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Los migrantes acogidos en Medina del Campo recibirán ropa, comida y la atención de psicólogos«Casi todos han llegado apenas con una bolsa de plástico y unas chanclas». Algunos, los menos, los más afortunados o precavidos, también con una sudadera, un pantalón, una carterilla con alguna foto familiar. «Vienen con lo puesto», dice Daniel Duque, responsable de Accem en ... Castilla y León, la ONG que se encarga de la primera acogida y las ayudas de emergencia que reciben las 250 personas migrantes que el Gobierno ha realojado, de forma temporal, en el balneario de Las Salinas, en Medina del Campo.
Primero llegaron 183. A lo largo de este jueves, 67 más. En total, 250 jóvenes, todos hombres, entre los 18 y los 30 años, que ahora se enfrentan a un futuro incierto después de escapar de la guerra en sus países, de huir de la miseria. En algunos casos, de la represión por su religión, su raza, su condición sexual.
«No es la primera vez que vivimos una situación así y, por desgracia, no será la última», asegura Duque. De hecho, ni siquiera es la más numerosa. Durante los primeros momentos de la guerra de Ucrania, Accem tuvo que atender, en apenas dos meses, a 1.100 personas en Castilla y León. «Este programa de ayuda humanitaria y de emergencia está en vigor desde el año 2006, cuando se empezó a intervenir con personas que llegaban de Canarias. Tanto aquel año como ahora, las comunidades autónomas tuvieron que mostrar su solidaridad ante la llegada migratoria masiva en las islas», explica Duque.
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El trajín de pateras se ha incrementado en las últimas semanas. El Gobierno calcula que, solo en este mes de octubre, 9.000 personas han desembarcado en las costas de Canarias. Y busca ahora alojamientos temporales en la Península para ofrecer una primera respuesta humanitaria. Castilla y León acogerá a 395. La Junta y ayuntamientos como el de Medina del Campo han criticado que este proceso no se haya llevado con más información por parte del Ejecutivo central.
Aquí, en el balneario de Las Salinas, los 250 migrantes acogidos reciben esa ayuda de emergencia. Primero, un techo. Están alojados en habitaciones para tres y cuatro personas, en literas, en los dormitorios de un establecimiento hotelero que llevaba meses cerrado, sin uso, en obras. «Ni mucho menos es un espacio de cinco estrellas, como se ha dicho». Los profesionales que se encargan de su atención destacan la versatilidad de las instalaciones, ya que cuentan con zonas verdes en el entorno que permite a los alojados dar paseos.
Hay una zona que se usa como comedor, donde se sirven «menús neutros», basados sobre todo en pasta y arroz. La mayoría han tenido que recibir ropa para protegerse del frío: pantalones, jerséis, sudaderas… Además, una veintena de trabajadores y colaboradores de Accem se encargan de su atención sanitaria, burocrática, legal. Son abogados, educadores, trabajadores sociales, psicólogos, intérpretes o profesores de español que han de determinar los motivos por los que todas estas personas han llegado a España. Y a partir, de ahí, actuar.
En 2006, la mayor parte de las personas migrantes recalaban en España por motivos económicos. «Es un derecho inherente al ser humano, querer mejorar sus condiciones de vida», explican desde Accem. Pero, desde hace unos años, se produce un doble flujo, porque además llegan personas que solicitan asilo y protección internacional, «algo que está recogido en la declaración universal de derechos humanos». Por eso, la labor de los profesionales durante estos primeros días -ya empezaron a hacerlo este miércoles- está en determinar si la llegada es por motivos económicos o si huyen de situaciones bélicas o que requieren protección.
Los trabajadores de Accem han habilitado varias estancias del balneario para llevar a cabo las entrevistas con los migrantes. Y a partir de ahí, abrir las nuevas vías de atención.
Si los motivos por los que han llegado a España son económicos, en busca de un futuro mejor, se les informa de que se encuentran en el país en situación irregular y que, por lo tanto, tendrán que buscar una red de apoyo. «Casi todos vienen porque ya tienen aquí familia, amigos, vecinos…».
Muchos de los entrevistados durante estas primeras horas manifiestan que su intención no es quedarse en España, sino emigrar a Francia o Bélgica, donde tienen conocidos. La mayoría procede de países francófonos. En estos casos, los profesionales de Accem contactan con esos amigos o conocidos para certificar que efectivamente es así, que tienen alguien de apoyo y que no se trata, por ejemplo, de una red mafiosa que los atrae a esos países.
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Una vez comprobado, se les ofrece una «ayuda de bolsillo» para que puedan desplazarse hasta allí (si es un país integrado en el espacio europeo Schengen). Si deciden quedarse en España, se quedarían en situación irregular. Tendrían que buscarse la vida. En ocasiones, lo consiguen gracias a la economía sumergida. Al tercer año y con un contrato de trabajo, podrían solicitar su regularización por el arraigo social.
Pero en estas últimas llegadas, la mayoría viene con una solicitud de protección internacional, en los casos en los que, de hecho, se comprueba que su vida corría peligro en su país de origen. Por ejemplo, muchos de los alojados en Medina llegan desde Mali, un país (22,3 millones de habitantes) que está en guerra desde el año 2012, del que se están retirando misiones de las Naciones Unidas y que es además golpeado por atentados terroristas. «Un polvorín», dice Duque, quien también subraya las dificultades que se viven en Senegal.
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Si presentan esa solicitud de protección, se les otorga permiso de residencia desde el primer día (con clases de idiomas si fuera necesario) y de trabajo a partir de los seis meses. Pero esto no quiere decir que hayan recibido la condición de refugiado. Será el Gobierno quien tenga que analizar cada caso, uno por uno, y resolver si efectivamente se dan las condiciones para ello. Esto puede demorarse varios meses. Si se les concede protección (en los últimos meses, ha sido habitual en ciudadanos llegados de Ucrania, Venezuela o la propia Mali) esta luego puede ser renovable. Si se les deniega, pasarían a estar en situación irregular, salvo que durante ese tiempo hubieran encontrado un trabajo y tuvieran contrato en vigor.
Por lo tanto, este alojamiento en Medina del Campo es temporal, fruto de esa primera ayuda de emergencia, hasta que los profesionales determinen los motivos de la llegada a España de las personas migrantes. La previsión, según comentó este miércoles la delegada del Gobierno, Virginia Barcones, es que este proceso se prolongue durante cerca de un mes, el tiempo en el que estará en funcionamiento este espacio temporal de acogida en Las Salinas.
Desde enero y hasta el pasado 15 de octubre, llegaron a España, vía marítima (la mayoría en pateras y cayucos) un total de 35.812 personas. Son 12.658 más que en el mismo periodo que el año anterior. Un incremento del 54,7%. Y sorprende otro dato: el número de embarcaciones apenas ha crecido el 0,97% (hasta las 1.352). Es decir, apenas trece lanchas más… Esto apunta a que ahora se usan embarcaciones más grandes… o que los migrantes llegan más apiñados y hacinados en ellas. De ellos, 12.098 desembarcaron en la Península y Baleares. 23.537 en Canarias. Y esto, hasta el 15 de octubre. En los últimos días, las cifras se han disparado. El Gobierno calcula que solo en este mes han llegado a Canarias 9.000 personas. Y busca espacios en la Península para acoger a once mil. De ellos, 395 en Castilla y León. La mayoría (250), en Medina del Campo.
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