![Ocas con sus polluelos en las aguas del Pisuerga.](https://s2.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/2023/05/04/tor11--758x531.jpg)
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La llegada de la época de la puesta de las ocas y patos que conviven en las aguas del Pisuerga ha devuelto la normalidad al ecosistema fluvial urbano y sus polluelos navegan de nuevo por el río con normalidad. Así lo atestiguan las estampas que ... se divisan estos días, sobre todo, en el entorno de la pasarela peatonal del Museo de la Ciencia y la isla de El Palero.
La situación, ahora habitual, nada tiene que ver con lo vivido el año pasado en el mismo escenario, cuando se recogieron la friolera de 93 aves muertas, en su mayoría ocas (74), fruto de un brote de gripe aviar que puso en jaque la supervivencia de esta ave asentada en el Pisuerga. Dicho brote se dio por concluido a comienzos de mayo.
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«Desde entonces no se ha vuelto a detectar la incidencia de la gripe aviar y no se han vuelto recoger aves muertas más allá de algún caso puntual desvinculado de posibles brotes», confirma el concejal de Salud Pública, Alberto Palomino, quien recuerda que el brote como tal se declaró a partir del 7 de abril de 2022 y se decretó definitivamente su final el 3 de mayo siguiente.
En ese intervalo de apenas un mes se recogieron, sobre todo, de las aguas del Pisuerga más de tres aves muertas a diario, con picos de hasta 13 y 11 ocas en días como el 5 y el 7 de abril en el entorno de El Palero. Al final fueron 93 las aves afectadas por el brote, de las que 74 eran ocas, 9 eran patos y el resto eran palomas, verderones y gallinetas.
Los restos de las aves, recogidos en su mayoría por los Bomberos, que realizaron batidas por el río durante aquel mes, bajo la supervisión de la Brigada de Zoonosis del Ayuntamiento, fueron trasladados posteriormente al centro municipal de protección de animales, donde fueron incinerados.
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La isla de El Palero fue el epicentro de un foco que también alcanzó, aunque con menor incidencia, al Campo Grande. Tanto es así que llegó a precintarse el estanque para evitar la tradicional estampa de mayores y pequeños dando de comer a las aves, una práctica prohibida (siempre lo está) ante el riesgo de que la enfermedad pudiera propagarse con más facilitad debido a la acumulación de aves. «Dar de comer a los animales, salvo el personal autorizado para ello, está prohibido en Valladolid precisamente para evitar este tipo de riesgos o la proliferación de determinadas especies», recuerda el titular de Salud Pública.
Lo ocurrido hace un año es ya historia y las camadas de polluelos de ocas y patos vuelven a surcar las aguas del Pisuerga, sobre todo, en su tradicional espacio vital del entorno de la isla de El Palero. La puesta de los huevos de dichas aves comienza a partir del mes de marzo y es ahora cuando pueden verse con mayor asiduidad a los recién nacidos.
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