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Unos metros más adelante de la Plaza Mayor de San Martín de Valvení vive Plácida Álvarez, que tiene 65 años y es la alguacila de la localidad. Le separa una distancia reducida de su vecina Maura Nieto, pero llevan sin verse «lo menos quince días». Ni tan siquiera coinciden a la hora de llenar la despensa porque los vendedores ambulantes acuden casa por casa. «Pues sabemos los unos de los otros lo que oímos de casualidad por el pueblo si coincides con alguien, pero vernos no nos vemos».
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Con quien sí mantiene contacto Álvarez, que ha «tirado de ingenio» y se ha elaborado una mascarilla casera con dos gomas y «un par» de hojas de papel de cocina para sentirse «segura» cada vez que tiene que salir de su vivienda, es con las «de mi quinta». El grupo de WhatsApp 'Chicas de San Martín' es la única vía de comunicación existente entre este grupo de mujeres que, antes de la pandemia, compartían clases de gimnasia, ensayos del coro de la iglesia y el Aula Cultural de la Diputación Provincial. «Si no fuera por el móvil no sabríamos nada las unas de las otras, y eso que estamos en un pueblo pequeño, que esto no es Valladolid», incide. «Se echa de menos la partida, el bar, tomar el vermú después de misa... Eran pequeñas cosas que teníamos y que nos hacían felices, pero que no aprendes a valorar hasta que dejas de hacerlo», continúa.
A Plácida Álvarez, como al alcalde, le «sorprende» el silencio «abrumador» que predomina en las calles. Asegura estar habituada a «ver poco jaleo, pero tampoco tanto». «Somos poca gente y quieras que no te acostumbras, pero no había visto algo igual a lo de ahora, está todo el pueblo vacío y desierto», indica.
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