Olmedo; al igual que en Matapozuelos (allí desemboca el Eresma en el Adaja), donde sus aguas cubren un área recreativa.

Y el afluente del Adaja, el Eresma, continúa también este domingo por encima de su nivel rojo antes de adentrarse en la provincia, aunque con tendencia también descendente, ya por debajo de los 100 metros cúbicos por segundo en Coca (Segovia), después de alcanzar un pico de 162.

Menos problemas en esta ocasión está causando el Cega, que ha crecido ligeramente este domingo, con una punta de 25 metros cúbicos por segundo (24 horas antes arrastraba 15), aunque muy alejada de sus niveles de riesgo y con una tendencia estable. Y también, por último, ha crecido en las últimas horas el Esgueva, cuyo caudal ha alcanzado hoy los 4,5 metros cúbicos por segundo, un pico aún muy alejado de su nivel de riesgo, que se sitúa por encima de nueve.