

Secciones
Servicios
Destacamos
Aunque comenzó su andadura mucho antes, fue en 2014 cuando la Unidad de Identidad de Género toma forma definitiva en el Clínico de Valladolid con ... normativa y protocolos. La doctora Ruth González conoce bien una realidad y la experiencia del día a día en su consulta.
–¿Qué es la disforia?
–No es una enfermedad ni un trastorno. Hace tiempo que ya la OMS lo reconoció así. Es una variante más. Son cuerpos normales pero la mente no encaja con ellos y hay una fractura. Estas personas detectan esa falta de identidad y quieren cambiar de cuerpo, entenderse y buscan ayuda. O escapan.
–Y ¿Cómo hacen la transición? ¿Implica siempre cambiar su cuerpo?
–No siempre. Hacerlo les ayuda pero para muchos es secundario; lo que quieren es que los traten como se sienten, que se los acepte como son en su mente y que confluya con el entorno. Normalidad es lo que buscan. Al final, las personas somos cabeza y la transición física pasa a un segundo plano. Aunque muchos la necesitan y culminan en ello; pero creemos que tal evolución conviene hacerla con Salud Mental.
–Es un proceso largo...
–Cada persona tiene sus expectativas y su individualidad. No siempre precisan un cambio radical. Hay personas supertrans que ya tienen su alta y solo acuden al hospital a por su receta de hormonas y no necesitan más seguimiento. Están ya fuera del programa y son pacientes de cualquier especialidad, o no, como todas las personas. Normalmente hay un largo recorrido, muy largo, personal.
–Y ¿desde qué edad puede percibirse esa discrepancia entre mente y cuerpo?
–Desde muy pequeños y la pubertad y adolescencia son momentos vitales. Los niños a los dos o tres años comienzan a identificar su cuerpo y algunos ya muestran signos al respecto. Corrigen a quien los llama como niños y se sienten chicas, o al revés. Se enfadan si no se les deja ser lo que sienten que son, vestirse como tal. Se identifican con amigos del sexo contrario al suyo biológico, en los juegos, en la ropa... A veces es arbitrario y van cambiando su autorreconocimiento. O no se dan ni cuenta pero se comportan de determinada manera. En ocasiones, tampoco significa nada tal actitud; pero algunos son transexuales desde la primera infancia y otros muchos se definen en la adolescencia; aunque también puede ser que se lo callaran. Sobre todo antiguamente lo ocultaban, incluso en la edad adulta. Y la incomprensión era total, incluso los echaban de casa y tenían que buscarse la vida en la calle, en la noche, en la delincuencia... Muchos terminaban en la cárcel por esa exclusión. Y de lo que se trata es de que estudien o trabajen con normalidad.
–Y ¿qué momento es el adecuado para iniciar la trasnsición?
–Cuando son niños hay que observarlos pero dejarlos estar, ver cómo evolucionan. Después, lo recomendable es comenzar en la pubertad si ya se han iniciado en la transformación y ver si tiene consistencia porque un inicio tardío en plena eclosión hormonal no es el mejor momento; aunque es muy frecuente darse cuenta en esta etapa de que su mente no se corresponde con su cuerpo.
–¿A qué edad llegan a la unidad con más frecuencia?
–A los 13 o 14 años. Antes lo más frecuente era que fueran honbres que quieren ser mujeres, transexuales femeninos;pero ahora también es muy habitual haber nacido mujer y querer ser varón.
–¿Quién los deriva?
–Lo más habitual es que lleguen desde AtenciónPrimaria y de forma prioritaria; pero pueden haber estado en contacto con caquier otra especialidad y que nos los deriven.
–Y ¿Cuál es el papel de los profesionales de la unidad?
–Acompañarlos. Acompañarlos en todo el proceso. Trabajamos de forma individual psiquiatra, psicólogo, endocrino... eso hace que no nos influyamos y luego ponemos en común nuestra evaluación, se trabaja con carácter multidisciplinar que incluye también cirujanos claro.
–¿Hay casos en los que realmente no lo sean y crean ser transexuales?
–Sí. En ocasiones hay patologías, hacemos estudio de carotipos claro... a veces se confunden con problemas de conductas alimentarias. Una chica con anorexia que rechaza su cuerpo y quiere uno masculino. O casos en que han sufrido abusos sexuales o violaciones y se sienten más seguras si cambian se sexo... en estas situaciones hay que tratar el problema real claro. Hay mucha confusión y debemos acompañarlos para saber si 'lo soy' o 'no lo soy' porque la identidad sexual se algo muy importante en la vida privada, social, académica, laboral... Es un tema serio y para lograr normalidad hay que hacer las cosas bien. Con garantías.
–¿Han tenido casos de arrepentimiento?, ¿De cambio de pensamiento?
–Sí, los hay y a veces con un rol muy marcado que luego vuelven a identificarse con lo que biológicamente son. O son neutros o no binarios... A veces se rechaza un género en concreto por la situación familiar como una chica que vivía rodeada de hermanos y un ambiente muy machista y necesitaba identificarse con ellos, pertenecer a ese ambiente.
–Con estos planteamientos, ¿Le gusta la polémica nueva 'ley trans'?
–Muy poco. Es una desprotección muy grave. Cuando una persona se siente de un sexo distinto al biológico está sufriendo una fractura importante en su vida y en una edad complicada de su existencia. No puede ser una decisión inmediata, no pueden menores de edad asumir tal responsabilidad. Es injusto para ellos. Supongamos que han sido chicos, con sus amigos, en casa, familiares, colegio... y de pronto piden que se les llame y trate como a mujeres, estó es una gran decisión que afecta a toda su vida, supone una gran fragmentación y el proceso requiere su tiempo, consolidar y, sobre todo, contar con el apoyo profesional que te ayude a andar el camino, somos acompañamiento para entender las emociones. Yo siempre les digo: aquí no hay pregunta trampa, nadie juzga, solo ayudamos a entender para adoptar al final la mejor decisión. Estar bien asentados y seguros para comenzar a hormonarse o para realizarse alguna intervención quirúrgica. Tienen confianza absoluta en nosotros, los vemos al menos una vez al mes. Lo más importante es tratarlos con respeto, normalizar esta situación. Son personas sanas que pasan por una transición como lo son la menopausia o el embarazo, no son enfermedades pero precisan apoyo profesional del sistema sanitario.
–¿La ley no respeta la mirada profesional?
–No han consultado ni con especialistas médicos o psicólogos o juristas... y focalizan otra vez en el género todo. Solo se fija en esto y deja lo demás al margen. Es importante, por ejemplo, evitar la presión del grupo. Si eres trans ya no te dejan dejar de serlo o decidir finalmente no identificarte finalmente con ello. Queremos que decidan de forma aséptica, libre. No se les puede dar esa responsabilidad. Muestra obligación es protegerlos porque hablamos de menores.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.