Valladolid

Bolaños de Campos vuelve a tener una vecina centenaria

Iluminada Aníbarro de Paz tiene el singular honor de ser la persona más longeva de Bolaños de Campos, pero también el de haber devuelto a su localidad natal el hecho de tener un vecino de cien años. Fue el pasado 9 de enero cuando Minada, como todos la conocen, cumplió el siglo de vida. Sin embargo, la celebración se aplazó a este pasado fin de semana para que pudiesen asistir más familiares, sin que faltasen sus cuatro hijos –Ausencia, Angelines, Ausencio y Lourdes–, sus diez nietos y sus nueve bisnietos, además de otros familiares.

En la celebración, que tuvo lugar el sábado, no faltó el picoteo, con gran protagonismo de la tarta con las velas de 100 años, e incluso se invitó a tomar café y dulces a los vecinos más allegados. El alcalde, Alberto Callejo, acompañado por la teniente de alcalde, Susana Álvarez, visitó a la centenaria vecina, a la que obsequiaron con una placa de recuerdo y una rosa blanca.

Minada, la pequeña de cinco hermanos, nació un 9 de enero de 1924 en Bolaños de Campos, de donde era su madre, Celestina de Paz. No obstante, se crió en el cercano Villalán de Campos, pueblo de su padre, Félix Aníbarro. Al morir su progenitor, los Aníbarro de Paz se volvieron a vivir a Bolaños, donde Minada, con el tiempo, contrajo matrimonio con Betulio Matallana, de profesión pastor, al que ayudó en las labores del ganado. Ahora sigue viviendo en el municipio junto a su hijo Ausencio y no muy lejos de su hija Ausencia.

«Mi abuela fue una mujer muy trabajadora, que nunca se metió con nadie, que vivía para su marido y sus hijos», recuerda con emoción su nieta Silvia San José Matallana, quien también explica que iba todos los domingos a misa y que el matrimonio «no era mucho de salir». «Una vez fueron a Valladolid a pasar unos días con sus hijas y lo pasaron muy mal, pues estaban hechos al pueblo», señala. Asimismo, su nieta rememora la gran alegría que tuvieron sus abuelos cuando nació su hija Lucía, su primera bisnieta. «La iban a ver todos los días, se la llevaban a casa con el cochecito y Minada la llevaba a misa los domingos», afirma.

El alcalde, además de felicitar a Minada y a toda su familia, hizo hincapié durante la celebración en que «tener personas tan longevas en los pueblos no hace más que refrendar la alta calidad de vida que tenemos y la buena atención y cariño que damos a nuestros mayores». También mostró su alegría porque el pueblo, después de un par de años, vuelva a tener entre sus vecinos a una persona con 100 años.

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