El presunto autor era «un habitual» de la prisión y no se le aplicó el protocolo antisuicidios
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El historial de Aazid en la cárcel de Valladolid se remonta a 2018 y salió la semana pasada porque se le había suspendido la condenatribunales ·
El historial de Aazid en la cárcel de Valladolid se remonta a 2018 y salió la semana pasada porque se le había suspendido la condenaEra media tarde de este miércoles cuando funcionarios de la prisión de Villanubla abrían la celda del módulo siete en la que estaba alojado Aazid El-Yazid, de 43 años, el presunto autor del triple crimen de La Rondilla y se lo encontraban ahorcado con ... un trozo de tela. Por la mañana, el veterano preso, que reingresó el día anterior en el centro penitenciario del que había salido pocos días antes porque se le había suspendido la condena, había exigido hablar con su abogado. Cuando los funcionarios consiguieron localizar al letrado y le fueron a «bajar», se lo encontraron muerto. Según fuentes penitenciarias, al tratarse de un preso «habitual» y no «dar el perfil», el médico y la psicóloga de la prisión descartaron aplicarle el protocolo antisuicidios, pues no apreciaron que necesitara acompañamiento. Sí se le dirigió a un módulo «más tranquilo» en previsión de que se pudieran producir agresiones por parte de otros presos, que le recibieron a gritos de «asesino» cuando le conducían a su habitación. Había sido detenido cuando se estaba escondiendo del cerco policial entre dos coches de una calle de La Rondilla cinco días antes . El juez había decretado la prisión provisional, comunicada y sin fianza y se le estaba investigando por las muertes de su mujer, Eva María Asensio, de 54 años, la madre de esta, María del Carmen González, de 78 y de un supuesto socio en el negocio de tráfico de drogas, Juan Carlos Palomino, de 72.
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«Es impredecible lo que pueden hacer estas personas, pero desde luego su personalidad estaba muy lejos de ser típica de los comportamientos autolíticos ni siquiera de las simulaciones. Nos hemos encontrado con presos que se ahorcan justo a la hora de apertura de celdas, que saben que va a pasar el funcionario y lo hacen simplemente para llamar la atención», han indicado fuentes del caso. Testigos de su reingreso señalan que su actitud «estaba muy lejos del arrepentimiento, llegó soberbio reclamando sus derechos, en una actitud más desafiante que otra cosa, todo lo contrario a una personalidad depresiva que haga pensar en un posible intento autolítico». Precisamente por este tipo de personalidad, el suicidio del preso magrebí les resulta «muy extraño».
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Aazid tenía un largo historial delicitivo y era considerado un delincuente «muy violento y chungo». Había estado en primer grado penitenciario. Llegó desde León al centro penitenciario de Valladolid en 2017 y en este tiempo ha encadenado varias condenas, no solo por delitos relacionados con el tráfico de drogas sino también por intentos de homicidio, robos con violencia y agresiones muy brutales a ancianos. En el momento de producirse los crímenes se encontraba en suspensión de condena de una de sus causas penales.
La Secretaría de Instituciones Penitenciarias ha dado traslado a la autoridad judicial del suicidio del preso. Este jueves se le está practicando la autopsia para establecer las causas de la muerte. En paralelo, se ha abierto una investigación interna por parte de la autoridad penitenciaria para esclarecer las circunstancias del fallecimiento aunque desde la Administración se señala que «se ha actuado dentro de la normativa».
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