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Negocios de Veinte de Febrero: «Somos el almacén de la obra del Lope, necesitamos soluciones»Llevan apenas mes y medio sufriendo el tajo, pero son conscientes de que la situación «va para largo» y que el «calvario» se puede agravar. Piden soluciones urgentes. Alternativas que les ayuden durante los dos años que les quedan. «Nos hemos convertido en un ... callejón de trabajo, en una especie de almacén de la obra sin que el Ayuntamiento se haya dirigido a nosotros en ningún momento, cero información, cero preocupación», denuncian. Un grupo de negocios de la céntrica calle Veinte de Febrero han unido sus fuerzas desde hace ya un par de semanas para reclamar medidas a la Administración municipal, bien de tipo logístico o de respaldo económico, por las obras de rehabilitación del Teatro Lope de Vega.
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No se oponen a la recuperación del veterano inmueble del siglo XIX, pero consideran que la forma en la que se está planteado su ejecución perjudica su actividad de manera grave. Desde el pasado 14 de octubre, esta vía, que une Isabel la Católica con María de Molina, se ha convertido en un enclave para el acopio de materiales y cargas y descargas y trabajos auxiliares que está «reduciendo clientes» y generando «molestias continuas». Por delante, les esperan 22 meses de «problemas», según el plazo establecido para concluir esta restauración, que cuenta con un presupuesto de 13,5 millones de euros. Piden la atención del Consistorio, respaldo.
«Estamos metidos como en una zanja, con ruidos, polvo, instalación de contenedores y casetas, llegada de grandes camiones que dejan aparcados aquí durante días, cortes de la calle sin previo aviso, un desastre», expone Marta Vidanes, de la librería El rincón de Morla, quien subraya que ahora tienen la sensación de que son ellos, los comerciantes, los que molestan. Ha sido desde este negocio desde donde se ha movilizado a los afectados y se ha pedido el apoyo de la Asociación Vallisoletana de Comercio (Avadeco) para mediar con los responsables municipales y lograr algún avance.
«En lugar de repartir la infraestructura de la obra también en María de Molina o en otras zonas del entorno, lo han metido todo aquí y venga: batalla campal», subraya. «Hay problemas para el reparto de la mercancía y de acceso y en nuestro caso, además, nos afecta al desarrollo de los encuentros que celebramos porque nos cuesta hacernos oír», subraya Vidanes.
A la experiencia vivida estos días se suma el temor a otra obra que está pendiente en el mismo enclave y que se espera que arranque a principios de 2025: la construcción de un bloque de apartamentos tutelados en la parcela de la antigua Electra Popular. «Si esto también se va a convertir en su almacén, apaga y vámonos», apuntan.
El malestar se palpa en prácticamente en todos los negocios de la calle. Dice Alberto Carnero, responsable del gimnasio Veinte Fitness, que han tenido la suerte de que la obra empezara con todas las plazas que ofrecían cubiertas. «Aquí cada día es un mundo, nos han quitado aparcamientos para aparcar ellos, tienen la calle hecha una mierda, cortan cuando quieren... es una calle de paso, gracias a que nosotros estamos llenos ahora, pero al resto les está reduciendo mucha la clientela», explica.
Este gimnasio tiene asociadas unas plazas del aparcamiento de Doctrinos. «Los clientes se quejan, porque ya no pueden entrar por aquí y tienen que dar una vuelta muy grande para dejar el coche», explica. «No sé si una compensación, pero que nos dejen trabajar», destaca este profesional, quien teme que si la situación sigue así acabe afectándole en próximos periodos de matriculación.
En la misma acera, en el Daicoco, templo de la ensaladilla rusa, José Domínguez, confirma que ya nota una bajada en las visitas a su barra. Admite que «es normal que las obras generan molestias», pero no entiende algunas decisiones. «Nos perjudican, no se puede aparcar y la gente deja de pasar. Por ejemplo, han desplazado los contenedores de cartón y vidrio y ahora nos toca andar más del doble, todo suma», se queja. «¿La alternativa? En mi caso, donde más afecta es en la terraza, por ejemplo podrían aplicar una exención esa tasa, no sé, es que aquí vamos a estar en obras dos años mínimo», plantea.
María Wattenberg, de la tienda Dideco, espera salvar la campaña de navidad «porque es una época en la que todo el mundo sale a comprar», pero teme qué pueda suceder cuando pasen los Reyes Magos. «No hay información, hay cortes de calle y de acera sin previo aviso», lamenta.
En las dos agencias de viajes ubicadas en Veinte de Febrero también notan la caída en el negocio. «No tienes más que asomarte a la calle, esto parece la guerra, las ventas se van a reducir bastante y aquí la información ha sido nula; pusieron unos carteles en las puertas de los garajes y se acabó», lamenta Alberto Parra, de Costa Este de Turismo. «Han tomado esto, llegan camiones de cuatro ajes y aquí los dejan», protesta.
Carlos López, de Viajes Halcón, también percibe ya menos tráfico peatonal al tiempo que recalca que la instalación de los barracones para los operarios de la obra en la calle retraen del paso por esta vía. «Y la que nos viene encima con la Electra, ahora nos cortan las aceras y hay una disminución de personas; yo vendo viajes, no soy un técnico de esto, pero les votamos para que nos den soluciones; si la obra es necesaria, habrá que hacerla, pero los perjudicados somos nosotros sin tener nada que ver», incide.
El concejal de Urbanismo, Ignacio Zarandona, reconocía este miércoles, tras su comparecencia a raíz del incendio registrado de madrugada en el teatro, que este tipo de obras «son muy molestas». «Exigen cortes y conllevan incomodidades múltiples; trataremos de minimizarlas y de escuchar sus necesidades», avanzó. El edil ha matizado que es al principio «cuando se producen muchas más interferencias». «Efectivamente llevamos unos días en los que ha venido maquinaria muy pesada, ha habido que instalar esa enorme grúa, ha habido que venir con los arriostramientos de la fachada... es decir, se han producido unas circunstancias muy, muy exclusivas de la primera fase del inicio de una obra», expuso.
El edil cree que a partir de ahora las molestias disminuirán. «El director del servicio de Arquitectura ya está en contacto con Avadeco, que está abanderando un poco la protesta de los comerciantes, y en la medida que podamos atenderemos sus quejas; si para ellos es la solución poder mover un poco más o menos una caseta, no duden en que estaremos un poco a lo que ellos nos digan», concluye.
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