El exgerente del Clínico y el hospital de Medina del Campo, José manuel Vicente, en la plaza de España.. Rodrigo Jiménez

José Manuel Vicente: «No he sido tibio con la denuncia de abusos, empecé a actuar antes de que se registrara»

Exgerente del hospital Clínico de Valladolid y del centro comarcal medinense ·

El que fuera director de Atención Especializada de la zona Este de Valladolid repasa para El Norte los detalles de la denuncia en el comarcal por presunta conducta deshonesta

Ana Santiago

Valladolid

Domingo, 13 de junio 2021, 07:45

La crisis del Hospital de Medina del Campo ha provocado una cadena de dimisiones y destituciones. En tan solo una semana, cinco directivos y jefes de unidad han abandonado el centro médico después de que 26 profesionales del bloque quirúrgico denunciaran el 1 de junio ... por escrito, como testigos, «tocamientos» y comportamientos «libidinosos» por parte del traumatólogo Alfonso Diez, que murió en un accidente de tráfico solo dos días después.

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El primero en abandonar su cargo fue el que, desde el 9 de octubre de 2019 y hasta este 4 de junio, fuera gerente del centro comarcal y del Hospital Clínico de Valladolid, José Manuel Vicente Lozano. El máximo responsable de ambos complejos asistenciales habla por primera vez y describe para El Norte de Castilla su relato de los hechos y las razones que le llevaron a presentar su dimisión.

Vídeo.

La crisis comenzó el jueves 27 de mayo. «Me llamó por teléfono la jefa de la Unidad de Enfermería de Quirófano –explica José Manuel Vicente– para comentarme supuestos comportamientos indecorosos por parte de un facultativo del bloque quirúrgico de Medina del Campo. Me dijo que había problemas con algunos profesionales, que no querían trabajar con él, y que había que dar una solución a esta situación».

«Mejor por escrito»

El gerente respondió a esta responsable asistencial que, «para poder actuar, las quejas o denuncias deben de sustanciarse, al menos, en alguna declaración de testigos directos de estas presuntas conductas. Le expliqué que necesitábamos en qué apoyarnos aunque fuera verbalmente o, incluso, mejor por escrito para poder actuar. No íbamos a ninguna parte sin testimonios porque actuar solo con rumores es insuficiente para acusar a otro profesional del centro». De esta forma, sostiene, «fijamos una reunión para el siguiente miércoles día 2 de junio, a las 8:30 de la mañana. Yo, cada semana, los miércoles iba a Medina. Antes de entrar, mi secretaria me dice que debo de leer un escrito que tuvo entrada en el registro el día anterior y cuyo contenido guardaba relación con los motivos de la reunión». Explica el ahora exgerente del comarcal: «Desconozco si la carta fue espontánea para reforzar las quejas, si sabían que iba a acudir al centro el director y por eso quisieron reforzar la denuncia con las 26 firmas o si alguien les pidió finalmente que sustentaran mejor la reclamación. El caso es que ahí estaban unos testimonios muy claros y firmados».

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La misiva a la que alude el exgerente tiene fecha del 26 de mayo, día en el que comenzaron a recogerse las rúbricas, y la entrada en registro es, efectivamente, del 1 de junio.

«Lo más urgente para mí era proteger a los pacientes y ofrecer ayuda médica al facultativo si la precisaba»

En ella se detalla que la citada jefa de Enfermería había comunicado reiteradamente estos hechos a los responsables del bloque quirúrgico, concretamente al jefe de Traumatología, José Sanz, y al coordinador del bloque quirúrgico, Juan Carlos Álvarez, y que ante su pasividad habían firmado este escrito para elevarlo al gerente del hospital. Ambos facultativos han renunciado esta semana a sus cargos.

