El artista Miquel Barceló se deja seducir por el Museo Nacional de Escultura de Valladolid

«Las obras de los imagineros me parecen una maravilla», expresó el mallorquín que plasmó su arte en la capilla del Santísimo de la Catedral de Palma de Mallorca y pintó la cúpula en la sala de los Derechos Humanos de la ONU en Ginebra.

Durante su visita, Barceló relacionó la «fugacidad e intensidad« de sus obras con el arte expuesto en el Museo Nacional de Escultura. Se empapó de nuevo de la mística de las esculturas, de las técnicas plasmadas en los lienzos y de la ideología trascendental que le transmiten los autores. Esa fugacidad e intensidad de sus obras, como él mismo define, guardan relación directa con el arte expuesto en el museo vallisoletano.

El artista se dejó seducir por el triunfo del barroco plasmado en las esculturas de la 'Magdalena penitente' (de Pedro de Mena) o el 'Cristo yacente' (de Gregorio Fernández), pero también prestó especial atención a una de las pinturas expuestas en la centenaria sala, el óleo de San Mateo escribiendo el Evangelio, una obra de uno de los referentes fundamentales de la escultura española del Renacimiento, Alonso Berruguete.

«Estuvo observándola y se fijó especialmente en ella desde su óptica particular y cómo esa obra, influencia del renacimiento italiano, penetró a través de los libros en la Península Ibérica», señala el conservador del Museo, Javier Andrés Pérez, quien acompañó «durante una visita que no necesita de explicaciones a un artista de la talla de Miquel Barceló».

La literatura ha sido a lo largo de su carrera y lo sigue siendo a sus 65 años una de sus fuentes de inspiración. Por eso, el mallorquín no pudo dejar pasar lo que le transmite una obra emblemática del museo como es el 'retablo de San Benito' de Alonso Berruguete. «Un libro, dos libros, ocho libros... Hay libros por todas partes», exclamó un declarado lector empedernido al que la actualidad -en este caso la pandemia y el conflicto en Ucrania- le ha llevado a reencontrarse con obras de autores como Isaak Bábel (asesinado por Stalin); a toparse con 'Vida y Destino', de Vasili Grossman, ambientada en la Unión Soviética, o a disfrutar de 'Station Eleven', una novela postapocalíptica ambientada en un futuro cercano en un mundo devastado por los efectos de un virus.

El artista, que plasma en cada una de sus obras el sello de una formidable fuerza creativa, exhibirá obras de gran formato relacionadas con la naturaleza muerta en la exposición temporal 'Cosas', que se inaugurará el próximo 12 de octubre en el Museo parisino del Louvre.

Siempre creando, el Premio Príncipe de Asturias de las Artes 2003 considera fundamental «la intuición» como parte de su extensa vida artística «dejar la mano suelta, disfrutar de algo que luego funciona plásticamente», asegura. Y ese dejar, ese fluir que cala en el mutidisciplinar Barceló le llevan a escribir «en caliente» una pequeña nota de cada uno de sus cuadros, que se convierten para él en una interpretación literaria de sus propias obras.

Desde el Museo Nacional de Escultura de Valladolid definieron su presencia como «una experiencia realmente enriquecedora» y animan a que todo el mundo se deje fascinar por este centenario museo tanto como le fascina a uno de los artistas más relevantes de España y con mayor proyección internacional.