Un nuevo fallo del material causó el reventón del 'anillo mil' en Valladolid

La empresa municipal del agua apunta a un nuevo fallo del material de la propia tubería, en la que la ciudad invirtió 29 millones de euros entre 1986 y 2007, como principal hipótesis del reventón. «Parece un fallo puntual del material, un compuesto de polietileno reforzado con fibra de vidrio, y si no detectamos más problemas en el tramo afectado, de unos seis metros, podremos ejecutar una reparación rápida», resume a pie de obra el gerente de Aquavall, Pedro Arroyo, quien aclara que la intervención, al encontrarse la tubería en un tramo peatonal, «no debe ocasionar, en principio, demasiados problemas» e incide en que los trabajos, en cualquier caso, «no afectarán al suministro de la ciudad».

El posible fallo del material, un compuesto utilizado en su momento para todo el conducto circular de 19 kilómetros que une las dos depuradoras (San Isidro y Eras) y el depósito de las Contiendas, se suma a la larga lista de defectos de obra (deficiencias del material, colocación de juntas y válvulas...) que se han ido detectando con el paso de los años y que han conllevado numerosas intervenciones en el 'anillo mil' (así bautizado por sus mil milímetros, un metro, de diámetro), algunas de gran calado, como la que obligó a renovar en 2017 los anclajes del conducto bajo el puente de Hispanoamérica.

«Esta vez parece algo puntual, un problema del propio compuesto, aunque vamos a inspeccionar todo el tramo completo de la tubería (seis metros) para comprobar si la reparación solo debe ser del punto en el que se ha roto o del tramo completo, aunque presumiblemente se podrá sellar con un encamisado interior (sin agrandar la zanja) para garantizar su estanqueidad», resume el responsable de la compañía municipal.

El reventón, que abrió un enorme socavón en el jardín del tramo peatonal del paseo del Cauce, situado entre el camino del Cementerio y la avenida de Santander, fue detectado por los vecinos al filo de las diez de la mañana, cuando del subsuelo -la tubería discurre allí a apenas dos metros de profundidad- brotó un potente «géiser» con un caudal que, según apuntaron los testigos, «parecía ser mayor a medida que pasaban los minutos».

¿Esto último fue así? Lo fue. Así lo explica el gerente de Aquavall: «El sistema detectó una bajada de presión en la red e incrementó el caudal para evitar problemas en el conjunto del sistema y, al tratarse de una tubería circular que distribuye el agua por toda la ciudad, hubo un momento en el que el agua salía a más presión hasta que se aisló el tramo dañado y se distribuyó la presión por el resto del circuito».

La presión del agua, en efecto, creció desde la rotura hasta que una hora después, en torno a las once, los operarios consiguieron cerrar el tramo afectado del 'anillo mil' con las válvulas que permiten aislarlo para que el circuito continúe operativo en toda la ciudad. «Inicialmente se produjo una bajada de presión que afectó a todo el entorno (Hospital, La Rondilla, el centro, San Pedro....) y que luego se recuperó una vez aislado el tramo dañado».

El 'anillo mil', en este sentido, es una «infraestructura imprescindible para distribuir el agua por toda la ciudad y, como en este caso, permite reparaciones puntuales sin tener que cortar el suministro, que estará garantizado durante los trabajos», reitera Pedro Arroyo antes de apuntar que si los técnicos no encuentran más roturas en este tramo, la reparación puede ser rápida y rematarse en «unos pocos días». Todo dependerá de la inspección con cámaras del conducto.

El entorno del socavón en el que han descubierto esta misma mañana la rotura del 'anillo' continuaba embarrado y cerrado al tránsito peatonal, si bien el resto del paseo adoquinado que discurre al borde del cauce del Esgueva está ya abierto después de que los operarios limpiarán el lodazal con agua a presión. Con este mismo método, y con el apoyo de los operarios del Servicio de Limpieza, la calle paralela al paseo, Jacinto Benavente, que se anegó por el reventón, también está ya adecentada a falta de darle «un último repasillo», según piden los residentes.