«En la reunión–continúa José Manuel Vicente– los asistentes corroboraron lo recogido en el escrito y aportaron algunos detalles adicionales. Llamé a algunos profesionales del bloque quirúrgico y ratificaron estos problemas de comportamiento. Tras la reunión, pregunté por el médico al que nos estamos refiriendo para hablar con él. Me dicen que, en esos momentos, era por la mañana, estaba operando en quirófano. Entonces di instrucciones de que, en cuanto acabara, viniera a hablar conmigo sin falta, que no se fuera a casa. Me indicaron que estaba de guardia y que no se iría del hospital. Y así se hizo. Previamente, me reuní con el jefe de la Unidad y le pregunté también por los hechos. Me dijo que sí, que era verdad que había un rumor en el hospital; pero que él no había observado ningún comportamiento extraño, que se lo había preguntado también al resto de los compañeros del servicio y que ninguno se había percatado de nada de esto. Y también me indicó que había preguntado a algunas enfermeras con un resultado también negativo. Le dije que iba a reunirme con el facultativo en cuestión y le pedí que estuviese presente en la reunión». El ya exgerente del Clínico se refiere al exresponsable de Traumatología, el doctor José Sanz.

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«Todo parece apuntar a quelos rumores se centraban solo en el bloque quirúrgico»

La reunión con el doctor Alfonso Diez, el traumatólogo fallecido que figura en la denuncia, se produce al final de aquella mañana. «Me entrevisté, acompañado del jefe de Traumatología, con el médico y le conté lo que había pasado, las quejas que había, lo del comportamiento indebido... Él aseguró que no había hecho nada, que alguien había malinterpretado sus movimientos, que puede que algún gesto de confianza se haya visto así. Me dice que tú eres médico, ya sabes que a veces hay que colocar al paciente para operar una cadera en determianada posición y al girarlo puedes tocar... Se puso mal, muy nervioso».

«Puede que necesites ayuda»

Entonces, recuerda Vicente Lozano, «le dije: si esto es mentira, hay que desmontarlo; y que si es verdad, puede que necesites ayuda. Y le hablé del PAIME y de que yo hablaría con el Colegio de Médicos, si él quería, para ponerse en tratamiento. Me ofrecí a ayudarle en este sentido, a hacer las gestiones para que le atendieran. Le hablé de la confidencialidad de este sistema. Yo entendía que esta persona podía tener un trastorno. Y le dije que se iba a ir a casa y que no podía acudir al hospital a trabajar, que yo no podía permitir que siguiera trabajando. Él se puso muy mal, muy nervioso, aludió a que estaba de guardia. Le dije a ese respecto que por eso no se preocupara, que para eso me acompañaba el jefe del servicio, que se reorganizaría (el traumatólogo tenía actividad hasta las 8 de la mañana del día siguiente). Él no podía acudir a trabajar al hospital y le pedí que se fuera a casa. Le vi tan mal que le dije también que se fuera a su médico de cabecera: 'si quieres, habla con él, si necesitas una baja se lo dices'. Se levantó, me dio la mano y se fue».

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«El facultativo lo negaba todo. Explicaba que alguien había malinterpretadolo que hacía»

El Programa de Atención Integral al Médico Enfermo (PAIME) es un sistema de asistencia para médicos con problemas que requieren confidencialidad como las adicciones al alcohol, drogas o juego y enfermedades similares en las que, por su profesión, un facultativo requiere discreción en su tratamiento.

Continúa su relato el exdirectivo. «Mantuvimos aún alguna reunión más con la directora médica para ver cómo reorganizar el servicio con esta vacante y aspectos laborales y profesionales». Esta profesional, Laura Gil, también dimitiría posteriormente por lo ocurrido.

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Al día siguiente, era jueves 3 de junio, «llamé al gerente regional de Salud, Manuel Mitadiel, para contarle la situación. Él manifestó su preocupación al respecto y me indicó que lo iba a trasladar. En ese momento, en Sacyl solo tenían mi información verbal, no disponían directamente de la carta. Al rato me llamó Mercedes Pérez de Miguel, la directora de Profesionales, y hablamos sobre las medidas a adoptar, sobre lo que había que hacer».

