Borrar
Andrés Cabeza, propietario de la librería Herca de Parquesol, Valladolid Alberto Mingueza
Valladolid

Cierra tras 26 años y sin relevo la librería Herca, una de las primeras de Parquesol

«Hay que ser humilde y respetar al cliente», afirma Andrés Cabeza, el propietario de un negocio por el que han pasado tres generaciones

miguel a. conde

Valladolid

Jueves, 28 de julio 2022

A finales de los años noventa, el barrio vallisoletano de Parquesol empezaba a crecer, tanto en tamaño como en población. Fue en febrero de 1996 cuando Andrés Cabeza abrió su negocio, la librería Herca, que casi tres décadas después cierra sus puertas. Después de 26 años entre libros y cuadernos, Andrés se jubila para, como dice él, «descansar». La librería no puede estar situada en mejor sitio, en la calle Manuel Silvela, a escasos metros de la plaza mayor de Parquesol, al lado del colegio Tierno Galván y cerca del ambulatorio y del centro cívico. Como explica un vecino conocido de Andrés, es la calle más comercial del barrio. Sin ir más lejos, la librería tiene de vecinas dos notarías.

Herca es seguramente una de las librerías más antiguas del barrio, que además abrió en el momento justo, cuando Parquesol experimentaba la llegada de familias jóvenes. Andrés Cabeza ha trabajado toda su vida en el sector de la papelería. Antes de abrir su negocio trabajó en la empresa Meseta, que fabricaba cuadernos y otros enseres del mismo estilo. Cuando cerró, decidió lanzarse a la aventura empresarial. «Cuando Meseta cerró, me dije que tenía que abrir un negocio y pensé dónde había más niños. Fue en Parquesol donde compré el local y empecé de cero». Después de tantos años en el barrio, no solo es muy conocido entre los vecinos, sino que, además, ha sido testigo en primera línea de cómo se ha desarrollado el barrio hasta convertirse en uno de los más populosos de Valladolid. «He visto edificar todos los comercios de la zona», cuenta.

Cierre de negocios en Valladolid

Desgraciadamente, la librería Herca cierra sus puertas ya que Andrés se jubila. «No tengo hijos, y mis dos sobrinos ya son mayores y trabajan. No tengo a nadie a quien pasar el negocio», lamenta. Aunque el género de papelería ya lo ha vendido, le quedan los libros y, lo más importante, el local y sus clientes. «Ya tengo una edad y el negocio lo quiero traspasar para que sigan atendiendo a mis clientes». Este tipo de negocios, las librerías tradicionales ligadas a los libros de texto, «hay gente que ni siquiera sabía que siguen existiendo», explica Andrés Cabeza, quien se queja de que es un tipo de tienda que está en peligro de extinción. En parte se debe a la actuación de las grandes superficies, que aseguran el stock a sus clientes, pero el propietario de Herca considera que «el mayor daño» ha venido de Internet. «A mí lo que más me ha afectado ha sido Amazon y las ventas de segunda mano por Internet, las grandes superficies no tanto».

«El trato, el trato es lo primordial, y ser humilde»

Andrés Cabeza

Propietario de la librería Herca

Sin duda, Herca es una librería con historia, que tiene su seña de identidad en el «respeto por el cliente». Como dice Andrés, «hay que ser humilde, y si el profesor, por ejemplo, dice que un libro no sirve, aquí se le cambia y se le dice cúal es el bueno y cúal es el malo». Esta mentalidad, la del respeto por el cliente, «debería estar presente en todos los comercios, independientemente de si son librerías o no», señala el propietario del negocio, quien destaca que «en el barrio me conocen por eso, cuando paso por la calle me saludan y hablan conmigo».

Andrés calcula que por la librería han pasado tres generaciones diferentes, todas buscando el mismo servicio: los libros de texto. Además, se alegra de que su negocio haya sido una librería de las de antaño. «Yo he intentado que sea una librería tradicional, sin cosas extravagantes, que la gente viniera pidiendo una goma de borrar, un cuaderno, un lapicero y que lo tuviera, que les pudiera dar a los clientes ese servicio». Actualmente, el sector de la papelería no es uno de los más boyantes. «Eso pasa con todos los negocios, yo llevo aquí 26 años y he vivido bien, pero claro, en 26 años los negocios pueden bajar», señala Cabeza.

La librería, además, fue en el pasado un punto de encuentro para algunos vecinos de la zona y amigos personales del propietario. Antaño se reunían todos los días siete u ocho personas para hablar de temas de la actualidad. «Nosotros nos reuníamos mañanas y tardes en la librería para hablar, pero no de política, más de temas y de noticias del barrio, como cuando venían los bomberos a una zona, esas cosas». Aunque la librería cambie de dueño, Andrés confía en que sus clientes mantendrán su fidelidad, ya que negocios como este no son fáciles de encontrar hoy por las calles.

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elnortedecastilla Cierra tras 26 años y sin relevo la librería Herca, una de las primeras de Parquesol