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Juguetes, monedas, cómics, vinilos, Playmobil, robots japoneses, Nintendos antiguas. Entrar a Olympus Coins, la tienda de coleccionismo que Francisco Javier Rebollo (Valladolid, 1977) ostenta desde ... 2018 en la calle Divina Pastora, es una invitación a curiosear. Desde este local enclavado entre dos lugares de tránsito ajetreado como el mercado de El Campillo y la Plaza Madrid, este vallisoletano reúne un pequeño tesoro para aquellos que comparten su pasión y un paseo por la nostalgia o un grato descubrimiento a otros tantos que, en ese pasar atribulado, dediquen un suspiro a observar su escaparate. Desde allí, Rebollo disfruta de su fuerte construido con una apuesta ganadora tras dejar su anterior empleo en una empresa farmacéutica y asentado tras sobrevivir a la pandemia.
-¿Cómo empezó tu camino en el mundo del coleccionismo?
Desde pequeño siempre me ha gustado coleccionar y, aunque estudié Químicas y me dediqué a la industria farmacéutica, luego me entró el gusanillo de esto. Y empiezas a ver juguetes que de pequeño quizás no tuviste y luego los veíais por ahí y decías «Pues a lo mejor me gusta y me lo compro, ¿no?» También me atraían mucho las monedas, me gustaban mucho. Poco a poco fui reuniendo piezas y me puse en el mercadillo que había en los soportales de Fuente Dorada los domingos. Vi que hacía clientela, que realmente me gustaba esto y fue a más y dije: «Pues mira, me voy a atrever a poner una tienda y a ver qué pasa». Dejé mi trabajo y empecé aquí a vender. Primero sobre todo con monedas y luego ya he podido ampliar y abarco todo tipo de coleccionismo desde cómics, juguetes, muñecas, discos...de todo un poco.
-¿Hay mucha clientela de coleccionismo aquí en Valladolid?
Sí, la verdad es que más de lo que parece. Con todo el tema online parece que se ha perdido un poco porque ya no ves a la gente que va a las tiendas, y también hay mucho negocio de segunda mano que ya entre ya clientes pues se compran y venden entre ellos. Pero, en mi caso, desde que he abierto ha empezado a venir gente y ha ido creciendo en los últimos años. Lo que más el tema cómics y discos. Eso se vende mucho. También diría incluso máquinas de tren de estas eléctricas.
-¿Qué tipo de clientela suele estar interesada en el coleccionismo?
Hay gente de todas las edades, pero sobre todo entre los 30 y 50 años, porque son una generación que le gustaban los juguetes de pequeños, que en muchos casos han mantenido esa afición y ahora la vuelven a retomar con el tiempo. Y de muñecas para las Nancy y la Leslie, que es lo que más se suele vender.
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-Con todos estos artículos que vemos aquí, y los que no vemos...¿qué es lo más exclusivo o curioso que te ha llegado a la tienda?
Pues hay cosas que te traen y no conoces, siempre se acaba aprendiendo algo porque hay gente que colecciona de todo. Por ejemplo, tengo un coleccionista de puzles, otro de calculadoras, que tengo una antigua y grande que pesa cinco kilos, etc. Y de cosas así curiosas, bueno, cajitas de lata de medicinas antiguas o pastilleros de principios de siglo, que son muy bonitas. En juguetes, ahora se lleva mucho la colección de los juegos de consolas antiguos, de los primeros. Eso tiene bastante demanda y hay algunos muy raros. También tengo robots japoneses, que ahora tengo un bastante grande en la tienda. Maquinitas de Nintendo, de las primeras. Esas todo el mundo las busca porque cuando éramos jóvenes costaban mucho. Aunque ahora la verdad que también están caras porque como ahora están de moda otra vez han vuelto a subir de precio [ríe].
-Y a nivel de monedas...¿Tienes cuáles son las más valiosas o curiosas que tienes, ya no solo por su diseño, sino también por su valor histórico?
En monedas hay, digamos, dos tipos. Está la moneda antigua, que es la de circulación desde el siglo XIX para atrás. Más o menos desde Alfonso XIII hasta la moneda griega. Ahí hay mucha variedad porque realmente son 2.500 años de numismática. Luego está la moneda moderna, la de onzas de plata que llaman o monedas de colección. Esas se suele valorar más el diseño porque las hay de todo tipo de personajes. Tengo de Hello Kitty, de Marvel, de Star Wars... Ahora sacan un montón de estas enfocadas sobre todo para la gente joven, porque a la gente un poco más mayor le suele gustar más lo antiguo.
-¿Alguna que te haya chocado especialmente?
Sí, claro. La moneda española de ocho reales es muy especial. Era la que se usaba en el siglo XVI y era como el euro o el dólar. Podías pagar en todo el mundo con ella y todos los países la aceptaban. Se podía pagar en Estados Unidos, en China, los ingleses también cogían nuestra moneda, los portugueses acuñaban encima de nuestras monedas con sus diseños, etc. Era la moneda mundial. Entonces esa, por ejemplo son bastante raras y están muy demandadas por coleccionistas e inversores.
-Más allá de juguetes, monedas, cómics y demás, ¿Posees algún aparato electrónico fuera de lo habitual en todo este mundo de las colecciones?
Sí, bueno, las cámaras... Hay un tipo de coleccionismo de objetos curiosos, por ejemplo, una cámara de fotos. Ya queda poca gente que haga fotos con cámara, todo el mundo tiene una y lo hace con el teléfono. Pero a algunas personas les gusta la cámara antigua. Y las hay de 1930, que son de fuelle, y también se usan para decorar. Ahí hay más mercado porque hay mucha gente que no es coleccionista, simplemente busca objetos antiguos o curiosos para decorar su casa. Tenemos por aquí también un farol de tren, un teléfono negro como el de Gila, que esos se suelen vender bien. Es curioso también un visor estereoscópico de finales del siglo XIX, principios del XX. Eran el 3D de la época, vamos que no se ha inventado nada desde hace cien y pico años [ríe].
-¿Y entre todos los objetos que te han llegado, hay alguno relacionado con algún famoso?
Sí, hay veces que sí. Sobre todo autógrafos en fotos. De esas he llegado a tener unas cuantas. Además te suelen traer un certificado de autenticidad para demostrar que son originales. Lo último recuerdo que tuve una colección de las firmas de personajes de Juego de Tronos que se vendieron muy bien. Además coincidió con el auge de la serie.
-¿Y de quiénes eran?
Pues tuve el de la actriz que interpreta a Daenerys (Emilia Clarke), el de La Montaña (Ser Gregor Clegane, interpretado por Hafþór Júlíus Björnsson) y el de el anfitrión de la Boda Roja (Walder Frey, interpretado por David Bradley), aunque tuve unos cuantos más.
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