Un nuevo achaque del viaducto de Arco de Ladrillo obliga a cortar un carril al tráfico

Los descarnados muros del viaducto, cuya construcción se remonta a mediados del siglo XX (después sería ampliado entre los años sesenta y setenta, muestran de manera visible los boquetes en el hormigón del tablero de los que se desprendieron los últimos cascotes en el tramo situado en las inmediaciones de la estación de autobuses. El carril izquierdo, que discurre aún por el paseo del Arco de Ladrillo, entre los números 15 y 11 (entre Puente Colgante y Hospital Militar), permanece ahora cerrado a la circulación con vallas y un precinto policial.

El viaducto ha sido objeto de un sinfín de parches en los últimos años, en su mayoría destinados a afianzar sus juntas de dilatación, si bien fue en 2017 cuando se decidió retirar las losetas que lo recubrían para poner fin a los continuos desprendimientos.

El viaducto de hormigón, que soporta el paso de 20.000 vehículos en cada sentido los días laborables, está destinado a su demolición completa para dar paso a uno de los nuevos túneles bajo las vías proyectado en este punto. El horizonte que maneja el Ayuntamiento para su ejecución apunta a finales de 2023 para el inicio de las obras, que abrirán un túnel con cuatro carriles y de 130 metros de longitud, con un paso para peatones adosado a la calzada, en una solución similar a la adoptada en el túnel que une las calles Nochevieja y Andrómeda.