Los inquilinos de doce mil hogares viven sin ascensor en Valladolid

Detrás de las cifras frías, están las realidades de vecinos de buena parte de los barrios de la ciudad, aunque algunas zonas de Delicias, Rondilla, Cuatro de Marzo y Huerta del Rey ejemplifican con especial dureza la odisea diaria que supone, sobre todo para la población más envejecida y vulnerable, que a la vivienda solo se pueda acceder subiendo andando. En la capital hay en la actualidad 11.782 viviendas en edificios de más de dos hogares que no disponen de ascensor, la mayoría con un perfil muy definido. «Por lo general, son casas construidas en los años 60 y son bloques de entre cuatro y cinco alturas», explica Salvador Díez, presidente del Colegio de Administradores de Fincas de Valladolid. En la capital, hay 7.966 edificios construidos antes de 1971 y que aún se mantienen sin ascensor, como reflejan los datos del INE.

Las fechas de construcción también son un factor relevante en toda la provincia y son los edificios construidos antes de 1971 los que menos ascensores tienen. En el caso de los bloques con más de diez viviendas, el 17% no dispone de esta accesibilidad, mientras que en los más modernos, los posteriores a 1990, solo representan el 5%. Lo mismo sucede con los edificios que tienen entre dos y nueve viviendas, que en muchos casos se trata de viviendas de apenas uno o dos pisos. En este supuesto, solo el 55% de los construidos antes de la década de los 90 dispone de ascensor, mientras que el 70% de los construidos después sí tienen. De forma más precisa, el 83% de los edificios de entre dos a nueve viviendas construidos antes de 1971 no disponen en la actualidad de ascensor. La tendencia es clara, conforme el edificio es más moderno, es más habitual que se haya instalado un elevador.

A pesar de ello, la situación pervive en algunos barrios de la ciudad, donde también se han encontrado algunas soluciones. Prueba de ello son los más de cien ascensores en vía pública que se han instalado en estas zonas de la ciudad durante los últimos años. Las últimas Juntas de Gobierno celebradas en el Ayuntamiento de Valladolid dan cuenta de la preocupación de los vecinos por la accesibilidad a sus viviendas. Desde enero se han aprobado once nuevas licencias para la construcción de ascensores, también interiores, y solicitados por las comunidades de vecinos de varios domicilios. El último de ellos se aprobó el pasado 7 de junio en la calle Virgen de la Saleta. De estas últimas licencias, la mayoría coinciden con las zonas que más acusan la falta de elevadores y tres de ellas se han concedido en el barrio de Delicias, otras tantas en Rondilla y una en el Cuatro de Marzo. Este último se trata de un elevador que ocupará parte de la vía pública en la calle Turina y se une así a los 38 de este tipo que ya se han instalado en esta zona.

En los últimos meses también se han concedido una licencia para la construcción de un nuevo ascensor interior en uno de los bloques de la calle Caamaño, una de las zonas de Delicias que más acusa la falta de elevadores junto con la calle Aaiun y Embajadores, como relatan los vecinos de la zona. En este caso concreto, la fachada del edificio y las reducidas dimensiones de la acera no permiten instalar un ascensor en la vía pública, de manera que se debe colocar en los patios interiores de estas viviendas.

El presidente del Colegio de Administradores de Fincas explica que los vecinos que quieran instalar un ascensor de este tipo tienen tres opciones. «Pueden pagar la instalación por diferentes vías. En función del piso en el que se viva, donde pagarían más los vecinos que residen en las plantas altas que los que lo hacen en las bajas. En función de la superficie de la vivienda, donde el coste es mayor para las viviendas más grandes, o también existe la posibilidad de que los vecinos alcancen un consenso a la hora de pagar», matiza.

Además, los dueños de los establecimientos comerciales de los bloques, al ser propietarios de un local en el edificio, también deben estar de acuerdo con la instalación del ascensor y deberían pagar como un propietario más. «Lo más fácil es que aquí haya conflicto, porque estos dueños no suelen hacer uso de los elevadores y no quieren hace el gasto», comenta Díez. Otra de las opciones que existen es que personas de más de 70 años o con grado de discapacidad soliciten la instalación de medidas para mejorar la accesibilidad. Según recoge la ley de propiedad horizontal, una comunidad de vecinos estará obligada a instalar un ascensor, aunque no haya una mayoría que lo desee, en estos dos supuestos. «Eso sí, hay un límite. Los gastos que pague cada vecino en forma de derrama no pueden ser mayores a las 12 mensualidades de cuota ordinaria de gastos comunes», explica Díez.

Los datos de compraventa de viviendas en la ciudad de Valladolid y facilitados por Tecnocasa muestran que de las 3.846 casas que se han comprado en 2022 en la capital, el 22,22% correspondía con viviendas que no disponían de ascensor. Se debe matizar que estas transacciones incluyen todo tipo de vivienda, es decir, se incluyen operaciones de venta de adosados y chalets, que de manera general no precisan elevadores. De hecho, según los datos del INE, solo el 1% de estas viviendas tienen ascensor en toda la provincia de Valladolid.

La accesibilidad no siempre se hace a través de los ascensores, como explica Díez. «A veces también se puede salvar el problema con una simple rampa, todo depende de las características de cada vivienda y de las propias necesidades de los inquilinos», finaliza.