José Manuel Vicente insiste: «Yo siempre he tenido claro, en este caso, que había que atender a tres aspectos fundamentales. Lo más urgente para mí era atender cuanto tenía que ver con las personas, con todas, incluido el médico. Y a este respecto, lo primero era evitar que se pudieran seguir repitiendo los hechos que, de ser ciertos, habrían tenido lugar en el pasado y así proteger a los pacientes. Era lo más urgente. Por otro lado, aclarar lo sucedido y ofrecer ayuda especializada, si es que la precisaba, al facultativo cuestionado. Ambas cosas, a mi entender, requerían inmediatez. Las actuaciones se llevaron a cabo en el plazo de pocas horas».

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En segundo lugar, «era importante lo que tenía que ver con el ámbito profesional ya que, de confirmarse, estas conductas se habrían llevado a cabo en el ámbito laboral y habría que delimitar responsabilidades. Para ello lo puse en conocimiento, primero verbalmente, que era lo más rápido y, luego por escrito en un informe, de los responsables tanto de la Gerencia Regional de Salud como de la de las áreas de Valladolid». Y, finalmente, continúa su relato, «estaba lo concerniente a las responsabilidades penales, si es que las había. Para ello, también consulté la manera correcta de proceder, ya que había varios aspectos que no tenía claros, como en qué momento denunciar, si a la vez que se abría una información reservada con la Inspección, si era yo el que la tenía que presentar o Sacyl, si había que hacerlo presencial o telemáticamente... Estos son los aspectos que hablé con la dirección de Profesionales y con la División de Asistencia Sanitaria a Inspección de la Gerencia».

Son varios los cruces de llamadas con los distintos responsables «para abrir el expediente de la información reservada, Fiscalía... Atendiendo a los dos supuestos, que se hubieran cometido los hechos denunciados o que no. Pero realmente había indicios, los relatos recogidos eran verosímiles. Realicé un informe, le adjunté entonces la carta de los 26 profesionales... Y a primera hora de la tarde, con el informe realizado y la disposición a tomar las medidas de Inspección y Fiscalía, nosotros aún no sabíamos que este facultativo había fallecido en un accidente de tráfico en Ceínos (hacia las 14:30 horas, recoge el atestado). Por eso la consejera (Verónica Casado) tiene razón cuando dice que no se conoció hasta por la tarde. No lo sabía nadie porque se supo más tarde, desde que se produce al accidente hasta que se comunica pasa un tiempo.La Guardia Civil creo que llamó incluso al hospital de Medina delCampo, según me contaron, para identificarlo. Cuando ya conocimos que había fallecido volví a llamar a Manuel Mitadiel (gerente regional de Salud) y le dije lo que había pasado. No es en absoluto cierto que le dijera que ya no había problema, le dije lo que había ocurrido porque claramente tenía implicaciones en lo que estábamos haciendo, ya que las posibles repercusiones penales del médico no tenían lugar. Él me comentó que se lo trasladaba a la consejera. Más tarde me llamaron la directora de Profesionales y otros responsables interesándose por el tema y tratando de analizar cómo abordarlo ahora, cómo hacer la denuncia... Yo creía que había que recurrir a la Asesoría Jurídica. Bueno, luego la Consejería de Sanidad abriría la información reservada y remitiría todo a la Fiscalía».

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Dimisión

Fue ya al día siguiente, viernes día 4, cuando «me convoca el gerente regional y presento mi dimisión». Por primera vez, José Manuel Vicente aclara las causas de su decisión de abandonar el cargo. «Fue por razones personales. Es verdad». Y se explica: «Había un contexto de desencuentros y no con la consejera de Sanidad (Verónica Casado), como se ha dicho, sino con diferentes responsables de la gestión. Desde hacía tiempo. Eran más bien de carácter técnico y relacionados con el funcionamiento del hospital; pero no eran enfrentamientos con la consejera, quiero dejarlo claro. Además, en este marco, percibí una falta de apoyo a mis actuaciones realizadas en el caso. Y hay algo especialmente personal: la muerte del facultativo, un día después. Unas horas después de haber hablado con él, fallece en accidente de tráfico. No me arrepiento de haberle ofrecido ayuda profesional. Y, finalmente, hay una responsabilidad institucional. Han pasado cosas muy serias en un hospital que está bajo mi responsabilidad».

