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La celebrada licitación de la futura terminal para trenes de mercancías junto a los nuevos talleres de Renfe, en el Páramo de San Isidro, supondrá no solo un impulso para la actividad económica de la ciudad, sino también un nuevo paso en su transformación ... urbanística. Los plazos que se manejan para que la estación de carga y descarga ferroviaria sea una realidad estiman que entrará en servicio a principios de 2024. Esto supone que en unos veinte meses se podrían comenzar a liberar los primeros suelos de Argales donde Adif cuenta ahora con una terminal de contenedores más modesta y en los que se ubican las naves de Redalsa y el Centro de Tecnología de Vía (CTV), dos empresas especializadas en la fabricación y puesta a punto de raíles y otros elementos.
Todas estas instalaciones se mudarán al entorno de a la futura base logística al este de la capital y dejarán vacante un suelo de veinte hectáreas que dará cabida a 2.530 viviendas. Será un nuevo barrio en toda regla, aunque, eso sí, algo encajonado en un área de servicios e industria.
20 hectáreas ocupará el futuro barrio residencial situado en el polígono de Argales.
181 millones de euros es el valor del suelo, según la última tasación de Alta Velocidad.
La venta de estos terrenos es fundamental para devolver el dinero que Adif adelantó por la deuda contraída con los bancos por las obras ya ejecutadas. Su valor, según la última tasación de la empresa Valtecsa en 2021, encargada por la Sociedad Valladolid Alta Velocidad, lo sitúa en 181 millones de euros con el área ya urbanizada.
Esta zona residencial la dibujó el arquitecto británico Richard Rogers en el plan que acompañaba al soterramiento. Era el único terreno liberado dentro de la operación que quedaba fuera del ámbito del túnel que iba a esconder el tren. Y así seguirá. El nuevo Plan General de Ordenación Urbana mantiene prácticamente la misma distribución de este desarrollo en el que se combinarán edificios de viviendas en torre y en manzana cerrada –con alturas que oscilan entre los 30 y los 70 metros–, parcelas para instalaciones de comercio, oficinas y servicios, así como suelos para dotaciones públicas.
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De forma trapezoidal, el barrio se sitúa junto a la línea ferroviaria Madrid-Hendaya, al otro lado de La Rubia y Parque Alameda. El diseño definitivo, que tendrá que concretarse en el plan de actuación, recoge un gran parque lineal junto al canal ferroviario que lo separará de las zonas de viviendas.
¿Cómo se conectará con el resto de la ciudad? Habrá dos opciones: a través del callejero del propio polígono y mediante cinco pasos bajo el canal del tren. El más importante será el reservado para el tráfico rodado, que contará dos carriles, uno en cada sentido, además de aceras para que pueda ser utilizado también por los peatones. Se ubicará en la parte central del barrio y conectará con la calle Tierra de Sepúlveda, una perpendicular del Paseo de Zorrilla, a la altura del barrio de Parque Alameda. A esta unión, se sumarán otras cuatro, con una anchura media de cinco metros, que en este caso serán de uso exclusivo para viandantes y ciclistas. Darán salida hacia las calles Espanta, Licenciado Belloguín, avenida de Zamora (bajo el viaducto de la ronda) y Campo de Gomara, según se recoge en el plan de integración ya en marcha.
El equipo técnico de la Concejalía de Planeamiento Urbanístico y Vivienda está elaborando el plan de actuación para los tres barrios que surgirán tras la liberación de los terrenos ferroviarios, unos suelos que, según la tasación antes citada, está valorado en 538 millones de euros en su conjunto y en los que caben cerca de 5.800 nuevas viviendas.
El primero en desarrollarse será el de Farnesio (antiguos talleres de Renfe) una vez se inicie la demolición de las naves fabriles sin valor patrimonial. Allí se comenzará por urbanizar un triángulo en la confluencia de esta vía con la avenida de Segovia para cerca de mil viviendas (en total se levantarán 2.460 casas, con un valor del suelo de 256 millones).
En el caso de los barrios de Ariza (500 viviendas) y Argales su arranque está mediatizado por la puesta en servicio de la variante para trenes de mercancías. La eterna obra de este 'by-pass' para convoyes de carga, que los sacará de la línea convencional a su paso por el núcleo urbano, sigue avanzando, pero Adif no ha aportado hasta el momento una fecha para su inauguración. Desde el Ayuntamiento esperan que pueda estar concluida a finales del próximo año.
El área municipal de Planeamiento estima que en el momento que la variante esté en funcionamiento se acelerará todo el proceso para poder urbanizar ambas áreas e iniciar su comercialización. La más sencilla, por contar ya con una trama de calles y otras promociones dentro del ámbito de la Ciudad de la Comunicación, será la de Ariza. Cuando la factoría de Renault esté enganchada al 'by-pass' se levantará la vía que ahora lleva los trenes portacoches desde la fábrica a la estación de Campo Grande. En el caso de Argales, también es fundamental la conclusión de esta arteria ferroviaria de mercancías para despejar las veinte hectáreas que ahora ocupan las instalaciones de Adif, las de Redalsa y el CTV.
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