Elena Ruiz Tejero (Valladolid, 1969) regenta desde hace treinta años la peluquería Brillos en la urbanización Valparaíso. Antes de ponerse al frente de su propio negocio, trabajó en otros salones «hasta que me decidí a coger este traspaso». En este tiempo ha tenido varias empleadas ... pero hace ya unos años que trabaja sola. «En muchas peluquerías nos cuesta llegar a hacer nuestros pagos, a tener empleados, a sacar sueldos, seguros sociales, autónomos... A ver si conseguimos que nos bajen el IVA, ahora que encima nos acaban de subir el IVA de productos básicos de la cesta de la compra». «Desde que nos subieron el IVA, que nos dijeron que iba a ser por unos años, ha mermado muchísimo el negocio. La peluquería no es un artículo de lujo. Todo el mundo necesita cortarse el pelo y sentirse guapo para sentirse bien. Es un artículo de necesidad».
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Sonia Quintana
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-¿Cómo ha cambiado su profesión en estos treinta años?
-Muchísimo. La clientela de antes era más fiel, ahora va a salto de mata. Pica aquí, pica allá... Mira mucho el precio. Cuando yo empecé, la clientela era más fiel y miraba mucho la calidad y no tanto el precio. También ahora con las redes sociales, sobre todo la gente joven, se hacen muchas cosas en casa. Cada vez hay más videos en YouTube y en Instagram y la gente joven se hace las planchas, las mechas... Unas niñas se lo hacen a otras...
-Nada que ver con las peluquerías de antes.
-Antes la clienta era tu amiga y tú eras su confidente; ahora es todo más impersonal. Mi clientela es fija porque yo llevo aquí muchos años pero tengo amigas que tienen peluquerías en barrios más grandes y la clientela es mucho de 'ahora pruebo aquí', 'ahora cambio'... Antes venía mucha gente todas las semanas a peinarse; eso ha pasado de moda. Ahora la gente viene a la peluquería más esporádicamente.
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-¿Y qué se demanda?
-Se tienden a hacer cortes de pelo muy funcionales para que la gente se los pueda mantener bien en casa y no tengan que depender tanto de venir a la peluquería. Vienen para hacerse unas mechas, un moldeado, el tinte...
-¿No ha habido relevo generacional en la clientela?
-La clientela joven viene, por ejemplo, una vez cada cinco meses a darse unas mechitas, a cortarse un poquito las puntas... La clientela más fija, que viene una vez al mes, es más de mediana edad. La época fuerte de las peluquerías siguen siendo los meses de las bodas, bautizos y comuniones. Diciembre, de cara a las Navidades, también es muy buen mes.
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-¿Qué es lo que se va a llevar esta temporada?
-El público de Valladolid es clásico, le cuesta mucho cambiar. De cara a este otoño se llevan mucho las melenitas cortas con ondas, el corte sari, el pixi... A mí me encantan los pixis. Me gusta mucho, dentro de la moda que se vaya a llevar cada temporada, adaptar el corte al tipo de pelo y la fisonomía de la clienta y que luego se lo pueda mantener en su casa. Hay cortes muy modernos que luego llegas a tu casa y no sabes qué hacer con ellos. Que lo sepa mantener bien, que le favorezca y que se encuentre cómoda.
-¿Y en color?
-Ya no se lleva el rubio tan claro, tan dorado, tan platino... Ahora se llevan muy matizados: tonos caramelos, avellanas, galletas... Se lleva también el cobrizo mezclado con negro. Yo creo que el cobrizo se lleva siempre y siempre se llevará. Los chocolates, los castaños muy sutiles... Estos son los tipos de tonos que vienen de cara a este Otoño-Invierno.
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