Valladolid

Dar comida a las ocas te puede costar 600 euros de multa

Cerca de una veintena de carteles colocados en distintos puntos de la ciudad advierten desde hace un mayo de la prohibición, recogida en el artículo 8.1 de la ordenanza municipal de protección del medio urbano, de dar de comer a los animales en las vías públicas de Valladolid. Y por vía pública se entiende cualquier espacio del casco urbano, incluido en Campo Grande o las riberas del Pisuerga y el Esgueva. La multa por incumplir esta norma puede alcanzar los 600 euros.

La ordenanza municipal recoge de manera expresa dicha prohibición: 'Con carácter general está prohibido alimentar a los animales en la vía pública, a excepción de alimentadores autorizados expresamente -personal municipal o ciudadanos habilitados con la pertinente licencia, como ocurre en el caso de las colonias de gatos- y a excepción de urgencia vital del animal, siempre que estas excepciones no entren en conflicto con la salud y la seguridad de las personas'.

No cumplir esta norma o, lo que es lo mismo, dar de comer, por ejemplo, a las ocas y patos del Campo Grande o de los ríos, supone una infracción leve de la citada ordenanza castigada con multas de entre 150 y 600 euros.

Incidencias como el foco de gripe aviar detectado el año pasado en la capital, que dejó 93 aves muertes, ocas (74) en su mayoría, en el mes de abril, llevó al Ayuntamiento a emitir un comunicado oficial instando a la población a cumplir la normativa (siempre vigente) que impide la alimentación de los animales, en general, y de las aves, en particular, para evitar la propagación de aquel foco entre ellas.

Los carteles con el recordatorio sobre la normativa serían colocados un mes después, cuando ya se había decretado el final del brote de gripe aviar, en espacios verdes de la capital como el Campo Grande (3), Parquesol (3), el parque Ribera de Castilla (2) y en los parques de Juan de Austria, Capuletti, Patricia y Covaresa; así como en el entorno de las Cortes, Las Moreras, la plaza del Ejército, la calle Juan de Valladolid y Puente Jardín.

La medida, incluida en la actual ordenanza, y que ya recogía su antecesora, intenta evitar la proliferación de roedores e insectos y la propagación de enfermedades.

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