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La «olvidada» iglesia de la Magdalena reclama ayuda para su renovación interior«Lo que se aprecia nada más entrar en esta iglesia es como si hubiera pasado mucho tiempo desde la última vez que se arregló ... algo, como si estuviera olvidada, dejada y es una pena porque es una parroquia con mucha vida», señala el sacerdote de este templo renacentista, Javier Martínez. Lleva medio siglo ligado a la iglesia de Santa María Magdalena de Valladolid y asegura que el paso del tiempo ha hecho mella en esta «joya arquitectónica y patrimonial que ahora necesita ser intervenida».
Es la opinión de quien mejor conoce cada uno de los rincones de este vetusto edificio de piedra que fue mandado edificar en el siglo XVI por el abulense Pedro de la Gascala. Ahora la iglesia necesita renovar su aspecto interior, desde la cripta que esconde un gran espacio diáfano en el subsuelo del templo, hasta el órgano ubicado en la parte superior, la del coro y del que solo permanece en pie el esqueleto de madera de 300 años de antigüedad. Devolver la melodía a tan antigua pieza es una de la peticiones de este entregado párroco.
«Estamos hablando del segundo órgano más antiguo de Valladolid. El año que viene cumplirá tres siglos y su estructura de madera necesita de una restauración completa para su puesta en marcha y dotarle de su estructura metálica que desapareció en tiempos de guerra», explica Martínez. Su idea es «abrirlo» a todos los públicos aprovechando que el templo se encuentra en una zona universitaria. «Podrían venir a dar clases, audiciones, conciertos, que se le diese un uso social», explica mientras muestra orgulloso una inscripción antigua del instrumento.
Con una pequeña linterna supervisa las evidentes grietas que salen de una de las esquinas de la zona del coro. «No hay peligro estructural porque ya fue restaurado en su día, pero estéticamente no es agradable porque tenemos grietas y manchas de humedad en paramentos interiores y en el techo que nos gustaría arreglar», comenta. Fue en 2007, gracias a la intervención en las cubiertas de la Dirección General de Patrimonio de la Junta de Castilla y León cuando arreglaron «uno de los problemas más serios que ha tenido la iglesia por las humedades y las filtraciones».
Han pasado los años y tampoco el suelo se encuentra en buen estado, fundamentalmente la parte más cercana a la cripta, una zona en la que las láminas de madera se han abombado demasiado y provocan algún que otro tropezón. «Son cosas que van sumando y que hacen que la iglesia no esté como debería y que necesite una restauración más que urgente», señala el párroco.
La renovación de la iluminación y la restauración de los retablos «que son de primerísimo orden» son otras de las necesidades de esta construcción del siglo XVI que mantiene sus puertas originales. El retablo mayor de la iglesia de Santa María Magdalena, obra del escultor Esteban Jordán representó además el proyecto de mayor envergadura de su primera época. «La carpintería es de un valor incalculable y este retablo es una réplica del retablo mayor de la catedral de Astorga. Es una auténtica joya aunque somos conscientes de que sería una inversión de cientos de miles de euros», asegura el cura.
Para que todos estos proyectos de mejora puedan hacerse realidad, desde la congregación entienden que son dos las administraciones principales que tendrían que ayudar a la mejora interior del templo. «La Junta de Castilla y León al tratarse de un Bien de Interés Cultural y el Ayuntamiento de Valladolid por la utilidad tanto turística como social que se le podría dar a este valioso espacio»
Esta parroquia, según el párroco, pertenece a un barrio de un poder adquisitivo «medio-bajo» y el simple hecho de tener la iglesia abierta, limpia y con calefacción se lleva mucha parte de los fondos. «Por eso, no se puede pedir a los feligreses el arreglo de un monumento como este, que es de todos y forma parte del patrimonio de Valladolid», explica Martínez, quien pone el valor de obras anteriores que se han llevado a cabo costeadas íntegramente por la congregación.
El cura incide en que estos son los proyectos que deberían ponerse en marcha con mayor rapidez pero no son los únicos. A largo plazo los accesos a las salas de catequesis de las plantas superiores deberían contar con un ascensor o la construcción de un nuevo cerramiento para que la entrada permaneciese más tiempo abierta con el fin de potenciar las visitas.
La obra más reciente fue en su exterior y se llevó a cabo para atajar los problemas derivados de la caída de cascotes en esta iglesia. Los andamios se retiraron a finales de junio de 2019, después de ocho meses de trabajos de rehabilitación en el lateral de la iglesia que mira a la calle Ramón y Cajal y en la torre de la esquina con Colón. Asimismo, su principal reclamo exterior, un inmenso escudo de estilo renacentista -considerado el motivo heráldico esculpido en piedra más grande del mundo- fue restaurado en este proyecto.
«El problema es que aquellas obras se comieron el presupuesto de la parroquia», explica Martínez, quien pone el valor del esfuerzo económico que se ha hecho por parte de los miembros de esta parroquia en reformas anteriores. «Como por ejemplo la construcción de la casa parroquial en 2014, la calefacción que tuvo que arreglarse en 2004 y supuso una inversión cercana a los 100.000 euros, los arreglos de la capilla antigua que supusieron 30 millones de pesetas en los años 90 y las pequeñas obras que se han ido acometiendo en los últimos años», explica el párroco.
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