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Marina Carmona Fernández (Valladolid, 1978) es asesora de crianza, especializada en primera infancia. Asesora de crianza «respetuosa», apostilla esta experta en educación de niños entre los 0 y los 6 años. «Me dedico a acompañar a las familias, en especial a las madres que están ... en esa primera etapa de crianza de sus hijos. Acompañarlas en la crianza desde un enfoque de respeto a la infancia y de respeto a ellas mismas. Para poder llegar realmente a los niños, que es mi propósito último, se necesita llegar primero a las madres».
-Maestra de Educación Infantil, ¿cómo decidió dar un giro a su carrera?
-Durante toda mi vida he trabajado en atención directa con niños. He trabajado como maestra de Educación Infantil, he dirigido varias escuelas, he arrancado desde cero otras... Después de veinte años en atención directa con niños, llegó un momento en el que me di cuenta de que, por muy buen trabajo que yo hiciera con los niños, si no trabajaba con las familias como se merecen, no se llega a los niños de la misma manera. A lo largo de mi trayectoria profesional me di cuenta de que los problemas de la crianza son siempre recurrentes y, en muchas ocasiones, hay mucho dolor. Las madres necesitan en ese proceso de crianza un soporte donde apoyarse.
-¿Cuáles son los principales problemas?
-Generalmente las madres llegan a mí en el tema de poner límites sin llegar al grito o gestionar los conflictos del día a día sin castigos ni amenazas. En ese momento se encuentran con una barrera que no saben cómo afrontar y, aunque tengan información en relación a cómo criar desde el respeto, les falta esa capacidad de ponerlo en práctica. Mi labor es acompañar ese momento; darles las estrategias y los recursos y, lo más importante, el soporte emocional que necesitan.
-El quid de la cuestión: el soporte emocional.
-Sin duda. La información la tenemos en las redes. Yo misma, a través de mis redes, cuelgo montones de estrategias y contenido de valor; pero lo que realmente hace que transites este periodo con serenidad, con firmeza, con la templanza y la alegría que merece la maternidad, la diferencia está en el apoyo emocional para este periodo.
-¿Sigue habiendo mucha crianza tradicional?
-Mucha, mucha, mucha. Todavía hay mucho residuo del pasado. Aunque también es verdad que yo, en estos veinte años de profesión, me he dado cuenta de que la gente cada vez tiene más claro que el camino del grito, del chantaje y de la amenaza no es el que quieren llevar.
-¿Para qué edades es mayor la demanda?
-Generalmente llegan a mí en torno a los dos años. La etapa de los dos es la que llaman 'la adolescencia de los dos'. Es una etapa en la que el niño empieza a tener su voluntad y los padres se encuentran con que ese niño que hasta la fecha era 'yo lo cojo, lo llevo, lo pongo, lo traigo...' empieza a tener su punto de vista y se enfrenta y ahí empieza el conflicto con las familias.
-¿Un consejo generalizado?
-Es fundamental tener conciencia de qué nos está pasando en cada momento y tratar de averiguar qué necesidad hay detrás de las emociones que vivimos para podernos enfrentar a los niños con conciencia de en qué lugar estamos nosotros también.
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