Las denuncias de 2019

En cuanto a los posibles antecedentes de los presuntos abusos deshonestos, el ya ex director de ambos complejos asistenciales del área Este de Salud de Valladolid destaca que «es ahora, con todo lo que está ocurriendo, cuando he sido conocedor de que hay algún antecedente en 2019. Pero yo no estaba entonces. Es anterior a mí». Y añade: «También a finales de febrero de 2020 me comunicaron desde Medina del Campo que había rumores de conductas inadecuadas. Algo parecido a lo de ahora, pero menos solvente. Me trasladaron esta preocupación y, como ahora, pedí testimonios, verbales o escritos, que nunca se produjeron. Aun así, se convocaron al menos dos reuniones para tratar el tema, pero nunca se llevaron a cabo, no acudieron las personas convocadas por diferentes motivos. Después, con la pandemia, fue un año con muy poca actividad quirúrgica, urgencias y poco más. Y nadie volvió a decir nada al respecto».

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La denuncia presentada a principio de este mes relataba presuntos abusos en pacientes femeninas, jóvenes e «incluso niñas» cuando estaban sedadas, pero no hace ninguna referencia a supuestos comportamientos similares con compañeras de trabajo. A este respecto, el doctor Vicente precisa que «el contenido de las entrevistas que mantuve con profesionales del bloque quirúrgico forma parte de la confidencialidad y hay que mantenerlo así. Lo que consta por escrito no hace referencia a trabajadoras del centro».

Cinco dimisiones y una investigación abierta, en una semana

El pasado viernes, día 4 de junio, la noticia desde la propia Consejería de Sanidad de que en el Hospital de Medina del Campo se habían podido producir comportamientos inadecuados en sus quirófanos provocó una cadena de cinco dimisiones y una importante crisis que ha afectado al Hospital de Medina del Campo, y de forma colateral al del Clínico, al compartir un gerente, José Manuel Vicente, que dimitió como máximo responsable de ambos.

Trabajadores del bloque quirúrgico de Medina, 26 en concreto, firmaron una carta registrada el pasado día 1 de junio en la que se denunciaban con detalle los presuntos comportamientos ilícitos con pacientes femeninas y jóvenes y, además, bajo los efectos de la anestesia. El escrito se elevaba al gerente del centro asistencial, se indicaba en el mismo, después de infructuosos intentos para conseguir frenar estos incidentes con responsables de quirófano.

La Consejería de Sanidad abrió una información reservada a través de su Inspección y remitió toda la documentación a la Fiscalía de Valladolid para que se investigaran en ambos ámbitos los hechos, el viernes 4 de junio, la mañana siguiente al informe presentado por el director del comarcal. La jornada anterior, hacia las 14:30 horas, el facultativo cuestionado fallecía en accidente de tráfico en Ceinos de Campos, era el día siguiente de haber conocido que se le abría una investigación. Actualmente, tanto de forma interna como judicial, el caso está en plena investigación por si pudieran derivarse responsabilidades.

Vicente explica que el «personal del área de administración y gestión o de otros servicios desconocía incluso los rumores. Todo parece apuntar a que afectaba a un círculo muy restringido dentro del bloque quirúrgico. El asunto es especialmente sensible y delicado. Teníamos que tomar medidas con todas las garantías y se hizo. En ningún momento fui tibio con lo denunciado. Empecé a actuar antes de que se registrara la carta y a las pocas horas, el médico cuestionado estaba apartado del servicio. Realmente lo que desató todas las actuaciones fue la llamada de la responsable de enfermería», concluye.

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