Ignacio Zarandona, concejal de Urbanismo

«Las maderas que sostenían la cúpula llevaban varios años en mal estado»

Zarandona ha convocado este miércoles por la mañana con carácter de urgencia a los medios de comunicación para aclarar que la cofradía propietaria del templo contaba con todos los permisos en regla y que la propia empresa responsable de la obra ha sido «bastante prudente y profesional» en la ejecución de las labores de rehabilitación. Es más, hasta hace escasas fechas se procedió precisamente a la rehabilitación de la linterna, el elemento arquitectónico en forma de tubo dispuesto como remate en la cúpula para permitir la entrada de luz natural o ventilación al interior. Se limpiaron los cristales de las ventanas, restauró la propia fábrica de ladrillo de la misma e incluso se sacó brillo, se pulió, la gran bola dorada que coronaba esta pieza arquitectónica y que era visible desde muchos puntos del centro. Y para estas tareas los operarios colocaron un pequeño andamio in situ sobre el que estuvieron trabajando, es decir, que pusieron una estructura de cierto peso sobre la misma cúpula para recuperar la linterna de acuerdo al proyecto y con todas las condiciones de seguridad.

Se restauró durante varias jornadas, se quitó posteriormente ese andamio al dar por concluidas las labores y, desde la semana pasada, los trabajadores empezaron a actuar sobre la cubierta con el consiguiente retejado. Es en esta fase cuando se detecta «la deficiente conservación de la cúpula, cuando vieron que era frágil, muy frágil, hecha además a base de una fina galleta de ladrillo», tal y como ha descrito el concejal, a la vez que alertan «de una falta de sección, que hay mermas y que la madera de las vigas existentes hechas polvo como consecuencia de los hongos y las humedades del paso del tiempo». Esta circunstancia motiva un aviso urgente a los propietarios del inmueble monumental, la Cofradía de la Vera Cruz, y entre todos se decide el cierre al público del templo desde ayer mismo «ante las situaciones generadas en las cubiertas que no generan confianza». Esta semana se continuó con la tarea de retejar, quitando primero las tejas existentes y repitiéndose la «compleja» situación de maderas afectadas muy negativamente por el paso del tiempo. Unos materiales, como dijo Zarandona, «que desde hace años no cumplían con su cometido estructural».

Esta situación también motivó la semana pasada la instalación de una línea de vida para preservar al máximo la seguridad de los operarios y trabajar así en las mejores condiciones «ante el estado de fragilidad detectado y que en las cúpulas puede derivar en lo que pasó el martes: su desplome». Con todo, el edil ha querido remarcar que todas las licencias estaban en regla y la tramitación para esta rehabilitación contaba con todos los permisos visados también con Patrimonio. En este sentido, el edil indicó las características y particularidades de los modelos de licencias urbanísticas que, como en este caso de la restauración de la Iglesia de la Vera Cruz, se utilizó la figura de Declaración Responsable conocida técnicamente como DROU que permite una mayor agilidad en la tramitación, beneficiando así en los tiempos tanto a la propia administración como a la propiedad.

Los acontecimientos han sobrepasado a las personas e incluso a la administración. Ha sido el propio Ignacio Zarandona el que ha reconocido seguir «impresionado, impactado y consternado» por todas las circunstancias que está viviendo y sobre las que está trabajando. Es más, el concejal conoció la noticia del derrumbe prácticamente en tiempo real y acudió al epicentro del suceso de manera inmediata. «Me derrumbé» ante una situación de estas características, admitió el concejal, que es un amante y amplio conocedor de edificios monumentales como este templo penitencial. Accedió al interior por la casa de hermandad y la sacristía de la calle Rúa Oscura «casi a ciegas por la gran nube de polvo que lo invadía todo».

En este momento se encontró con el arquitecto de la obra, Fernando Bonrostro, además de con responsables de la propia cofradía. «Mi recuerdo del primer vistazo a la planta del templo es casi indescriptible por cómo el polvo originado por el derrumbe había invadido todos los espacios y cubría todos los retablos e imágenes aunque me quedé con una cosa que estoy convencido de que es una señal: un rayo de sol entraba por el techo resquebrajado y se posaba en la imagen de Gregorio Fernández de la Vera Cruz, la Dolorosa de Valladolid».

«Fueron vivencias donde lo profesional traspasó lo personal», ha relatado a El Norte de Castilla tras la rueda de prensa en la Casa Consistorial donde, a la última pregunta formulada por este periódico, Ignacio Zarandona quebró su voz, se rompió en su discurso y, bastante emocionado, no pudo continuar exponiendo el relato «ante todo lo que estoy viviendo en estas últimas horas». En este sentido reconoció no poderse quitar de la cabeza lo sucedido «porque podía haber pasado en cualquier otro momento con la iglesia completamente llena». «Ha sido una bendición que los acontecimientos se hayan desarrollado así y sin desgracias personales», concluyó.