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Lechazo, rape, merluza y nécoras marcan máximos del año a tres semanas de NochebuenaAtención a la carta: solomillo de ternera y lechazo si se elige carne. Merluza o rape si se apuesta por el pescado. Nécora para que ... no falte el marisco. Los clásicos de los menús navideños ya han empezado su tradicional escalada de precios en las semanas previas a la Navidad. De hecho, todos esos productos marcaron el pasado 28 de noviembre máximos del año en el mercado del Campillo, de acuerdo con el observatorio de precios medios que recopila el Ayuntamiento de Valladolid.
Hay viandas que ya están por las nubes y otras que se acercan a su récord anual, como el bogavante (solo en enero estuvo más caro) y las gambas medianas (tras el pico del verano).
Estos valores, quede claro desde el principio, son los que el Ayuntamiento toma como referencia en el mercado del Campillo, la plaza que sirve para anotar las cotizaciones medias de los principales productos, después de consultar en varios puestos y establecimientos de estas instalaciones municipales.
La cesta de la compra se asoma a diciembre con unos precios que, en términos generales, están más caros que el año pasado por estas fechas. Para empezar, las carnes. El solomillo de ternera se ha encarecido el 7,9% (de los 32,96 euros que marcaba a finales de noviembre de 2023 a los 35,57 euros del pasado viernes). En esta tendencia alcista está el resto del vacuno (los filetes suben el 8% y el redondo de ternera, el 7,35%). Pero también el lechazo. Las chuletillas se han incrementado en un año el 18,17%, hasta los 38,24 euros a los que cotizan ahora en los mostradores de las carnicerías. El lechazo medio o entero ha escalado (en los últimos doce meses) el 15,68%, hasta los 21,63 euros.
«Los costes de producción se nos han encarecido mucho», explica José Luis Fraile, presidente del Consejo Regulador de la Indicación Geográfica Protegida del Lechazo de Castilla y León, quien enumera el alza de precios que sufren en combustibles, maquinaria, mano de obra, servicios veterinarios… Todo eso, apunta, tiene su repercusión en el precio que cobran los productores y el impacto final que supone para el consumidor. Pero, de cara a las navidades, influye otro factor clave que empuja al alza la cotización: la importación de lechazo desde otros países, sobre todo Francia. «El precio del lechazo de nuestra IGP está, aproximadamente, igual que el año pasado por estas fechas», cuenta. Es un lechazo de calidad reconocida, con etiqueta de garantía, vitola y trazabilidad. «Estas semanas, aprovechando la Navidad, entra lechazo de otros mercados, que suben el precio porque ahora hay más demanda, se va a vender, y eso empuja hacia arriba la media», indica Fraile, quien insiste: «Producir las cosas cuesta dinero».
Frente a esos incrementos, hay alternativas que están hoy más baratas que hace justo un año. Por ejemplo, el tostón, que ha bajado el 13,04%. O las costillas de cerdo (que se han abaratado el 6,75%). Con una variación de precios más asumible está la carne de conejo o de pollo.
En el pescado, los cambios con respecto al año pasado son más acusados. Tanto para lo bueno como para lo malo. Las condiciones meteorológicas y el estado del mar afectan a las diferentes campañas pesqueras y provocan que sea mucho más habitual la fluctuación de precios en pesca o marisco. Por ejemplo, con respecto a las mismas fechas de 2023, han subido el bogavante (11,22%), las gambas y langostinos pequeños (ligeramente por encima del 20% en ambos casos), los berberechos (82,62%), bonito sin cabeza (36,59%) y merluza (el 86,9% más cara la de arrastre, el 48,58% más elevada la de pincho). También están más caros el rape, el salmonete o la sepia.
Para saber lo que nos espera en los mostradores vallisoletanos, merece la pena echar un ojo a las lonjas gallegas. Desde allí llega casi uno de cada tres kilos de pescado que cada año se distribuyen a través de Mercaolid. Los mercados de Pontevedra ya alertan de que las cotizaciones están hoy más altas que a estas alturas de 2023. La culpa la tienen unos bancos mucho menos productivos, al verse afectados por las mortandades registradas en el otoño del año pasado.
El panorama a finales de noviembre es de pocas capturas de almejas, centolla, nécoras y también escasez de bueyes, lo que augura un incremento de precios durante las próximas jornadas. Eso sí, la nécora pequeña está ahora más barata (-27,3%) que el año pasado por estas fechas. Además, están más baratos hoy los langostinos de gran calibre (-21,9%) y los calamares (18,89%). Todavía no cotizan en Valladolid algunos productos típicos (y caros) que llegarán en las próximas semanas, como besugo o percebes.
Y esto, cuando faltan tres semanas para la cena de Nochebuena, que este año viene con una pequeña jugarreta por culpa del calendario. El 24 de diciembre cae en martes y esto complicará las compras de última hora, ya que el lunes suele ser una jornada de poco ajetreo en las lonjas y de pescaderías cerradas o con mucho menos género. Así, en esta ocasión habrá que aprovisionarse el mismo martes (compras de ultimísima hora) o, si no, hay que confiar en la jornada del sábado o apostar por congelar el producto. Los consumidores suelen animar a esta última opción para ahorrarse unos euros, ante la habitual subida de precios en vísperas de las principales fechas de Navidad (Nochebuena, Nochevieja o Reyes).
El paseo por el mercado tiene también parada en los puestos de frutas, verduras y hortalizas. Los mayores incrementos de precios (por encima del 20%) se han registrado durante el último año en berenjenas y judías verdes, además de piñas, kiwis, aguacates y limones. Entre los productos que están hoy más baratos se encuentran la coliflor, el tomate, las lechugas, patatas y alcachofas, además de melón, manzana golden y plátano.
El último dato del IPC (correspondiente al pasado mes de octubre) dice que, durante los diez primeros meses del año, los precios de los alimentos y bebidas no alcohólicas se encarecieron el 1,7% en Valladolid. La variación anual (de octubre de 2023 a octubre de 2024) es del 1,5%. Estas cifras están muy lejos de las sufridas en los dos años anteriores. Así, los consumidores vallisoletanos asumieron un incremento de precios de la comida del 7,3% durante los diez primeros meses de 2023 y del 14,1% durante ese periodo de 2022.
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En lo que va de año (en el total nacional) los mayores incrementos se han registrado en el azúcar, chocolate y confitería, que están el 8% más caros que a principios de año. Esto impactará directamente en los dulces navideños, con los turrones y polvorones más caros. El Ayuntamiento no ha ofrecido aún estos precios medios para los postres típicos de Navidad. Por grupos de alimentos, después de los dulces, el aumento más relevante se ha registado en frutas (suben, de media, el 2,5% desde enero), seguidas de las legumbres y hortalizas (2,2%). El pescado y marisco (1,8%) se ha encarecido más que la carne (1,5%). Pan y cereales han subido el 0,7%. Leche, quesos y huevos han escalado el 0,6%. Y en estos grandes grupos alimentarios, solo han visto cómo rebajaba su precio los aceites (-0,9%), de acuerdo con los datos oficiales del IPC que sirve todos los meses el Instituto Nacional de Estadística.
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