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María José González, Pepa, es feliz entre libros. Para ella cada tomo es un objeto único que trata con mimo. Se siente plena dedicando su vida a repartir cultura desde su pequeña librería de la Plaza Mayor de Valladolid, El Sueño de Pepa.
Su trastienda está llena de pasión por el oficio y satisfacción por la fidelidad de su clientela. Y desde el 14 de marzo, también de incertidumbre. Algunos habituales de su librería le han hecho pedidos, que les ha acercado a sus domicilios muy dispuesta y agradecida. «Siempre lo he hecho. Al ser un sector con tanta competencia por las grandes plataformas, es una buena manera de diferenciarnos», apunta.
La publicación de la guía de la Junta ha sido positiva para ella. «Prácticamente no había vendido nada. No había hecho intención de salir a la calle, por responsabilidad, pero las facturas siguen viniendo, el alquiler hay que pagarlo y sin ingresos es inviable. Así que la plataforma puede ser muy positiva para los pequeños comercios como el mío. Nos hace más visibles. En los dos primeros días recibí pedidos de diez clientes nuevos que, si quedan satisfechos, posiblemente repitan», explica ilusionada.
Organiza las rutas para optimizar el reparto. Mascarilla, pantalla protectora, guantes y la documentación pertinente. «Dejo los paquetes en el ascensor y no veo a los clientes. El pago me lo suelen hacer por Bizum o transferencia. A los pueblos lo envío directamente desde la distribuidora. Estoy haciendo mucho ruido en redes sociales y eso también ayuda a que no se olviden de mi librería. El pequeño comercio necesita el apoyo de la gente. Ysu cariño se nota», dice.
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