Reventón en Valladolid

«Ha sido como un volcán, se ha abierto un socavón y el agua salía como un géiser»

Allí, en el subsuelo, acababa de reventar el 'anillo mil', la conducción circular de 19 kilómetros lineales que garantiza el suministro de agua potable de la capital. «Ha comenzado a salir agua a saco, nuestra calle se ha convertido en un lago y hemos bajado corriendo a quitar algunos coches por si acaso», relata Sonia, una de las testigos de la avería, en forma de fractura de una tubería de un metro de diámetro, que enseguida anegó el paseo del Cauce, en el tramo peatonal completo que discurre entre el camino del Cementerio y la avenida de Santander.

«Lo más desesperante ha sido ver cómo el agua subía y se estancaba al borde de nuestras casas», lamenta Emiliana, vecina de unos de los bajos y presidenta de una de las comunidades de vecinos de Jacinto Benavente más cercanas al lugar del reventón. Ella y muchos otros residentes piden ahora agilidad, de entrada, en la limpieza del lodazal que ha dejado la riada al descender el nivel del agua y «una inspección de posibles daños por humedades en las viviendas de los bajos más cercanos al reventón».

Un nutrido grupo de policías locales han recorrido uno a uno los portales de Jacinto Benavente, que discurre en paralelo al paseo del Cauce, en el barrio del Hospital, para tomar nota de posibles desperfectos ocasionado por una riada que los vecinos atribuyeron inicialmente a un desbordamiento del Esgueva. No fue así. «Al principio pensamos que se había salido el río y luego vimos que el agua venía del paseo», apuntan.

Los vecinos del entorno fueron los primeros en comprobar cómo el agua dejaba de manar de los grifos de sus viviendas. «Nos hemos quedado sin agua y, al ver que no volvía, nos hemos recorrido unas cuantas tiendas para comprobar agua embotellada», reconocían dos inquilinas. No fueron las únicas. Otros muchos residentes hicieron lo propio. «No ha sido fácil, con los súper cerrados....», suspiraban.

El caso es que el agua, aunque con una notable bajada de presión, sobre todo, en los pisos más altos (muchas comunidades apagaron las bombas ante «el temor de que se quemaran»), enseguida volvió a la red y pasado el mediodía el suministro estaba prácticamente restablecido en los barrios afectados (Hospital, La Rondilla, La Overuela, España, San Pedro y el centro).

Aquavall ha asegurado, en este sentido, que «el suministro está garantizado», aunque advierte de que algunas comunidades pueden mantener una cierta bajada de presión hasta que se equilibre el caudal de agua procedente de las dos estaciones (San Isidro y Las Eras) y el depósito (Contiendas) bombeado al 'anillo mil'. La compañía, en cualquier caso, ha informado a las 15:30 horas de que todos los afectados tenían ya agua.

La riada, que no fue tal en el sentido literal del término (el caudal del Esgueva es ahora moderado y discurre por su cauce habitual después de las crecidas de hace poco más de una semana), sí alcanzó a algunos portales de la calle Jacinto Benavente. «Se nos ha metido un metrillo por el suelo, pero nada, poca cosa», reconocía Maribel, guantes y paño en mano, mientras limpiaba el barro del portal de su comunidad. Otros hacían lo propio en los bloques colindantes al lugar del reventón.

«Esperemos que limpien todo esto pronto y que miren si salen o no humedades», reiteraban muchos de los afectados mientras los policías que anotaban sus solicitudes les informaban de que en caso de observar daños en sus viviendas debían dar parte a sus seguros para que estos reclamaran a la administración la pertinente reparación. Los propios agentes tomaron nota de los vecinos afectados para elaborar el pertinente informe sobre lo ocurrido.