Mostrador de facturación de Ryanair en el aeropuerto de Valladolid en una imagen de archivo. J. M.

La plantilla de Ryanair en Valladolid pide ayuda a las instituciones para recuperar los vuelos

Los trabajadores denuncian que aún no han recibido ninguna información sobre un eventual traslado

Sábado, 1 de febrero 2025, 15:13

«Nosotros lo que queremos es que pongan vuelos en el aeropuerto de Valladolid, porque como ya dijo la country manager (Elena Cabrera) tiene capacidad suficiente para tener un millón y medio de pasajeros. Cuando teníamos 500.000 teníamos cinco vuelos diarios». Son palabras ... de Javier Bartolomé, el portavoz de la docena de trabajadores de Ryanair en Villanubla, que ven peligrar sus puestos tras el anuncio de la compañía de que dejará de operar en la provincia a partir del 31 de marzo.

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El personal de tierra se enteró de la decisión de la aerolínea «por la prensa» y está sumido en la incertidumbre desde entonces. «De momento no nos han dicho nada sobre condiciones, tiene que venir Recursos Humanos, pero nos quieren hacer un despido por cese de actividad» y eso equivale a la indemnización más reducida, «veinte días por año trabajado, con doce meses como máximo», explica Javier Bartolomé, que con dos décadas de antigüedad es el más veterano de la plantilla de Valladolid.

Hace unos días Ryanair aseguró, por boca de Elena Cabrera, que había ofrecido recolocar a los empleados del aeródromo de Villanubla en otras instalaciones similares donde la compañía tiene «bases», lo que situaba a Madrid como el destino más próximo. Una información que aún no ha llegado a los afectados. «No sabemos nada. Sabemos que a los de Jerez, que Sevilla les pilla al lado y es grande, les están diciendo que allí no tienen sitio», indica el portavoz de los trabajadores.

Contratados a media jornada

Su precaria situación se ve aún más ensombrecida por el hecho de que tienen «un contrato a media jornada» que hace inviable que puedan instalarse en la capital de España, teniendo en cuenta «el precio al que está». Por eso, si finalmente tienen que cambiar de ciudad, reclaman «un traslado en condiciones razonables». «Habría que preguntar a la country manager qué tipo de contrato nos van a dar. ¿Nos vamos a Madrid por 1.000 euros? ¿Y dónde vivimos, en la calle?», se pregunta.

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Mientras su situación laboral se aclara, están intentando «buscar soluciones» y en esa línea piden ayuda a las instituciones. «Aunque Ryanair ha dicho que no quiere hablar con la Junta es importante que ellos insistan en alguna solución temporal hasta que lleguen a un acuerdo», reclama Bartolomé, quien también rechaza la posición de la Consejería de Movilidad y Transformación Digital de que en este asunto solo tiene capacidad de actuación el Gobierno: «Ellos pueden insistir, pueden hacer cosas si quieren, si hay voluntad», defiende convencido.

«Todo el mundo tiembla, porque somos la mitad del aeropuerto»

Javier Bartolomé

Portavoz de los trabajadores de Ryanair

En su día los empleados ya contactaron con el Gobierno autonómico y en concreto con el dimitido Juan García-Gallardo, al que abordaron en un acto. «Hablamos con el que fue vicepresidente y él hizo un poco de presión», recuerda Bartolomé, que detalla que le transmitieron «cuál era la situación del aeropuerto y que tuvo muchísjmos vuelos, que lo dejaron de subvencionar y se los llevaron a Santander, y que ahora Santander tiene un millón de pasajeros». Y en relación al ministro de Transportes y Movilidad Sostenible, el exalcalde Óscar Puente, señala que «dijo que iba a hacer base en Valladolid y que iba a fomentar Valladolid, y ahora ni se le ve ni se le escucha».

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Los integrantes de la plantilla de Ryanair en Valladolid tienen entre sus funciones realizar la facturación, el embarque, la descarga de maletas y la coordinación de los vuelos, «todo lo que es asistir a un avión cuando está en tierra». Tareas que dejarán de realizar a menos que Aena se avenga a reducir las tasas como exige la firma irlandesa, algo que no parece probable. En este sentido, el portavoz hace una reflexión: «Se genera más cobrando menos tasas y teniendo todos los servicios activos y generando más dinero por otro lado que teniendo el aeropuerto vacío». Y añade que el desánimo se ha extendido a «los compañeros de otros sitios, como seguridad, la cafetería... Todo el mundo tiembla, porque somos la mitad del aeropuerto».

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