El confinamiento forzoso llena los contenedores de la provincia

Los operarios han notado un aumento en la cantidad de basura que llega a los 1.735 contenedores repartidos entre Arroyo de la Encomienda, Castrodeza, Ciguñuela, Geria, Matilla de los Caños, Peñaflor de Hornija, Robladillo, San Miguel del Pino, Simancas, Torrelobatón, Velilla, Velliza, Villán de Tordesillas, Villanubla, Villasexmir, Wamba y Zaratán.

Tanto es así, que «algunos días ha tenido que salir a reforzar otro camión, porque no cabía en la ruta habitual. Nos estamos encontrando de todo: restos de poda, colchones, cabeceros de cama, muebles, juguetes… incluso escombros. La gente no está seleccionando, ya lo hemos puesto en conocimiento de la Diputación. Somos conscientes de la situación y que por eso la gente lo está tirando al primer contenedor que encuentran. También, en parte, porque muchos pueblos estos días tienen sus puntos limpios cerrados», añade el presidente.

«Los residuos orgánicos se mantienen al nivel de siempre. En poblaciones como Arroyo se ha notado un aumento debido a que no hay comedores escolares y todos comen en casa. Y en otros pueblos ha descendido porque los fines de semana no reciben la visita de los que tienen allí su segunda vivienda», dice Gerbolés.

La misma situación se vive en Medina de Rioseco y su entorno. De ahí que el Ayuntamiento de la Ciudad de los Almirantes haya pedido a los residentes que «no saquen muebles, electrodomésticos u otros enseres, porque los servicios de limpieza viaria y recogida están centrados en este momento en la limpieza y desinfección del municipio». El Consistorio riosecano tiene un día a la semana un servicio de recogida de esos objetos. Basta con avisar por teléfono y dejar los enseres a la puerta de casa por la noche, y al día siguiente son retirados por personal municipal.

La Mancomunidad Campos Góticos gestiona la basura en Rioseco y su comarca. Su presidente, Miguel Ángel Gómez, anima al uso correcto de los contenedores «por civismo, pero también porque no va a quedar más remedio, ya que si no lo hacemos nos sancionará la planta transformadora». «El mal uso conllevará una sanción que la mancomunidad repercutirá en los pueblos y estos en sus vecinos», advierte Gómez, que avanza la próxima incorporación de contenedores de restos para todo lo que no vaya a los de orgánico, cartón, vidrio y plástico.

Los que por el momento no han alcanzado su tope son los municipios de la Mancomunidad Tierras de Medina, que desde hace unos meses disponen de nuevos contenedores –un total de 600, con una capacidad de 2.400 litros cada uno– a raíz del cambio de servicio. «En esta zona tenemos más capacidad de recogida de residuos sólidos urbanos y un camión adicional», indican desde la entidad, y recuerdan que «en esta época en los pueblos no hay tanta gente como en verano, por lo que a pesar de que se esté aprovechando para hacer limpiezas, no tenemos problemas».

Al igual que en Rioseco, la mancomunidad prevé poner en marcha el habitual servicio de recogida, que «no tiene mucha carga, ya que con el confinamiento la gente no sale de casa a dejarlos».

En la misma línea, el presidente de la Mancomunidad Campo de Peñafiel y alcalde de Fompedraza, Eduardo Benito, constata que en general en Peñafiel y su entorno los enseres no se abandonan en la vía pública. Esto no impide que de forma puntual aparezca alguno, como una taza de váter que se depositó en la calle Hermanas de Santa Ana. Donde parece que sí se acumulan es junto al punto limpio, que es donde deberían llevarse de no estar clausurado.

Según el responsable de la mancomunidad –que da servicio a una veintena de pueblos– el volumen de desechos urbanos que se está recogiendo en Peñafiel durante estos días de encierro y cese de actividad de negocios es «más o menos lo mismo; ya que aunque hostelería y hoteles están cerrados, ha aumentado el consumo doméstico». El Ayuntamiento peñafielense mantiene el refuerzo habitual, recogiendo «los residuos del exterior de los contenedores», anota el alcalde, Elías Arranz.

Información elaborada con textos de Laura Negro, Miguel G. Marbán, Patricia González y Agapito Ojosnegros.