Valladolid

La plaza de Poniente crece sobre el espacio de su centenaria gasolinera

Así, la plaza de Poniente ha crecido unos metros sobre el espacio que ocupaba la gasolinera, que en el último cuarto de siglo abanderaba Repsol, hasta el punto de que el paso peatonal por este punto, que linda con el corredor para vehículos que discurre hacia Fuente Dorada, se ha triplicado hasta superar los seis metros de ancho e igualarse así al resto de la acera que recorre el perímetro del parque, con la que comparte adoquinado y a la que se han sumado dos pequeños alcorques al borde de la calzada en los que aún falta por plantar los pertinentes árboles.

Los operarios, una vez desmontados los depósitos y cubierta la enorme zanja abierta que realizar la intervención, pudieron ampliar la acera ocupando tanto el espacio dejado por la caseta y los surtidores como el hueco de la dársena habilitada para que pudieran parar los conductores. La acera en cuestión luce ahora el mismo diseño, de adoquines grises en dos tonalidades, que la que recorre el resto de la plaza al borde del vallado de los jardines centrales.

Para ello han sido necesarios más de dos meses de trabajos para retirar los tres enormes depósitos subterráneos, de 20.000 litros cada uno, y el decantador que ocupaba el subsuelo a un metro de profundidad bajo la calzada. Antes se retiraron la caseta de la pequeña oficina de la estación de servicio y el surtidor en sí ante el que pararon miles de conductores para repostar durante los cien años en los que estuvo en uso una gasolinera que nació al calor del nacimiento de la extinta Compañía Arrendataria del Monopolio de Petróleos (Campsa), la petrolera española creada en 1927 a partir de una ley, la del Monopolio de Petróleos, que entendía su función como un servicio público y que rigió hasta la liberalización del mercado en los años ochenta del siglo pasado.

El surtidor de Poniente nació a la vez que los también urbanos de la Circular y de los Jardines de La Rubia (hoy adosados a la entrada de Vallsur en el Paseo de Zorrilla), que acabó gestionando Repsol y que cerraron sus surtidores a la vez, el 1 de septiembre de 2023, al darse por concluida la concesión para su explotación otorgada en 1998 y que alcanzaba los 25 años. Aquella normativa puso fin a una concesión gratuita de uso del suelo, de la que disfrutó Campsa, como empresa pública, durante decenios y que después heredó Repsol (empresa privada) hasta que reformó la legislación y se obligó a la compañía a abonar un canon inicial de 25 millones de pesetas y del 0,7% de los beneficios por cada cien litros de combustible vendidos.

Pero la concesión expiró y el Ayuntamiento acordó el año pasado no renovarla y extinguir la explotación de las tres gasolineras urbanas. Así que las tres cerraron a la vez, aunque solo una, la de Poniente, ha sido desmantelada por completo y repuesto el suelo que ocupó durante un siglo. Las otras dos, la de la Circular y la de Vallsur, aún conservan sus casetas y esperan la misma operación que la ahora concluida en la plaza de Poniente a cargo de la que fue la concesionaria de su explotación.

Así que Repsol deberá realizar la misma intervención en las otra dos gasolineras, es decir, retirar la caseta y la marquesina (en el caso de Vallsur), los surtidores y los depósitos subterráneos para después urbanizar la acera y alinearla con el resto de su entorno. Solo en el caso de la Circular se mantendrá, en principio, la dársena para su posible uso para aparcamientos.