Paso inferior del tablero del puente de Juan de Austria, con las vallas aún cerrando el paso de las escalinatas laterales, y detalle de la diferencia entre el tramo del borde asegurado y el que se mantiene sin tocar. J. Sanz

Valladolid

La operación de maquillaje del puente de Juan de Austria olvida sus peligrosas escalinatas

La falta del material para colocar unas chapas al borde del tablero mantiene acordonados sus remozados laterales sin riesgo ya de caídas de cascotes

J. Sanz

Valladolid

Sábado, 15 de junio 2024, 08:14

Las obras de urgencia para asegurar los carcomidos laterales de hormigón del tablero del puente de Juan de Austria, una infraestructura construida entre 1989 y 1990, comenzaron hace dos meses y a día de hoy, cuando acaba de cumplirse el plazo para ejecutar esta intervención ... destinada a poner fin a las caídas de cascotes sobre su paseo inferior, las vallas continúan impidiendo el paso por sus escalinatas laterales. Los trabajos como tal, según aclaran fuentes municipales, sí están concluidos una vez remozados sus bordes en sendos tramos lineales de treinta metros, es decir, que se ha eliminado ya el riesgo de desprendimientos sobre la vía pública desde la parte superior del paso sobre el Pisuerga.

Publicidad

El problema, concretan, es la falta del material destinado a revestir el tramo remozado del borde del tablero, una chapa destinada a tapar el canto del puente con una función «meramente estética». Pero las irregulares escalinatas de sus laterales, que permiten descender desde la plaza de Juan de Austria hacia el paseo de la ribera y al cercano parque Tomás Rodríguez Bolaños, mantienen las vallas (de aquella manera) y los precintos (rotos) que prohiben, en teoría, bajar por ellas en un aparente canto a una posible reparación. No será así.

El puente, el octavo construido sobre el Pisuerga, fue inaugurado en 1990 y comenzó a dar problemas veinte años después

El Ayuntamiento, en este sentido, descarta reformar las escaleras, cuyo estado es, cuando menos, peligroso al presentar un pronunciado desnivel y acusadas irregularidades en sus escalones de hormigón, al menos, por ahora al entender que no se trata de una cuestión «urgente». De manera que cuando se coloquen las chapas en los cantos, ya rehabilitados, del puente (solo del lado del plaza de Juan de Austria), las maltrechas escalinatas volverán, en teoría, a abrirse. Su evidente mal estado, en cualquier caso, invita a evitarlas y optar por la rampa existente por el borde de la tapia de la parte posterior del colegio de Las Agustinas, justo al lado del propio puente, como vía más segura para bajar al paseo de la ribera.

El puente de Juan de Austria (o del 'Corte Inglés'), el octavo construido en la ciudad sobre el Pisuerga, fue levantado entre los años 1989 y 1990 para unir Parquesol con el centro, y viceversa, y fue inaugurado por el entonces alcalde, Tomás Rodríguez Bolaños (fallecido en 2018), el 19 de mayo de 1990. Es una mole de hormigón con un tablero de 195 metros de longitud que se sustenta sobre un doble arco de 95.

Publicidad

Pendiente, hierbas e irregularidades de la escalinata del puente de Juan de Austria (por el lateral derecho hacia Parquesol).
Las vallas impiden el paso por las escalinatas, del lado del parque Tomás Rodríguez Bolaños.
Vallas en la parte superior que cortan el paso hacia la ribera.
Canto remozado del tablero del puente de Juan de Austria.
Hierbajos en la mediana de la calzada del puente de Juan de Austria.

1 /

Los problemas en la infraestructura, cuya estabilidad nunca se ha visto comprometida, comenzaron en 2010 del lado de la plaza de Juan de Austria fruto de la rotura de una tubería que afectó al asentamiento del terreno que soporta la estructura. Aquel problema se reparó entonces. Pero fue el pasado enero cuando comenzaron los desprendimientos de cascotes desde los laterales del puente, del que llegaron a caerse bloques de hormigón del tamaño de ladrillos, mientras el agua continuaba manando por el soporte de hormigón. Los bordes se sanearon provisionalmente, solo eso, y el perímetro bajo el tablero se acordonó.

La posterior revisión de la infraestructura, en la que se volvieron (como en 2010) a descartar «problemas estructurales», determinó que el problema radicaba en «un fallo por corrosión de las piezas prefabricadas de remate» en los bordes del voladizo y en un tramo lineal de treinta metros. Aún pasarían tres meses para que, a mediados de abril, comenzaran los trabajos para asegurar y revestir las piezas dañadas del canto y, a mayores, sellaran las grietas del muro que soporta el puente para poner fin tanto a los desprendimientos como a las nuevas filtraciones.

Publicidad

Malas hierbas

Los trabajos están, en teoría, rematados a expensas de la llegada de las citadas chapas para revestir definitivamente, con una función «estética», los bordes remodelados de los laterales del tablero una vez sustituidas las impostas que presentaban grietas.

Fuentes municipales inciden en que la intervención se quedará, por ahora, en lo ya realizado cuando se coloquen las chapas y aplazan la necesaria, y eso es evidente, reforma de las escalinatas al considerar que no se trata de una cuestión «urgente».

Publicidad

Y todo ello coincide en el tiempo con la intervención «de urgencia» para afianzar los laterales de otro viaducto, en su caso sobre la vía, como es el de Arco de Ladrillo, que arrancó en apenas unas horas desde que se anunció el pasado 30 de mayo y que mantiene desde entonces un carril cortado en cada sentido. Allí se van a afianzar también los bordes y a sustituir los quitamiedos, con un coste que ronda los dos millones de euros, cuando acaba de presentarse el proyecto de construcción de un paso subterráneo con la recomendación expresa de Adif de que se derribe el viaducto para «ganar tiempo» e iniciar los trabajos del futuro túnel.

El viaducto de Arco de Ladrillo, sea cual sea su futuro, es una infraestructura de 1964 (70 baños lleva en pie) que lleva lustros siendo objeto de intervenciones para asegurar su esqueleto de hormigón. Mucho más moderno, de 1990 (34 años), es el puente de Juan de Austria. Allí los problemas surgieron veinte años después de su apertura. Y continúan. Las peligrosas escalinatas, en las que al margen de su acusado desnivel y de sus irregulares escalones, florecen las malas hierbas -también la mediana de la calzada para vehículos-, se mantendrán como están. Al menos, por ahora.

Publicidad

El puente de Juan de Austria nació a finales de los años ochenta, con un coste de quinientos millones de pesetas (tres millones de euros), en el marco de un Plan Especial de Reforma Interior (PERI) del entorno en el que, al margen del paso, inaugurado el 19 de mayo de 1990, se urbanizó la actual plaza de Juan de Austria y los alrededores, se recuperaron las riberas y se ordenó el tráfico hacia y desde Parquesol.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

0,99€ primer mes

Publicidad