El acusado, protésico dental de profesión, ha subrayado durante toda su declaración que es víctima de extorsión desde que, ha relatado, Arso Atanasov, que era cliente de su clínica al igual que su pareja Yolanda, vio que iba a hacer unas obras de reforma en el local que tenía alquilado en Arca Real porque quería ampliar su negocio y se ofreció a presentarle a Emil Artinov, que podría contratar a una cuadrilla para hacer el trabajo. Eso ocurría la víspera del crimen, el 16 de octubre de 2018. Los tres quedaron y desde Covaresa se desplazaron en el coche de Emil a Torrecilla, donde Rubén tiene una finca en la que guardaba materiales de una reforma anterior en su otra clínica que quería emplear en la nueva, ha asegurado a preguntas de la representante del ministerio fiscal, que cuestiona la realidad de esa cuadrilla de albañiles y de esa obra.
Al día siguiente, el 17 de octubre, día de autos, se presentó en el local del 'dentista' la cuadrilla de búlgaros reclutada por Emil Artinov y Arso, «que hacía de traductor, aunque luego en la prisión he visto que hablan perfectamente en español», ha subrayado el procesado, que decidió no contratarlos entonces «por su actitud y porque no me dieron ninguna confianza».
Posicionamiento
«¿Cómo explica su presencia en la Circular la mañana del crimen?», le ha preguntado la fiscal. Ahí fue, según la versión del primer acusado, cuando empezaron los problemas, porque le habrían obligado a acompañarles a un bar de la Plaza Circular para que explicara a los «trabajadores» los motivos por los que no les contrataba. «Emil se puso muy agresivo en ese momento y yo me marché a la clínica porque tenía que adelantar unas prótesis que tenía que entregar por la tarde».
Pero al poco rato los otros dos hombres se presentaron allí y le obligaron a acompañarles. «Arso vino en mi coche y Emil iba en el suyo. Al llegar a Juan Carlos I recogió a los otros tres y le seguimos». Pararon en el polígono próximo a Laguna de Duero. «Allí salimos de los coches y uno de ellos (Gabriel Emilov) se vino hacia mí con una navaja o un destornillador. Arso le interceptó y tuvieron una fuerte discusión. Me metí en el coche y después vino Arso y de camino a Valladolid me dijo que lo mejor es que les pagara«. Para la reforma habían 'presupuestado' 12.000 euros, la mitad al principio y la otra mitad al término de la obra. Según sostiene, a Arso le ha estado pagando cantidades semanales y hasta el tratamiento dental no pagado por su novia y en la prisión Gabriel Emilov le ha exigido el pago de la obra que no hicieron nunca.
Asegura que su presencia en las proximidades del domicilio de María Aguña no obedeció a que los tres sicarios que entraron en la casa tuvieran que entregarle el botín a él en ese punto para después repartirlo en el polígono, ni que estuviera realizando labores de vigilancia mientras los otros desvalijaban la vivienda en busca de la caja fuerte. «Yo no conocía el domicilio de esa señora», ha indicado, aunque sí ha admitido que el hijo de María y la pareja de este eran clientes de su clínica. «Supe que había muerto la madre de Jesús Ángel porque su pareja, Cristina, llamó para retrasar por tercera vez una cita, pero no que fuera la señora de la Circular. De la muerte de María Aguña me enteré un año después, cuando me detuvo la Policía«, ha zanjado el acusado, que niega rotundamente saber que María guardaba mucho dinero y joyas en la caja fuerte de su vivienda y ser el inductor del asalto fallido con tan trágico resultado.
Como los otros cinco procesados, se enfrenta a penas que pueden llegar a la prisión permanente revisable si prospera la tesis del asesinato del fiscal y una de las acusaciones. Les imputan, además, robo en casa habitada, detención ilegal y pertenencia a organización criminal.
La vista oral con las declaraciones del resto de los acusados por el crimen de la Circular continúa esta tarde en la Audiencia de Valladolid.
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