El Ayuntamiento se plantea aplicar el material de María de Molina al resto de calles peatonales

A pesar de soportar a diario el paso de cientos de vehículos, tanto de residentes como de reparto comercial y hostelero, el material está resistiendo sin mellas ni descascarillados, todo lo contrario que la pintura que se utilizó en el ramal de Menéndez Pelayo y Claudio Moyano. Otra cosa es la decoración en rojo carmesí. Si en un primer momento lucía lustrosa, el tráfico de coches y furgonetas deja marcas y algunas roderas durante la jornada, además de haber perdido el brillo de su estreno. Eso sí, las tareas de limpieza borran con bastante facilidad esas huellas.

El servicio municipal tiene esta calle entre sus deberes diarios. Fuentes de la Concejalía de Seguridad y Salud Pública explican que la franja se asea de lunes a domingo de forma manual, ya que en las indicaciones técnicas de la empresa que aplicó esta resina de poliuretano se prohibía la utilización de máquinas barredoras. Pasión, por su particular idiosincrasia, motivada por la intensa la actividad de carga y descarga de la hostelería, es lavada con un equipo hidrolimpiador mediante el uso de agua fría a presión con una frecuencia también diaria. «Las manchas salen bien», valoran en el departamento.

Que al alcalde le encanta cómo ha quedado María de Molina lo deja claro su cuenta de Twitter, donde tiene como mensaje fijado un vídeo con ciclistas circulando sobre la ya popular alfombra roja. Que al PP le parece una «chapuza» tampoco es noticia tras publicar decenas de críticas sobre la capa elegida. ¿Pero qué piensan los comercios y bares residentes? Pues de los cinco consultados se puede extraer una valoración bastante positiva, aunque con matices.

Dice Beatriz Villacorta, del bar As de Copas, que aún «es un poco pronto» para comprobar los efectos de la peatonalización, aunque, en su opinión, «ha quedado mejor» de lo que esperaban. Respecto a la suciedad que se preveía, considera que el rojo «está aguantando».

Maite García, de la tienda de moda infantil Boboli, es contundente y entusiasta. «A mí me parece genial cómo ha quedado, pasa muchísima más gente y muchos turistas, que para el comercio viene muy bien, el rojo me gusta, es llamativo, hace juego con mi logo y no parece que se vaya a desgastar», destaca. Reconoce Isaac Marín, propietario de Be Joya, que «ha quedado bonita, el rojo está aguantando y me parece mejor que lo de Regalado, los comerciantes estamos esperanzados». El joyero pone solo un pero: «que tiene el mismo tráfico casi que antes, es una peatonalización un poco extraña».

Alfonso del Caño, propietario del Corinto, subraya que se «ha ganado en tranquilidad y en espacio». «En general, creo que es positiva. A mí el rojo no me disgusta, lo único es que nunca está como el primer día, ya tiene un montón de manchas», acota.

Cierra la ronda de consultas Ana Alonso, dueña de la tienda de complementos y abalorios Matahari, en la plaza de Santa Ana. «La calle ha quedado muy bonita, se nota más trasiego de gente, pero la durabilidad y el mantenimiento va a ser complicado, porque hay zonas que están sucísimas, sobre todo junto a los bares», lamenta.

El concejal Luis Vélez está más que conforme con el resultado de la intervención. Matiza que no se puede poner veto a los coches de los vados de residentes ni, de momento, a la carga y descarga hasta que no se implante un sistema de reparto de última milla, que reduzca el número de furgonetas por el centro, y avanza que, también en primavera, se ornamentará la calle Francisco Zarandona, en el lateral del Mercado del Val.